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Versus de Karlos Linazasoro en La odisea del cuentista



Isabel del Río recomienda Versus, estampas de un náufrago, de Karlos Linazasoro, en La Odisea del cuentista.

«En Versus, los pensamientos de un náufrago nos dibujan no sólo la realidad que él recuerda, sino también la que evoluciona sin ser vista, así como lversuscover1as ideas que crecen sin límite. Con un narrador/es externo que “casi” puede perforar la mente del protagonista, Linazasoro nos hace sentir la angustia, la melancolía y los sueños vacíos de un hombre que no tiene nada que perder.»

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Versus de Karlos Linazasoro en Desde la ciudad sin cines



David Pérez Vega reseña Versus, estampas de un náufrago, de Karlos Linazasoro, en Desde la ciudad sin cines:

Versus (Estampas de un náufrago)

Éste no es un libro de certezas ni de concreciones. Versus es un guipuzcoano –con una edad que podría ser tan imprecisa como sesenta y pico o cuarenta y ocho años– que naufragó, posiblemente en 1985, en una isla. El espacio presentado en la narración posee unas características bastante particulares: la isla tan sólo mide diez metros de largo y cinco de ancho, y en medio crece una única palmera. «La isla de Versus es la típica isla que suele aparecer en las viñetas». Por tanto, la narración que nos presenta aquí Linazasoro (originalmente escrita en euskera) se escapa, desde el primer momento, de los cauces del realismo. «Casi todas las cosas que observaba Versus eran abstractas».

En esta novela corta nos encontraremos con más de una imagen fantástica: cuatro  peces de oro que salen del sexo de una muñeca hinchable que llegó a las orillas de la isla; o bien el avistamiento de ballenas rojas, blancas o azules. Y, sin embargo, y de un modo irónico, se nos habla también de las cuestiones prácticas que atañen a la vida de Versus, ya que nuestro náufrago lleva una alimentación sana y equilibrada, puesto que come pescado y sobre todo carne de ave, y siente especial predilección por las moscas verdes. O incluso se nos habla de las cosas en apariencia más banales: «Versus se ata los cordones de los zapatos», frase seguida de un lapidario «¿Para qué? Nadie lo sabe», que interroga a la esencia de lo humano.versuscover1

Normalmente, la vida de Versus la narra una voz en tercera persona del plural («queríamos decir», por ejemplo); que a veces pasa a singular («No sé si ya ha sido dicho», por ejemplo), lo que nos lleva a pensar que el plural inicial es simplemente mayestático. Nuestro narrador (o narradores sincronizados) es juguetón: a veces es omnisciente y nos puede hablar de los recuerdos de Versus; y a veces muestra sus limitaciones: por ejemplo, sabe que Versus conoció a una mujer llamada Alice en el trasatlántico en el que naufragó, pero nos dice que para conocer el nombre de este barco tendría que consultar la hemeroteca y no lo hace; nuestro narrador también dudará de si nos informa de algo por primera vez («no sé si ya ha sido dicho»), o se repite.

Versus habla seis idiomas y los practica consigo mismo en la isla. Le gusta la metafísica, y si consigue regresar a su País Vasco natal quiere escribir una novela. Nunca ha escrito demasiado, pero es un gran lector (las referencias a distintos escritores son constantes en el texto). De un modo hondo, metafísico, «Versus es una bestia enjaulada». «Le sangra a Versus la soledad a borbotones»; «La soledad de Versus es todopoderosa». Digamos ya que el gran tema de Versus es el de la soledad, que en principio podría hacernos pensar en la del artista, pero que en realidad apela, desde su perdido promontorio sobre un mar inmenso, a una condición universal del ser humano.

Versus está organizado en 99 cortos capítulos, que nunca sobrepasan una de las páginas de esta cuidada edición de Jekyll & Jill. El estilo de Linazasoro es el de la frase corta y contenida (en algún momento he pensado en la forma de escribir miniaturas novelísticas de Alessandro Baricco), con algún juego metanarrativo y un marcado carácter poético. De hecho, cada capítulo de Versus se puede leer como si de un poema en prosa se tratara. Un libro pequeño y expansivo; bello, reflexivo y original.

(Esta reseña apareció en la revista Librújula)

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Entrevista a Karlos Linazasoro en El coloquio de los perros



Juan de Dios García entrevista a Karlos Linazasoro en la revista El coloquio de los perros:

El beso del infinito
Tras un naufragio verdaderamente extraño, nace la personificación de Versus (Jekyll & Jill, 2018), protagonista de los grabados que van dibujando este fresco sin techo ni paredes de noventa y nueve aullidos y carcajadas en prosa. Karlos Linazasoro (Tolosa, 1962) escribe en euskera. Con su versión al castellano de Versus podemos gozarlo quienes desconocemos la lengua de Pello Otxoteko, Izaskun Gracia Quintana, Felipe Juaristi, Aritz Gorrotxategui o Hasier Larretxea y apuntar algunas cuestiones sobre su libro que, esperemos, este “azti” del verbo guipuzcoano nos resuelva.
—EL COLOQUIO DE LOS PERROS: «Como siempre, Versus ha acudido en primer lugar a la literatura». ¿Trabajar como bibliotecario no es como vivir en una isla de libros?
—KARLOS LINAZASORO: No sé qué decir… Son tantos años ya. La biblioteca, el universo infinito y perfecto, pero también inalcanzable. Los libros que tengo a mano son los que más lejos me quedan. Se acabó el Romanticismo.—ECP: ¿Podríamos calificar Versus como un libro de “antipoemas” en prosa, a la manera de Nicanor Parra?
—KL: Pues no está mal, sí. No se me había ocurrido. Admiro profundamente a Nicanor Parra. Y sí hay algunos capítulos que son más poema que prosa. Está bien: antipoemas. Aunque también podrían ser cuentos, aforismos, hagiografías, haikuentos, elegías, odas, fantasías…

—ECP: Versus trata de enmascarar muchas veces el dolor en el desamparo, pero sueña con ser rescatado, aunque ese sueño le infunda miedo. ¿Qué enfermedad podría diagnosticarle un psiquiatra a este náufrago?
—KL: Tal vez, el síndrome de Estocolmo, ¿no? Versus está secuestrado por su propia soledad y su desamparo y sus miedos y sus neuras, pero en cierta medida se siente a gusto así, encerrado en sí mismo. Creo que Versus tiene pánico al futuro, a la gente, a hacer frente a la vida y a sus múltiples circunstancias. Versus huye de las personas. Versus es una metáfora sobre la imposibilidad de comunicarse entre los seres humanos.

—ECP: En la décima estampa, Versus recibe un mensaje en una botella escrito en árabe que le hace llorar. ¿Tendrías la generosidad de traducirlo a aquellos que no dominamos la lengua de Ibn Arabi?
—KL: Lo siento, está en árabe antiguo, y yo solo domino el árabe moderno. Pero creo que habla sobre Dios, la esperanza, la fe, una aguja y un camello, viñas del Señor, escaleras hasta el cielo, la reina de Saba y la Caída de Jericó.

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—ECP: La madre de Versus es el personaje más convocado en el recuerdo entrañable y en algunos momentos angustiosos. Escribió Nietzsche que, por lo general, una madre se quiere más a sí misma en el hijo que al hijo mismo. ¿Cómo ve esto Versus/Karlos?
—KL: Versus ha leído mucho, muchísimo. Pero no puede con Nietzsche. Le gusta lo del eterno retorno, pero en general le parece un pesado. No comparte la idea de que Dios haya muerto. Tampoco esta idea de que la madre se quiera más a sí misma porque es madre, que a su propio hijo. La madre de Versus quería a su hijo sin ningún condicionante, per se, por su carne y por sus huesos y por sus ojos y su sonrisa y sus grandes debilidades. Y Versus quería a su madre porque fue la persona más importante de su vida.—ECP: Hay un hermoso homenaje al poeta malagueño Emilio Prados en la estampa noventa y tres. En realidad es un homenaje magnífico al mar. Y siguiendo con los cantos al mar, ¿es el mar una especie de patria?
—KL: El mar es la patria confundida de Versus, su destierro, su cárcel, su refugio, el último confín de la tierra, el lugar donde todo acaba y todo comienza, el alfa y el omega, el cielo manchado de sangre y de sal y de azul, el único sitio del orbe donde puede caminar y ser el hombre que eternamente espera.

—ECP: Otra relación complicada de Versus es con los ángeles y los pájaros. Un día los quiere perder de vista y otro los venera. ¿Fobias y filias colisionando en sus deseos y desprecios? ¿Qué te provocan estos seres alados?
—KL: Hay muchas referencias de pájaros, ángeles, seres mitológicos voladores. Volar es la libertad absoluta y la única manera que tiene Versus de salir de la isla. Él quiere volar, pero no puede. Por eso venera a los seres alados, y por eso los odia, porque no le ayudan. El cielo en contraposición al mar; la libertad y la condena; la vida y la muerte tocándose, rozándose, besándose en el infinito.

—ECP: Tras tanta ironía y lirismo derrochado en noventa y ocho páginas, parece que Versus se despide del lector agitando la mano con un poso de amargura. Un fin algo trágico para un libro que ha demostrado mantener una constante parodia de la tragedia, ¿no? 
—KL: Esa parodia trágica creo que dejaría de tener su poso tragicómico si el libro tuviera un final feliz. Y también si tuviera un final cerrado. Versus ha de seguir esperando. A la postre, creo que es la metáfora principal del libro. Todos hemos de esperar algo, todos esperamos algo. Qué, cuándo, cómo… Esas son las preguntas que aquí se plantean, la raíz del misterio de la vida.

Versus de Karlos Linazasoro en Un libro al día



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Koldo CF reseña Versus, de Karlos Linazasoro, en Un libro al día:

Idioma original: Euskera

Título original: Versus

Traducción: Karlos Linazasoro

Año de publicación: 2013 (eusk) – 2018 (cast)

Valoración: Recomendable

Los náufragos y las islas desiertas son una de las figuras más recurrentes en la historia de la literatura (y del cine). Personajes como Ulises, Robinson Crusoe o el capitán Grant y títulos como “Relato de un náufrago”, “Dos años de vacaciones” o “Los náufragos del Batavia”, por poner solo algunos ejemplos, han dado lugar a lo que podríamos considerar un sub-género en el que caben desde la epopeya hasta la novela “filosófica”, pasando por la novela de aventuras pura y dura.

Versus es un nombre más a añadir a la lista de náufragos literarios. De él conocemos solo algunos datos o pistas, tal vez falsas: que naufragó más o menos en la década de los 80 (aunque Versus no recuerde cuanto tiempo lleva en su isla), que tiene unos sesenta y pico años (es decir, unos 48), que es políglota, culto, amante de las paradojas y un tanto ciclotímico.

De la isla solo sabemos que está completamente desierta, que mide 10 metros de largo por cinco de ancho y que en su centro hay una palmera de más de cuatro metros de altura.

Otros datos, más o menos importantes (allá cada cual), que tenemos de Versus: que en su juventud fue cleptómano, que hubo momentos en la isla en los que se masturbaba un tanto compulsivamente, que cuando consiga escapar de la isla escribirá una novela, etc.

De los párrafos anteriores habréis podido deducir que lo que diferencia a Versus de otros famosos náufragos es que en él no encontramos rasgo alguno de heroísmo. Versus es, más bien, un náufrago tragicómico, un náufrago cotidiano, un hombre que intenta alcanzar la felicidad (dentro de lo posible), rebajar la nostalgia, calmar la ansiedad…

Todo esto lo conocemos a través de los 99 microrrelatos que componen el libro. 99 textos que se alejan un tanto de algunos estereotipos del género (giros inesperados, finales sorprendentes, etc). 99 historias en los que se combinan recuerdos, sueños, hechos del día a día, estampas periodísticas y manuales de supervivencia, que giran alrededor de temas como la incomunicación, la soledad, la nostalgia y la esperanza (Versus atado al yugo de la soledad, Versus y sus dudas, Versus y sus recuerdos, Versus y sus delirios) y que fluctúan entre la poesía y el absurdo. Porque el tono general de Versus está marcado por la metáfora, por la imagen y por la poética de la soledad, lo que no es óbice para que Linazaroso juegue con situaciones cotidianas que, observadas con detenimiento, rayan el surrealismo.

En resumen un libro curioso, diferente, un artefacto literario juguetón y desmitificador que de manera un tanto peculiar vuelve a poner al lector ante las grandes preguntas que ya se formularon aquellos que partieron de Ítaca hace unos cuantos siglos.

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Versus de Karlos Linazasoro en Le Cool Barcelona



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Juan Carlos Portero recomienda Versus, de Karlos Linazasoro, en Barcelona Le Cool:

En una isla que mide diez metros de largo y cinco de ancho vive Versus. ¿Una isla-naúfrago o una isla-naufragio? Las 99 píldoras que alimentan la estampa de esta pequeña isla desierta sirven de bálsamo ante la soledad y la nostalgia. El cielo y la tierra como sustento de esa identidad concreta y abstracta, donde pasamos de la tragedia a lo cómico como modo de vida, donde se suceden los recuerdos, los sueños y el día a día. Como si se tratara de un manual de supervivencia. ¿Quién no se ha sentido alguna vez Versus? Somos náufragos desorientados, confundidos, esperanzados, víctimas renacidas. Ante la esperanza, un grito a la incomunicación, no saber de nada y querer saber de todo. Ya se encargará el océano, un inmenso catálogo de respuestas a las incertidumbres, un pozo al que devolver toda las desgana que despreciamos.

Versus es la metáfora de todo el desamparo que marca la vida. ¿Y si te encuentran? Todo claro, preparas un discurso de bienvenida, aclaras tus negocios poéticos y les brindas el pan que cae del cielo. La palmera que te acompaña como esa garita que ve más allá de los mares, como púlpito mitinero de lo trágico y soñado. Vives en un poliédrico espacio del todo a la nada, de la nada al todo. Surcan largas distancias imposibles para el náufrago que camina por el borde en busca de la madre que le llama. A Versus hay que volver, en silencio, sin alardes, como una sesión de gimnasia poética todopoderosa. Porque la elegancia se sirve en poco más de cien páginas.

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Manuel Sollo recomienda Versus de Karlos Linazasoro

Manuel Sollo, director del programa Biblioteca pública de Radio Nacional de España, recomienda ‘Versus, estampas de un náufrago’, de Karlos Linazasoro.

#DEPARENPAR

Conozcan a Versus, el náufrago al que Karlos Linazaroso ha dedicado 99 estampas. Las ha publicado Víctor Gomollón en una de las maravillas de Jekyll & Jill.

40371010_2162975224029112_2495076111474491392_oVersus llegó a «la típica isla que suele aparecer en las viñetas». El narrador de su historia desgrana sus soledades y nostalgias, su mirada al cielo y la tierra y, sobre todo, al agua:

«Ante una situación así, no podemos caer en las retorcidas trampas de la semántica. Hace mucho ya que murieron en el organismo de Versus los impulsos de las filigranas literarias. Versus no puede hacer poesía con la vida, y tampoco vida con la poesía. La isla de Versus es un triste barco anclado, desolado, sin fe ni nombre, que un día la geografía dejó de lado. Este pedazo de tierra ha salvado a un hombre, y tal vez fuera mejor que no hubiera salvado a nadie. O, tal vez, sí».

 

Versus de Karlos Linazasoro en Aullando


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Naufragios: reseña de Versus (estampas de un náufrago), de Karlos Linazasoro

Al empezar con Versus (estampas de un náufrago), de Karlos Linazasoro, no tardo sino unas pocas estampas en darme cuenta que he dado con algo desconocido pero que, sin embargo, me despierta cierta sensación de familiaridad. Como anticipaba en A veces… un libro, de algunas obras me resulta muy complicado escribir una reseña o comentario. Quizá porque se trata de textos tangenciales, que escapan de mis capacidades a través de un punto de fuga que nunca había percibido. Como algo que ocurre en un destello apenas captado por el ojo. Y Versus es una de esas obras, una pequeña joya que escapa de lo convencional, como casi todo lo que publica la editorial Jekyll&Jill; una de esas obras, además, para las cuales diseñar una sinopsis debe constituir una ardua tarea. En la web oficial de la editorial, se nos dice entre otras cosas que en Versus: “…a través de las 99 estampas que narran la vida de un náufrago residente en una pequeña isla desierta (algunas veces sorprendentemente habitada), Karlos Linazasoro habla sobre la soledad y la nostalgia, sobre la identidad, sobre cosas concretas y abstractas, sobre el cielo y la tierra, sobre la nada y sobre todo lo existente”. Y punto. Aquí podría terminar mi reseña. Pero como lo prometido es deuda, me estrujaré un poquito los dedos.

En cierto modo, al comprarme el libro en la librería Letras corsarias, la portada trajo a mi cabeza la prototípica imagen de Tricicle en su isla, procedente de la más tierna infancia. Tengo una atracción especial por la figura del náufrago, y echando la vista atrás, encuentro que los personajes de mis cuentos y novelas siempre han sido náufragos, a veces figurados, la soledad de vivir en sociedad, otras, náufragos reales, como el Versus que nos regala Linazasoro. Por eso, no sorprende la soledad de Versus a pesar de que la isla, como apunta la sinopsis, se encuentre a veces atiborrada de gente. Se trata de los ángulos oscuros de la soledad, que no son más que los propios ángulos del alma humana. Y de ella, del alma de Versus, trata este librito de estampas, que tuve la suerte de leer en otra isla, considerablemente mayor (o no) a la de Versus: Islandia.

Al igual que en esta isla nórdica, en la isla de Versus ocurren cosas muy extrañas, que desafían las leyes del espacio y del tiempo, que contradicen la lógica, quizá porque la isla no es más que un reflejo exteriorizado del universo interior de Versus. El juego de reflejos entre lo de dentro y lo de afuera, una relación definida visualmente por una cinta de Möbius. A veces patético, a veces intenso, Versus no posee nada excepto la profundidad de su alma, y en la isla se expresa toda la panoplia de emociones habidas y por haber en el espíritu humano. También todas las fantasías, los recuerdos, los traumas, los anhelos, los recuerdos, los pensamientos. En la isla de Versus, todo cabe. Incluyéndonos a nosotros mismos, que sin querer nos caemos dentro de cada una de las estampas. Y, en algunas, hasta nos convertimos en náufragos. Qué fácil es perderse y ser olvidado.

Cada vez que escribo una reseña, trato de ofrecer algunas pinceladas sobre la voz narrativa, el orden de las escenas, el argumento y el estilo del autor, que si primera persona o tercera o vigésimo cuarta; como tratando de acotar lo que creo que podría tener el escritor entre las manos en el momento de sentarse a escribir. Con Versus me confieso incapaz. Podría mencionar que la prosa cuidada, delicada, vive al servicio absoluto de la transmisión de ideas, matices, sensaciones, pero no dispongo de habilidad para poner sobre blanco que Versus es un librito que entra al tuétano, enraizando en su interior, y para la cual los mecanismos y herramientas que utilizo usualmente pierden su función, y resultan ineficaces.

Porque Versus no se analiza: se vive.

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Entrevista a Karlos Linazasoro en Alicante Plaza


Eduard Aguilar entrevista a Karlos Linazasoro con motivo de la publicación de Versus, estampas de un náufrago, en Alicante Plaza:

Conversación por mensajería instantánea con el náufrago Versus/Karlos Linazasoro

El verano de 2018 será recordado en la redacción virtual de CulturPlaza por un envío postal del editor de Jekyll & Jill, Víctor Gomollón, un paquetito ligero y poco voluminoso que contenía en su interior un volumen de apenas 105 páginas, de rugosas cubiertas color aguamarina, acabado de imprimir el 29 de mayo de 2018 en los talleres de Ino Reproducciones, 104 años después del hundimiento del transatlántico Empress of Ireland en las aguas del Río San Lorenzo: Versus (Estampas de un náufrago), de Karlos Linazasoro (Tolosa, 1962), versión del autor del original euskera publicado por Elkar en 2013.

5/08/2018 – ALICANTE. El primero en caer en la trampa urdida por el editor maño fue el compañero Eduardo Almiñana, ahora le ha llegado el turno a su tocayo Aguilar.

Linazasoro ejerce de bibliotecario, parentesco ilustre con Borges, Casanova, Reinaldo Arenas, Proust, Bataille, Perec, Musil, Larkin o Alberto Manguel, que en su Historia de la lectura rememora al protagonista de Las nieves de Kilimanjaro, el relato crepuscular de Hemingway, que recuerda todas las historias que nunca escribirá: “Sabía al menos veinte buenas historias del mundo exterior y nunca había escrito ninguna. ¿Por qué?”. El bibliotecario y escritor tolosarra, después de aportar más de 50 referencias bibliográficas al Depósito Legal, entre poemas, cuentos, novelas para lectores de literatura infantil y juvenil, novelas breves, teatro, aforismos, diarios poéticos, libros de poemas y haikus, hace una tentativa por rellenar los espacios vacíos del mundo interior y del mundo exterior desde la soledad del náufrago, una Soledad demasiado ruidosa, como la de Bohumil Hrabal.

Desde esa isla de la soledad, el náufrago ha conseguido recuperar un teléfono de entre los envíos de las mareas, un teléfono sin red de datos, pero con la wifi conectada gracias, tal vez, a esa torre de transmisiones que ejerce de palmera imperial en el centro mismo del territorio insular, con sus cuatro metros y treinta y cinco centímetros de altura. Y gracias a la conexión inalámbrica, responde a las preguntas de este impertinente lector:

[16:04, 3/8/2018] Eduard: Egun on, Karlos. ¿Quién es Versus?

[16:21, 3/8/2018] Karlos Linazasoro: como madame Bovary: Versus soy yo. Yo y mis múltiples ortopedias.

[16:24, 3/8/2018] Eduard: ¿Son, por tanto, las estampas del náufrago Versus, un catálogo razonado de prótesis?

[16:27, 3/8/2018] Karlos Linazasoro: más o menos, pero mejor sin razonar. Hace tiempo que la Razón se olvidó de Versus.

[16:35, 3/8/2018] Eduard: La prótesis del lenguaje, la prótesis de la imaginación, la prótesis del ocio, el aburrimiento, la prótesis del pensamiento ajeno: Julio Verne, Dickens, García Márquez, Coleridge, Ordorika, Joseba Sarrionaindia Sarri, Demóstenes, Mitxelena,… Entre las prótesis de Versus hay una biblioteca?

[16:40, 3/8/2018] Karlos Linazasoro: Versus es, en sí mismo, una biblioteca viviente. Vive, sobrevive gracias a lo que leyó. Vida y literatura, literatura y vida son la misma cosa para él. (Y para mí, perdón).

[16:45, 3/8/2018] Eduard: No sabemos el nombre de la isla de Versus, no sabemos sus coordenadas, sabemos de su estampa clásica de cartoon , con su tamaño reducido y su palmera central, pero a veces la isla adquiere el tamaño de un campo de fútbol, o del camarote de los hermanos Marx. ¿Cuales son los territorios míticos hermanados con La Isla de Versus?

[16:53, 3/8/2018] Karlos Linazasoro: todos los del Universo, reales e irreales, todos los que puedan caber en la imaginación de cada lector. No existen las fronteras espacio-temporales. Libertad absoluta para crear..

[16:56, 3/8/2018] Eduard: Hace unos días, youtube anunciaba en la actualización de su app que iba a realizar «reparaciones en el espacio-tiempo»…

[17:02, 3/8/2018] Karlos Linazasoro: yo ya las hago en mis libros, siempre las he hecho. La literatura es el único territorio libre que he topado en mi vida, y ahí solo se respeta una ley, que la dicta el lector: la de la verosimilitud.

[17:04, 3/8/2018] Eduard: ¿Cuanto hay de Peter Pan en la estampa número 83?

NO AYER O ANTEAYER, sino hace mucho, Versus se ha dado cuenta de que su cuerpo no tiene sombra. Sí, en cambio, la palmera. La sombra, en puridad, no es nada, sólo una negra mancha tumbada, que no sirve para nada.

[17:16, 4/8/2018] Karlos Linazasoro: no creo que Versus tenga complejo de Peter Pan. Lo que sí es seguro que echa mucho de menos la infancia, el territorio de la inocencia y la ingenuidad por antonomasia.

[12:20, 4/8/2018] Eduard: ¿Por qué 99 estampas?

[16:56, 4/8/2018] Karlos Linazasoro: 99 estampas porque 99 son los ejercicios de estilo que Queneau utiliza para contar la misma pieza. Yo quise hacer algo parecido, hacer una novela con los mínimos elementos.

[16:48, 4/8/2018] Eduard: A pesar de su filiación con el aforismo y el relato breve, “Versus” puede leerse como una novela, en tanto que la novela acepta cualquier reto formal. ¿Has pensado en lecturas alternativas, saltos de caballo a la manera de “Rayuela”?

[17:00, 4/8/2018] Karlos Linazasoro: Versus también puede leerse como Rayuela, cierto, pero nunca fue mi intención. Cortázar es uno de mis maestros, pero lo prefiero como cuentista que como novelista.

[16:51, 4/8/2018] Eduard: ¿Qué significa para un bibliotecario publicar en una editorial como Jekyll & Jill, cuyo logo es la silueta de un lepisma, hambriento de papel?

[17:04, 4/8/2018] Karlos Linazasoro: publicar en Jekill ha sido para mí un gran regalo, tal vez el mejor que me haya dado nunca la literatura. A veces los sueños se cumplen. Ahora espero que el libro se venda bien para poder seguir trabajando con Víctor.

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Versus de Karlos Linazasoro en CulturPlaza

Eduardo Almiñana dedica una excelente reseña a Versus, estampas de un náufrago, de Karlos Linazasoro. En CulturPlaza de Valencia Plaza:

LIBROS FACTOR CINCUENTA #5

El ruido ‘Versus’ las estampas de un náufrago de Karlos Linazasoro

El autor tolosano dibuja un paisaje insular a través de noventa y nueve estampas en el que el naufragio se hace persona y más que sobrevivir, practica cada día para cabalgar la nada 

30/07/2018 – VALÈNCIA. Los libros son islas, las lecturas, archipiélagos. Pero las islas, por mucho que se empeñe el verbo aislar, solo están desconectadas en la superficie, y ni siquiera. Las islas son una pieza más del engranaje terrestre-marino, lugares donde pasa todo, depende de para quién. Entre islas hay corrientes que mueven masas de agua y todo lo que ella contiene como larguísimas autopistas acuáticas: en la corriente de Humboldt viven pacíficos los calamares gigantes, Dosidicus gigas, jibia o potón, gigantes pero no tanto como sus primos de allende las profundidades; la corriente Circumpolar Antártica da vueltas en torno al continente que le da nombre y sentido poniendo en contacto partículas del Paso de Drake, las Malvinas, las islas Kerguelen -las Islas de la Desolación- y Nueva Zelanda. Con las islas pasa como con las islas heladas que son los icebergs: tendemos a creer en la parte por el todo, cuando el todo es de hecho poderoso, relevante, aunque oculto a primera vista para todos los descendientes de las primeras criaturas que se aventuraron a secarse al sol. Que el terracentrismo no nos impida ver el bosque de algas kelp.

Quizás la isla, si carece de valor para la explotación turística, todavía pueda ser emblema de la soledad: todavía quedan islas solo frecuentadas por albatros, cormoranes, petreles, leones marinos, focas y pingüinos. Las menos, sin duda, pero existir, existen. Islas en las que no querríamos retirarnos pero a veces sí perdernos y que funcionan de maravilla como acicate para la fantasía. ¿Qué nadas esconden? ¿Qué silencios proponen? ¿A qué velocidad pasan las horas en ellas? Si fuesen barridas por un tsunami, ¿pasaría la ola de costa a costa como un terrible y acuoso orgasmo purificador? ¿Afecta a sus habitantes nuestro ruido, el ruido interminable, físico, matérico, el ruido que arrasa con todo como una niveladora y que se ha convertido en nuestro más característico producto cultural? El ruido de la contaminación, de la quema de las posibilidades, de la destrucción hooligan de todo lo que es bello, de la estrechez de miras, del cortoplacismo ingenuo, del hablar en el cine. El ruido del trabajo, de la política, de la alimentación, de la televisión, de la opinión, de la ofensa, de la incomprensión, de la velocidad, de los sueldos, de las cuotas de autónomos, del miedo, de la competición, del optimismo maníaco, de los plazos, de la ignorancia, de la masificación, del aburrimiento, de la sensación abrumadora de ser una roca incandescente más en el flujo piroclástico que es el presente a medida que llega y es.

En la isla que propone Karlos Linazasoro (Tolosa, 1962) en Versus. Estampas de un náufrago (Jekyll & Jill, 2018), se puede ser nada y ser todo: diez metros de largo y cinco de ancho y una palmera de cuatro metros y treinta y cinco centímetros que no da frutos coronando el promontorio central, que si uno se la imagina no tarda en redondear la escena con un sol y unas olas de esas que dibujábamos cuando niños: soles y olas básicas, todo lo contrario a la soledad que dibuja Linazasoro para los ojos de Versus, el náufrago, que vive en una isla-náufrago o mejor, apunta el autor, en una isla-naufragio. En su isla, Versus recuerda, pero también se masturba con una disciplina marcial, come lo que llega, sea un pez volador que aterriza en su garganta o un ave que se ha esmerado en querer, mutila a una muñeca hinchable y arroja sus cuartos al océano como el villano celestial de una narración mitológica, piensa en la muerte y se cura un varicocele en un testículo, se plantea qué sentido tiene vivir de esa manera y descubre que ha olvidado el día adicional de los años bisiestos, regala monedas al mar, anhela un ascensor o un arca, distribuye el cansancio en siestas, trata de imaginar cuántas palabras nuevas habrán sido creadas desde que vive en el exilio, cubre la isla con periódicos, la amuebla con los pedidos que le entrega la marea, decide escribir una novela a su regreso, y como todo náufrago, escruta el horizonte en busca de una señal que permita el rescate, aunque para él el rescate sea ya más cosa del pasado que del futuro.

Porque Versus es ya parte de la isla, un fantasma, un enfermo terminal mirando desde la ventana. Versus desea la muerte pero es que igual ya no le hace falta: la isla es una fiesta, en cierto sentido. Una fiesta espectral. Si uno presta atención a las palabras de Linazasoro, en la isla no falta de nada, la isla nebulosa y palpitante del relato es San Borondón, una isla aspiracional, un tesoro enterrado por unos piratas sinápticos en la mente. El Sol sale por la espalda de Versus, se nos dice, y se pone por el lado del rostro. ¿Es Versus la propia isla? ¿Es Versus un dios olvidado de los naufragios? Versus no podría adivinarlo porque en su isla no hay espejos. En la isla de Versus solo hay tiempo, un tiempo viscoso por el que se arrastra la vida, cae por él como por un tobogán pero nunca llega a ninguna parte. Las estampas que exhiben la vida de Versus el personaje, Versus el náufrago, Versus la metáfora, suman noventa y nueve. Antes de llegar al siglo se detienen para dejarnos en la orilla y dejar a su protagonista contando aletas de tiburón entre las crestas espumosas del oleaje perpetuo. No es difícil generar tras los ojos el paisaje: la isla prototípica donde habitaban los integrantes de Tricicle y tantos otros perdidos de viñeta. Esa isla que permanece inmóvil en el tiempo aun a riesgo de quedarse atrás.

El océano y el verano maridan a la perfección con este libro que cuenta con las portadas más bellas y relajantes de lo que va de año: Versus insta a ser leído, pero también a ser tocado, portado, expuesto, admirado. Es un libro factor cincuenta con todas las de la ley, una sombrilla de papel para desviar los rayos cancerígenos de la normalidad sofocante de una estación que es fértil para el balconing pero también para la nostalgia productiva.

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Versus de Karlos Linazasoro recomendado en El Periódico Mediterráneo



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Eric Gras recomienda Versus, de Karlos Linazasoro, en su artículo «Llibres per gaudir d’un estiu intens. Recomanem 10 lectures per reflexionar en les vacances» (Libros para disfrutar de un verano intenso. Recomendamos 10 lecturas para reflexionar en las vacaciones) en Quaderns de El Periódico Mediterráneo:

«Com ja ens té (ben) acostumada l’editorial saragossana Jekyll & Jill, al capdavant de la qual es troba un Víctor Gomollón que és un regal per a aquest món literari, recomanem la seua última novetat, obra de Karlos Linazasoro. Es tracta de Versus. Estampas de un náufrago, un llibret que narra les peripècies d’un pobre desemparat en una illa deserta mínima. A priori, es podria pensar que estem davant d’una obra jocosa, però a les seues pàgines, en aquestes 99 estampes de què consta el llibre, Linazasoro parla sobre la soledat i la nostàlgia, sobre la identitat, reflexiona sobre el concret i l’abstracte, sobre la res i el tot… Estem, en definitiva, davant d’una obra que amaga rere seu molt més del que es pensa.»

Como ya nos tiene (bien) acostumbrada la editorial zaragozana Jekyll & Jill, al frente de la cual se encuentra un Víctor Gomollón que es un regalo para este mundo literario, se recomienda su última novedad, obra de Karlos Linazasoro. Se trata de Versus. Estampas de un náufrago, un librito que narra las peripecias de un pobre desamparado en una isla desierta mínima. A priori, se podría pensar que estamos ante una obra jocosa, pero en sus páginas, en estas 99 estampas de que consta el libro, Linazasoro habla sobre la soledad y la nostalgia, sobre la identidad, reflexiona sobre lo concreto y lo abstracto, sobre la nada y el todo … Estamos, en definitiva, ante una obra que esconde tras de sí mucho más de lo que se piensa.

ENLACE al artículo

María José Simón recomienda Versus de Karlos Linazasoro



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María José Simón recomienda  Versus, de Karlos Linazasoro:

«Versus no recuerda cuántos años lleva aquí. En la isla, queríamos decir. Pueden ser seis o doce, pero pueden ser también dieciocho. Por lo menos tiene algunos libros. Se los trae el mar.»

Este libro, Versus (estampas de un náufrago), de Karlos Linazasoro, editado con mimo, como siempre, por Jekyll&Jill, es un libro extraño, lírico, una verdadera joya.
Versus es, como se indica, un náufrago en una isla diminuta con una palmera. Su vida allí, sus pensamientos, sus hábitos, sus recuerdos, sus sueños, sus miedos, cómo ha sobrevivido a beber agua del mar y a la soledad… todo queda recogido en 99 estampas poéticas o divertidas o absurdas o irónicas. El mar le va trayendo seres animados e inanimados, como en un juego en el que siempre gana él (el mar, claro): libros, botellas con mensajes, una muñeca hinchable, muebles, un gps, un pez volador, piratas, ballenas… Versus, mientras tanto, intenta sobrellevar la situación y mantenerse lúcido. Prepara un discurso para cuando lo encuentren, lee, observa, piensa, sueña, escribe, hace ejercicio y devuelve al mar todo lo que no quiere.
Nos lo explica todo un narrador que observa a Versus desde una cierta distancia. O quizás sean narradores, ya que hablan en plural. No sé, en realidad, no me queda claro, si se trata de un plural mayestático o si se refiere a todos nosotros, que somos testigos de la soledad de Versus como si este viviera en una especie de show de Truman, con su isla y su palmera solitaria como único decorado. Casi que me gusta más pensar que es lo segundo, me hace sentir más compasión, más desesperanza, más empatía.


«A Versus lo tortura una duda, una única duda grave y oscura. Pero nosotros nunca sabremos cuál es.»


Un libro para releer una y otra vez. Y quizás en una de esas veces el mar traiga por fin la respuesta.

Versus de Karlos Linazasoro en Boulevard Literario


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Olga Vallès reseña Versus, de Karlos Linzasoro en Boulevard Literario:

Versus, Karlos Linazasoro

«SEAMOS VALIENTES y hagamos la pregunta: ¿qué puede ver un náufrago cansado en los límites de un metro cuadrado de la tristeza? Ahora nos hablará el mismo Versus: el mar ahogado en mariposas recién nacidas; la blancura imposible que trae la lejanía; el fuego y el azúcar que guarda el hierbal; la nada haciendo milagros gritando besando; el sexo de las muchachas bellas huyendo de las terribles bestias hacia manzanos y cumbres; el ojo gigantesco de Dios cuidando del paraíso; la mano esquiva de coral de otro náufrago sosteniendo el claro cielo (…) y, cómo no, y sobre todo, la agonía incierta de la luna.»

Náufrago de manual, en isla con palmera. Perdido en medio de la nada, en cualquier océano del mundo.
Náufrago barbudo, desgreñado y solitario clava en vano sus ojos en el horizonte y espera…
Pasan las horas, los días, los años…y Versus, nuestro náufrago licenciado con honores pasa a ser imagen, símbolo, metáfora de todas las soledades de la vida y del mundo.
Entre lo patético y lo sublime, lo cómico y lo trágico, el absurdo y la poesía, Versus, este pequeño librito de apenas un centenar de páginas, escrito por Karlos Linazasoro y publicado con la habitual delicadeza a la que nos tiene acostumbrados Jekyll&Jill, es un compendio de escenas que transforman a este peculiar Robinson Crusoe en un prisma que refleja un amplio espectro de actitudes y pensamientos frente a las más variadas situaciones de la vida.
Todos y cada uno de nosotros, en alguna ocasión, hemos sido, somos o seremos Versus, náufragos perdidos, confundidos pero esperanzados, derrotados pero renacidos.
Libro de añoranzas, de pérdidas y anhelos, de sueños y deseos, Versus es un pequeño tesoro al que volver y en el que revolver entre frases y palabras porque en cada nueva relectura descubrimos nuevos matices, nuevas verdades y reflexiones tan crudas como poéticas. Filosofía en cada grano de arena que forma parte de la isla perdida, filosofía en cada gota de agua que rodea a nuestro hombre extraviado, tan extraviado y cuerdamente loco como estamos cualquiera de nosotros. Y sobre todo, poesía, mucha poesía.
«Por nuestra parte, ¿es necesario añadir algo más?»… Simplemente, que os dejéis llevar por la prosa de Linazasoro, naufragad junto a Versus y soñad…os aseguro que el viaje habrá valido la pena.