Etiqueta: Gemma Pellicer

Maleza viva de Gemma Pellicer en La Libélula, Radio3



maleza-viva-gemma-pellicer

Juan Suárez dedica el programa La libélula, de Radio 3, al libro Maleza viva, de Gemma Pellicer.

«#LaLiBéLuLaR3 de radio 3, gran depredadora, voraz lectora (de oído), está como loca porque ha olisqueado una buena pieza. Un volumen de esos que hemos podido rescatar de las profundidades de la biblioteca de este refugio a orillas de la charca y que está lleno de singulares especímenes de fauna y flora propios de la imaginación».

ESCUCHAR el podcast

Tes Nehuén recomienda Maleza viva de Gemma Pellicer



maleza-viva-gemma-pellicer

Tes Nehuén recomienda Maleza viva, de Gemma Pellicer, en Poemas del alma:

“Maleza viva” de Gemma Pellicer

Aunque “Maleza viva” de Gemma Pellicer (Jekyll & Jill) se presenta como un libro de microrrelatos su lectura te obliga a despertar en la poesía. La sensibilidad, el uso de los colores y los aromas que hace Pellicer para presentarte pequeñas estampas donde la flora es protagonista es más propia de alguien vecino a la poesía que a la narrativa. Y como es un libro que me ha gustado tanto no he querido dejarlo fuera.

Estoy convencida de que las mejores obras son esas que se encuentran a mitad de camino entre un género y otro, que se saltan las barreras y ofrecen una autenticidad en el uso del lenguaje que les vuelve únicos. Y “Maleza viva” de Gemma Pellicer se halla escrito con una sensibilidad extraordinaria, olvidando lo que estuvo antes y caminando sobre la incertidumbre, ¡creo que nadie debería perdérselo porque es una bellísima apuesta que ha hecho con ella la exquisita Jekyll & Jill!

Gemma Pellicer, nació en Barcelona en 1972 y se ha especializado en el género breve. Es también autora de “La danza de las horas” y editora en la revista literaria Quimera.

¡No dejes de leer estos tres libros! Y, permanece atento, que muy pronto publicaré mi extensa lectura de cada uno de ellos en nuestra sección Reseñas.

En el Día de las Escritoras no viene mal leer poesía de mujeres, pero no hay que olvidarse de que no basta con recordar un día que hay mujeres que escriben, debemos dar vuelta y reescribir el canon literario ya, con muchas más aes y vocales híbridas.

ENLACE al artículo

Irene Andres-Suárez escribe sobre la obra de Gemma Pellicer



maleza-viva-gemma-pellicer

Irene Andres-Suárez, catedrática de literatura española en la Universidad de Neuchatel, Suiza, y una de las teóricas especialistas en el microrrelato, ha dedicado un excelente artículo a la obra de Gemma Pellicer, La danza de las horas (Eclipsados, 2012) y Maleza viva (Jekyll & Jill, 2016), en la revista Siglo XXI, Universidad de Valladolid.

ENLACE al artículo en PDF

Maleza viva de Gemma Pellicer en Letras de Chile



maleza-viva-lejos-de-todo

Diego Muñoz Valenzuela reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer  en el blog literario Letras de Chile:

Las fortalezas de Gemma Pellicer se despliegan en un campo del microrrelato fronterizo con el aforismo, o derechamente en los territorios de éste, así como en el borde del poema en prosa. Puntos en común de todos los textos contenidos en este volumen: el lenguaje cuidado, el pensamiento profundo que subyace en cada tema, el penetrante bisturí que antecede a la mirada de la autora.

A veces cuesta distinguir la fina ironía del machetazo impío: queda de cuenta del lector asumir las consecuencias de lo que lee. Pellicer no hace concesiones al construir su propio reflejo de la realidad, captura imágenes de apariencia cotidiana e intrascendente en un cuadro mayor y las integra: nuestro trabajo es interpretar y descubrir. Para muestra, un botón:

COSTUMBRISMO ON THE ROAD

Una anciana cruza la calle sin mirar. El semáforo se ha puesto en rojo en ese instante. Al otro lado de la acera, una pareja ha empezado a desenamorarse a gran velocidad. Van a morir las seis de la tarde.

A Pellicer le agrada la experimentación y no se conforma con el aforismo y el poema en prosa, también camina hacia el micro-teatro: otro borde.

El propósito es común, al margen de los medios: explorar las interrogantes más profundas de la existencia humana, poniendo en tensión nuestra racionalidad y las bases de la sociedad. El tiempo, la vida cambiante, la incertidumbre, el ser son los protagonistas de sus microrrelatos de frontera.

Otros microrrelatos de este volumen:

HISTORIA DE FANTASMAS

Dicen que la oscuridad es el territorio de los fantasmas. Tú estás absolutamente convencido. Sin duda hay alguien en esa habitación que ahora ocupas sigiloso. Deben de ser las tres o las cuatro de la madrugada cuando ese rumor persistente, apenas audible al principio, empieza a crecer. Encima, hace frío y tienes mucho miedo.

Con los primeros rayos de sol, los ronquidos del durmiente se vuelven atronadores. Una vez más, te escurres por la chimenea.

ESFERA TREPIDANTE

Al niño se le escapa el globo en un descuido y, casi de inmediato, siente un pinchazo en el costado. Cae al suelo en una pirueta impropia de su edad justo en el momento en que ha empezado a faltarle el aire. Apenas alza su cabeza al cielo, logra atisbar el vuelo trepidante de la esfera, que sigue alejándose mientras su cuerpo poco a poco se deshincha. En el instante preciso en que se le cierren los ojos, desaparecerá la Tierra.

CONSUNCIÓN

Lo más pequeño asume lo más grande, hasta subsumirlo. Una vez incorporado, lo consume erre que erre hasta consumar con ello una bola cuadrada, con un dejo piramidal. Cuando esa enormidad sea regurgitada por aquel hombrecillo de la esquina en forma de rombo, el sol resplandecerá.

ENLACE al artículo

maleza-viva-gemma-pellicer

Maleza viva de Gemma Pellicer en el Nacional de Venezuela



maleza-viva-gemma-pellicerEl diario El Nacional de Venezuela publica seis microrrelatos del libro Maleza viva, de Gemma Pellicer, en el espacio de Minificción.

 

El loco de la Ku’damm

Un loco marca las horas y los segundos al son de un radiocasete de los años noventa, encaramado a un taburete en mitad de la noche. Ocupa el mismo sitio de siempre, y viste la falda escocesa de cada vez, con su correspondiente imperdible y esos calcetines a rombos, que deberían cubrirle al menos las pantorrillas, vencidos a la altura de los tobillos, dejando a la vista una carne translúcida y como de cera; el cuerpo apenas abrigado con un chaquetón raído. Cuando lo alcanzo, calculo que las calles llevarán desiertas un par de horas. El hombre, más joven que yo, aunque no lo parezca, actúa para el público ausente de otras veces, animado por el soniquete de la única música que le conozco, como si los movimientos de este autómata humano fueran a durar toda la noche. De pronto, unos jóvenes hermosos, rebosantes de salud, se han acercado al loco por divertirse, y con la excusa de echarle unas monedas han decidido increparlo, parodiándolo con gestos simiescos. Les hace mucha gracia gritarle a la cara para comprobar que el loco no se inmuta, situación que los excita y espolea en sus burlas, redobles y pantomimas, mientras repiten la gracia sin gracia y aumentan sus risotadas. Cuando los alcanzo y reprendo, compruebo que pese al jaleo que arman apenas son unos cuantos chicos de entre 18 y 20 años. “Demasiado mayores”, pienso para mis adentros. Compruebo también que están absolutamente sobrios. No tengo intención de moverme, así que me quedo plantada ahí, con la sangre hirviéndome, sin dejar de gritarles con el mismo desprecio que ellos han empleado con mi loco. Me miran sorprendidos sin entender. Sin ver tampoco. Como harían sus abuelos. Cansados de esperar, su juego se enfría y deciden marcharse. Al autómata y a mí nos tiemblan las piernas. El frío arrecia.

La vagabunda

He vuelto a reconocerla. Hoy, sin ir más lejos, estaba sentada en el banco de los borrachos. Fumaba un pequeño cigarro a sorbos, como buscando recomponer sus fuerzas o el ánimo intacto que alguna vez tuvo. Fingía no haberme visto. Aunque no hayamos hablado nunca, suelo encontrármela a diario al salir de casa. Si no la veo, la busco hasta dar con ella. Siempre que toma el camino que corre paralelo a la vía de la estación Julius-Leber-Brücke, se embosca para beber a solas, a sus anchas. La he visto hacerlo en más de una ocasión. Se traga a morro el contenido de una cerveza tibia, mientras con la otra mano arruga una bolsa de plástico. Da la espalda al mundo para mejor empinar el codo. Es la vagabunda de Shöneberg. Una mujer de mediana edad que parece una vieja. La mayoría de las veces, una rubia alcohólica; otras, sin embargo, una dama solitaria y un poco coja.

Entre sábanas, 1

“Umbral”

Mi casa tiene una habitación

y otra en la que ronca feroz el niño muerto.

Agustín Martínez Valderrama

Dos enfermeros forzudos entraron a hurtadillas en la sala. No querían despertar al viejo, que en esos instantes lloraba en sueños desconsolado. Venían como cada tarde a cambiarle los pañales. El anciano invocaba a su madre entre hipidos, desdenes y pataletas varias, consumido entre sábanas bajo el ahogo de una pena enorme. A los presentes nos maravillaba su poderosa capacidad pulmonar.

—En todo viejo que llora hay un niño que ronca, dijo alguien de pronto, como queriendo romper el hielo.

Los demás asintieron concienzudos. Pero ninguno lograba acallar la creciente irritación que había empezado a invadirnos y se abría paso rencorosa, como ese futuro de témpano que nos aguardaba imperturbable.

Entre sábanas, 2

Yo estaba abrazado a su pecho cálido cuando dos enfermeros han irrumpido de forma violenta en la sala. Mamá me acunaba e intentaba calmarme, aunque mi desconsuelo era tan grande que no parecían bastarme todos los arrumacos de la tierra. Cuando han venido esos hombres y me han arrancado de sus brazos, me he sentido morir. Al parecer de nada ha servido que me desgañitara y revolviera contra ellos. “En todo viejo que llora hay un niño que ronca”, he oído a no sé quién pronunciar desde no sé dónde. Yo no pienso roncar nunca, me he dicho por toda respuesta antes de quedarme profundamente dormido. Mamá seguía a mi lado.

Árbor

¿Viejo, yo? ¿Quién se atreve? ¿Quién lo dice? ¿Aquel? ¿Quién, veamos, es el valiente? ¿Aquel otro, tal vez? ¿Acaso soy solo lo que mis ramas peladas, hirsutas, dañinas a veces, dejan ver? ¿Acaso estoy hecho solo de brazos retorcidos, anudados, deshilados? ¿Solo veis en mí esa madeja desgreñada que aparento ser? ¿Solo eso creéis, maldita sea, seréis?

La verruga

Tenía en la cabeza una especie de verruga salvaje que no podía evitar rascarse con frenesí. Cada vez que lo hacía la excrecencia crecía como un junco silvestre, aunque su textura no fuera verde ni suave sino, por el contrario, rojiza y rugosa, semejante a una lija. Temía que le empezaran a nacer hijas y hojas por todas partes, así que sin sentarse a esperar en qué quedaba la cosa, se plantó audaz frente al espejo y comenzó a tirar fuerte de sí como si fuera un cable de fibra óptica. Para su sorpresa, el junco resultó raíz milagrosa. En cuanto la hubo arrancado por completo, un océano de desasosiego la colmó por dentro. Nadie quiso asomarse en todo el día por el agujero.

ENLACE al artículo

 

Gemma Pellicer - Maleza viva

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

Gemma Pellicer y su Maleza viva en Barcelona Review



maleza-viva-gemma-pellicerLa revista Barcelona Review publica una selección de microrrelatos del libro Maleza viva, de Gemma Pellicer.

Cementerio
Jamás me propuse desembarcar, pero el bote parecía encallado. Por mucho que les rogué y supliqué, todos ellos rechazaron, impasibles, que arribase a la orilla perdida.

Nuestro corazón
es un reloj impaciente y tenaz: el único que se atreve a marcar —con furia justa, en dosis comedidas— esos cambios de tiempo —muertos de tiempo muerto y enterrado— entre horas, y de hacerlo a manos llenas, a cada rato; el único capaz de dar cuenta de los minutos que aminoran con veracidad de mareo; el único que hace sonar desde dentro eternos segundos en apenas un segundo escaso; el único que bombea con furia antigua y feroz.

De bigotes y matrimonios
Tras superar aquella dieta feroz, crucial, creyó encontrar el modo de cumplir con sus deseos, así que sin más preámbulos se dirigió hacia el armario empotrado del dormitorio y se puso el vestido rosa chicle, el único que se le ajustaba como un guante. Antes de calzarse los zapatos de charol y tacón fino de aguja, se encerró un par de horas en el cuarto de baño para depilarse piernas, axilas y bigote. Afeitarse las patillas le iba a costar tan poco, de hecho, como dejarse barba a su mujer. El intercambio de cuerpos resultó decisivo.

Hombre lobo
Ese tipo de ahí sentado al ordenador con pinta de pocos amigos, ese que viste gorra de visera calada hasta las cejas, de aspecto serio y sumamente concentrado, lleva más de una hora volcado sobre sí mismo para mejor hablarte, para mejor escribirte y leerte, para mejor olerte. Si te fijas bien, ese tío que parece ir a lo suyo y no estar para nadie eres tú.

La verruga
Tenía en la cabeza una especie de verruga salvaje que no podía evitar rascarse con frenesí. Cada vez que lo hacía la excrecencia crecía como un junco silvestre, aunque su textura no fuera verde ni suave sino, por el contrario, rojiza y rugosa, semejante a una lija. Temía que le empezaran a nacer hijas y hojas por todas partes, así que sin sentarse a esperar en qué quedaba la cosa, se plantó audaz frente al espejo y comenzó a tirar fuerte de sí como si fuera un cable de fibra óptica. Para su sorpresa, el junco resultó raíz milagrosa. En cuanto la hubo arrancado por completo, un océano de desasosiego la colmó por dentro. Nadie quiso asomarse en todo el día por el agujero.

© Gemma Pellicer
Gemma Pellicer (Barcelona, 1972) es narradora, editora y colaboradora de la revista Quimera. Ha aparecido en numerosas antologías, y su primer volumen de microrrelatos se tituló La danza de las horas (2012). Maleza viva acaba de ser publicado por Jekyll & Jill.

ENLACE al artículo

maleza-viva-gemma-pellicer

Gemma Pellicer en el blog El Microrrelatista



maleza-viva-gemma-pellicerGemma Pellicer, autora de Maleza viva, en el blog El microrrelatista

Un misterio

Aquella señora que acude a desayunar se ha sentido de pronto atraída por uno de sus clientes habituales. Como si la sonrisa sofisticada, aunque de pocas luces de ella, hubiera encontrado perfecta réplica en el gesto adusto y la inteligencia afilada de él. De igual modo, el señor en cuestión lleva días experimentando una profunda nostalgia por esa sonrisa inexplicable. Así las cosas, es muy probable que antes de atreverse a ir más allá, ambos se dediquen a conocerse y a buscar argumentos de peso: él por motivos obvios, ella por justificar ante sus amigas una predilección tan poco comprensible, además de impropia. Lo que ambos ignoran -en cualquier caso- es que ese arraigado sentimiento mutuo no variará ni un ápice, otro misterio mayúsculo, durante los próximos cinco años en que sigan tratándose, ya sea en los encuentros fugaces en el bar de siempre antes de dirigirse al trabajo, ya durante las conversaciones algo más sostenidas que entablen por la noche cada vez que su pasión se lo permita. Sólo cuando la relación llegue al equinoccio del sexto año, habrán aprendido a mantenerse en el filo de un extraño equilibrio. Aunque todavía no lo sepamos, es muy posible que a partir de entonces el señor melancólico de esta historia se sienta atraído súbitamente por aquella otra señora también estupenda, que decían nuestros padres; la que justo ahora parece estar mirándolo con descaro y arrobo a un tiempo, tampoco sabemos por qué.

ENLACE al artículo

Cuatro autores de Jekyll and Jill en el OFFSANTJORDI DE TARDOR


offsantjordijj

El próximo sábado, 12 de noviembre, cuatro autores de Jekyll & Jill firmarán ejemplares de sus libros en el #OFFSANTJORDI DE TARDOR

De 12 a 13 h:
CARME TIERZ  firmará ejemplares de El Libro de los Milagros
ANTÒNIA ESCANDELL TUR firmará ejemplares de Chris Marker y La Jetée
RUBÉN MARTÍN GIRÁLDEZ firmará ejemplares de Magistral y Menos joven

de 18 a 19 h:
GEMMA PELLICER firmará ejemplares de Maleza viva

#OFFSANTJORDI DE TARDOR
L’antic Teatre, C/ Verdaguer i Callís, 12. 08003 Barcelona

 

ELLIBRODELOSMILAGROScover

EL LIBRO DE LOS MILAGROS Los relatos reunidos en El libro de los milagros, ocho cuentos irreverentes, reinterpretan en clave irónica y desmitificadora algunos pasajes de la historia de lo sagrado. Son cuentos fantásticos que proponen una mirada diferente hacia grandes verdades defendidas por la Iglesia, dogmas rígidos e irrebatibles que, a veces, rayan la superstición. La resurrección de Lázaro, las apariciones marianas en Lourdes o las propiedades sanadoras de la momia de San Isidro Labrador son tres de los episodios que se reescriben en El libro de los milagros, un habilidoso juego literario que condimenta esas gestas sobrenaturales con detalles extraídos de la realidad y un sentido del humor profundamente negro. Con prólogo de José María Latorre. El libro incluye en su interior ocho estampas de laCarme Tierz escritora ilustradora Sobelman Corta y Pega.

CARME TIERZ, licenciada en Periodismo, ha desarrollado su carrera fundamentalmente en el ámbito del periodismo cultural y, muy especialmente, en el de las artes escénicas. Ha sido directora de las revistas TeatreBCN y TeatroMADRID; redactora especializada en teatro y columnista en El Periódico de Catalunya, crítica teatral de Guía del Ocio BCN y Time Out Barcelona y colaboradora en revistas como Assaig de Teatre, editada por Associació d’Investigació i Experimentació Teatral (AIET), y Artezblai (Artez). Fue editora externa y prologuista de Memòria Crítica. Els anys difícils del teatre català, de Gonzalo Pérez de Olaguer (Arola Editors, 2008), y coordinadora de proyectos editoriales para Ara Llibres. Ha sido directora periodística de Hamlet, Revista de les Arts Escèniques y actualmente colabora con el Institut de Cultura de Barcelona. Ha publicado Barcelona, ciutat de teatres, junto a Xabier Muniesa (Viena Ediciones, Barcelona, 2013)

.

Chris-Marker-y-la-jeteeCHRIS MARKER Y LA JETÉE, LA FOTOGRAFÍA DESPUÉS DEL CINE Jugar con el tiempo. Un juego que seduce al espectador de este cortometraje de ciencia ficción apocalíptico. La Jetée, de Chris Marker, se compone de una serie de fotografías que discurren por la pantalla como postales enviadas desde los pliegues más remotos de la memoria. El estatismo temporalizado de las imágenes da lugar a una obra ambigua y misteriosa que sería la contradicción misma del hecho cinematográfico: una película sin movimiento. El presente ensayo trata de desentrañar las reglas de este juego de alianzas entre fotografía y cine que resulta en imágenes de gran magnetismo, capaces de atravesar los estratos del espacio y el tiempo para adentrarse en los paisajes interiores del amor. Se cree que Chris Marker vino al mundo un 29 de julio de 1921 con el nombre de Christian François Bouche-Villeneuve. Con algo más de certeza se sabe que se las apañó para irse el mismo día del mismo mes de 2012. Silenciosamente, fiel a su estilo, desaparecía por donde había venido una figura capital del pensamiento contemporáneo. Cronista certero y lúcido de su tiempo, cineasta, fotógrafo, escritor, ensayista, editor y viajero, su producción diluye las fronteras entre disciplinas. En su juventud fue alumno de Jean-Paul Sartre y formó parte de asociaciones afines a la Resistencia francesa; durante este periodo de formación se perfilan unas inquietudes intelectuales que ya no lo abandonarían. Prueba de ello es una extensa obra cuyo hilo conductor es la indagación en la crisis referencial de la imagen y en las consecuencias éticas de dicha transformación. En la última etapa de su vida, ya octogenario, se sumergió en el mundo de la tecnología multimedia y del videoarte. En toda su producción y en toda esta diversidad subyace una única obsesión: la fascinación por el poder de la imagen. Entre las obras más representativas del director cabría mencionar los títulos Olympia 52 (1952), Les statues meurent aussi (1953), Lettre de Sibérie (1957), Description d’un combat (1960), Le joli mai (1962), Le fond de l’air est rouge (1977), Sans Soleil (1982), A. K. (1985), Le tombeau d’Alexandre (1993), Level 5 (1996), la instalación multimedia 10.antonia-escandell-tur(Foto Isabel Camps)Immemory (1997), Une journée d’Andrei Arsenevich (1999), Le souvenir d’un avenir (2001) y Chats perchés (2004).

ANTÒNIA ESCANDELL TUR es licenciada en Teoría de la literatura y literatura comparada por la Universitat de Barcelona. En los últimos años se ha dedicado a la docencia y a la traducción. Entre 2008 y 2011 trabajó como lectora de lengua española en la Universidad Alexandru Ioan Cuza de Iaşi, una pequeña ciudad al norte de Rumanía, donde, además de dar clases de lengua y literatura, coordinó una revista literaria. Gracias a una beca para traductores obtenida en 2011 ha colaborado con el Instituto Cultural Rumano en varios proyectos. De entre ellos destacaría el volumen Broşura. Ensayistas rumanos, una compilación de ensayos para la que tradujo fragmentos de diversos autores. Es miembro fundador del proyecto colectivo Reviradors, una plataforma para traductores literarios. Ha publicado artículos sobre cine, literatura y fotografía en diferentes revistas divulgativas de ámbito universitario. Chris Marker y La Jetée, la fotografía después del cine es su primer libro.

.

Magistral de Rubén Martín Giráldez

MAGISTRAL Como para resucitar el gusto sería necesario que esta nación se hubiese tomado alguna vez en serio aquello de que nuestro cuerpo es un templo y la boca su excusado, lo más factible será ir pensando en reconstruir la lengua para poder mentir al menos sobre lo limpio que teníamos aquel palacete forrado de piel y pelos y perforado sin remedio nueve o diez veces. A lo mejor deberíamos ir pensando en cambiar un idioma que ya no sirve. Puede que haya llegado la hora de hacerle al castellano un hoyo en la hermosura y cagarle lombrices dentro hasta rellenarlo. El castellano es hoy un idioma monigotado, toca asaltar otras lenguas.

PREMIO LIBERISLIBER 2016

MENOS JOVEN es una fanMenos Joven de Rubén Martín Giráldeztasía severa, una novela cruel —casi pensada para ser leída en voz alta por un tenor heroico—en la que el locutor de un programa infantil radiofónico llamado El peinado de Calígula narra los progresos de su concursante, Bogdano. Éste, a lomos de su caballo, debe buscar, encontrar y someter a una charla de devastación a sus ídolos. Deporte y castigo transcurren «más en palabra que en acto», retransmitidos por el locutor, que cabalga incansable tras el protagonista en compañía de una audiencia de niños que asiste al concurso en directo. El extravagante discurrir de Bogdano es el resultado de la educación híbrida que su padre le proporcionó de pequeño, y que consistió en darle a leer toda una biblioteca de libros vulgares retapados con cubiertas de las grandes obras de genios de la literatura. «¿Se ha fortalecido su carácter gracias a la ignorancia? Es muy posible.» El problema es, resumiendo, que para él Dickens bien podría ser el autor de la saga de Kunta Kinte; y Antonin Artaud, un actor norteamericano de thrillers de serie B. Menos joven, segundo libro de Rubén Martín Giráldez, es una carrera desquiciada, una Rubén Martín Giráldezhorse movie vociferada que se vale de una verborrea manipuladora que no disimula su deuda con Manganelli, Gombrowicz, Rabelais, Sterne, Céline o Volodine. Cubierta de Alfonso Rodríguez Barrera y calcomanías de David Cauquil.

RUBÉN MARTÍN GIRÁLDEZ ha publicado las novelas Magistral y Menos joven, así como el relato «Prólogo a Centauros extirpados» en la antología Doppelgänger: ocho relatos sobre el doble + bonus track (Jekyll & Jill Editores) y el ensayo burlesco Thomas Pynchon: un escritor sin orificios (Alpha Decay, 2010). Ha traducido a autores como Tom Robbins, Jack Green, Bruce Bégout, Blake Butler, Leonard Gardner, Ernest Haycox, Laird Barron o Morrisey. Una de sus traducciones es Cosmotheoros, el libro de Christiaan Huygens aparecido en esta editorial en 2015.

Su web: celinegrado.wordpress.com  Autor representado por The Ella Sher Literary Agency,www.ellasher.com

.

MALEZA VIVA es un lmaleza-viva-gemma-pelliceribro de microrrelatos, en este caso próximos al poema en prosa y al aforismo, que baraja formas sentenciosas, narrativas y poéticas con otras dialogadas propias del microteatro. Su título remite a esa maraña de vivencias y sueños que supone toda existencia. En la primera parte aparece una serie de personajes cuyo cometido estriba en presentar situaciones insólitas, a la manera de tímidos puntos de luz, alumbrando a través de su comportamiento un tanto excéntrico su correspondiente parcela de realidad. Así, locos, vagabundos y ajadas marquesas desfilan por estas páginas, junto a otros seres singulares. En Herbolario, la segunda parte, nos encontramos también con piezas cercanas al surrealismo, pero vinculadas al misterio de una naturaleza inextricable que al cabo impone su voluntad. Y en donde a menudo ese mismo ecosistema toma la palabra para hacer oír su voz. El conjunto, una prueba más de la vitalidad del género hoy en España, muestra un puñado de microrrelatos de corte íntimo, en el que vida y literatura enredan sus hGemma Pellicer escritorailos hasta formar un maravilloso retablo de poder evocador.

GEMMA PELLICER es licenciada en Filología Hispánica y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabaja como editora de textos de ficción y cultiva la crítica literaria en la revista Quimera. Escribe microrrelatos, cuentos y aforismos, piezas que han aparecido recogidas en antologías como Mar de pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (2012), en edición de Fernando Valls; La música de las sirenas (México, 2013), al cuidado de Javier Perucho; o Aforistas españoles vivos (2015), de José Luis Herrera. Además, es corresponsable de la antología Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual (2010). La danza de las horas (2012) fue su primer libro de microrrelatos.

Gemma Pellicer escritora

Maleza viva de Gemma Pellicer en La tormenta en un vaso



maleza-viva-gemma-pellicer

Pedro M. Domene dedica una excelente reseña a Maleza viva, de Gemma Pellicer en La tormenta en un vaso:

Sobrevivimos a cualquier movimiento, y nuestra vida se convierte en una auténtica metáfora de la mutabilidad de la existencia humana, de la apariencia y del artificio como esa cualidad intrínseca del ser. Gemma Pellicer (Barcelona, 1972) muestra una auténtica operación de búsqueda a través de los sugerentes microrrelatos que componen Maleza viva, el segundo libro de la escritora, tras La danza de las horas (2012), su primera incursión en el género que tan bien conoce. Pellicer se cuestiona la ambigua percepción humana acerca del tiempo, o el prodigio que palpita bajo lo cotidiano, que en sus textos son tratados con una sensibilidad y una lucidez asombrosa.
Un breve “Paisanaje”, auténtico prefacio, abre el libro y enuncia uno de los temas axiales del volumen: el de la mutabilidad propia de la condición humana, mutabilidad que en este primer texto toma la forma de una inquietante visión metafórica sobre el microcosmos que se agita en el interior de la maleza, esa maleza viva, o hierba mala, envuelta en el suave sonido que proporciona el ruido de la tempestad. Y lo mejor del volumen, para establecer parámetros comprensibles en el lector, la narradora divide su obra en dos grandes partes: “Puntos de luz” y “Herbolario”, y en ellas la autora se interroga con una sutileza más que notable acerca de cuestiones como el lado irracional y amenazante que esconde la realidad cotidiana, “Historia de fantasmas” y “Tiovivo enmascarado”, la caducidad de los días o el tiempo, “En caída libre”, “Consunción” y “El día mengua”, el sentimiento de vértigo y el vacío “Deseo maquinal”, “Ojos de vaca”, “Entresueño”), o la incertidumbre que encierra esa noción de una identidad “La mujer que no era”, como el mejor ejemplo de esa incertidumbre cotidiana, y no menos insólita.
En la segunda parte se acentúa ese concepto surrealista del devenir, aunque sobresale en una primera imagen, esa aguda reflexión sobre la ferocidad inextricable que late bajo la apariencia tranquilizadora de la naturaleza, “Crestas de gallo”, “Verano” y “Puesta de luna”), son escenas en las que Pellicer toma partido, aunque más que en el conjunto anterior la autora articula en esta serie de textos un discGemma Pellicer escritoraurso de tono más irónico contra los efectos de la intervención humana en el entorno natural, “Supervivencia” y “Alimaña”, dan fe de ese compromiso, pero también el mundo de las fábulas o de los mitos completan el trazado de la segunda sección: bosques, la visión del arca de Noé, Dios y el Diablo, o incluso la figura de Jesucristo, incluso ninfas y hombres-lobo, constituyen otros tantos nuevos pretextos para meditar sobre los temas apuntados. Y como puede apreciarse, en la mayoría de estos textos, los breves y/o los más extensos, se perciben esas pulsaciones de “la brevedad de la vida” y ofrecen el mejor espejo que refleja la precariedad, la inmediatez y la urgencia que caracteriza a nuestro tiempo. Quizá por este, y no otro, motivo, Gemma Pellicer se sirve de la micro-ficción porque, junto a la lírica representa nuestra capacidad para sintetizar el tiempo, incapaces de dilatar el instante vivido, y frente a la inseguridad que se presupone del futuro.
Maleza viva demuestra la potencia y el valor intrínseco de la palabra, la importancia de una comunicación calculada, y en igual proporción meditada, entre ese artefacto que se presupone entre el hecho literario y el lector que propaga con su mente y su imaginación la posibilidad de un entorno más agradable, y es así como Gemma Pellicer moldea sus presunciones recurriendo al mejor efecto lírico, microrrelato o en alguna de sus mejores líneas acercándose al aforismo, efectos de una escritura que se funden con la extrañeza de un mundo donde aun quedan resquicios de una visión donde el humor se confunde con la dureza y la incomprensión de una realidad, sin duda la nuestra que ofrece esa variedad de perspectivas de la que la autora catalana sale tan airosa porque consigue que vida y literatura se unan en una misma dirección.

ENLACE al artículo

Gemma Pellicer escritora

Maleza viva en Ni un día sin libro



Maleza viva microrrelatos Gemma PellicerEl blog de reseñas Ni un Día sin Libro reseña de Maleza viva, de Gemma Pellicer:

Maleza viva es el tercer libro de Jekyll&Jill que leo, aquél que necesitaba para confirmar que me encuentro ante una editorial que ha venido para quedarse.  Sus ediciones son maravillosas y sus elecciones un acierto contínuo. Se nota que detrás de su trabajo hay verdadera pasión.
Cambiando completamente de registro pero en la línea heterodoxa de la editorial, nos encontramos con un libro de relatos breves, muy breves. Tanto que más que relatos a veces son pequeñas piezas poéticas, con toques de aforismo, retazos de poemas mayores no escritos. Prosa poética rebosante de libertad.
Dividido en dos partes, el libro de Gemma Pellicer nos descubre en la primera a personajes alejados de toda convención, con historias que no buscan un final (¿para qué?) para evolucionar a una segunda parte donde el relato (el conjunto de los mismos) tornan a la metáfora y a lo abstracto.

ENLACE al artículo

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

Maleza viva de Gemma Pellicer en Turia, por Miguel Serrano Larraz



Maleza viva microrrelatos Gemma PellicerEl escritor Miguel Serrano Larraz reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer, en el número 119 de la revista Turia:

 

ADAPTACIÓN EVOLUTIVA, POR MIGUEL SERRANO LARRAZ

Hace ya veinte años, y en circunstancias que no vienen al caso, acabé en una clase de Teoría del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza. No recuerdo el nombre ni la cara del profesor, pero sí lo que trató de transmitirles a sus alumnos aquella tarde, en una mezcla efectiva de clase magistral y método socrático:

a) Los romanos, en el arte, son una abstracción: los romanos de un ensayo del siglo XIX no se parecen en nada a los romanos de una película de Hollywood de los años cincuenta (no recuerdo si citó las Mitologías de Barthes, yo aún no estaba preparado para recordarlo), y la manera de presentarlos nos dice más del siglo XIX, o del Hollywood de los años cincuenta, que de esa construcción cultural mutante, «los romanos».

b) Lo único que distingue una obra de arte de un objeto exactamente igual que no es una obra de arte es la intención artística.

Recuerdo esta anécdota de mi formación sentimental a propósito de Maleza viva, el libro de Gemma Pellicer (Barcelona, 1972) que ha editado con gusto exquisito la editorial zaragozana Jekyll & Jill. La primera línea de la contraportada no deja lugar a dudas: «Maleza viva es un libro de microrrelatos». Podemos imaginar que la autora ha elegido, o al menos autorizado, el uso de la polémica denominación genérica. ¿Qué es exactamente un microrrelato? Si extendemos las afirmaciones de aquel profesor casual de mi juventud, diremos que un microrrelato es un texto literario que su autor define como «microrrelato». Dejemos de lado los escrúpulos del New Criticism y la falacia intencional (por no hablar de la tendencia de los escritores a fantasear y a confundir). Dejemos de lado, incluso, la paradoja fundacional de cualquier género, que es parecida, en cierto modo, a la paradoja de la votación constituyente de una democracia («votemos si queremos votar, y en qué condiciones»), Lo importante es esto: Gemma Pellicer elige denominar «microrrelatos» a los textos que incluye en este libro y esta elección dignifica, cuestiona y amplía el término de forma simultánea.

Desde finales del siglo pasado la tradición literaria en nuestro idioma ha asistido al intento de afianzar un nuevo género narrativo caracterizado por la brevedad extrema, un cuento que no es exactamente un cuento, sino otra cosa, algo más, o algo menos (la denominación «ficción súbita» es un calco afortunado de uno de los nombres que recibe en el mundo anglosajón). Este proceso de construcción (o de ramificación) se ha topado con el apoyo inesperado de la realidad y de los avances tecnológicos (especialmente las redes sociales), pero también con varias contradicciones. Por una parte, la búsqueda de antecedentes que justifiquen una tradición ha descontextualizado las obras que se eligen como canónicas, que deberían insertarse en tradiciones más amplias: el fragmento romántico filtrado al modernismo hispánico, la parábola, la fábula, el cuento jasídico, el poema en prosa, el koan, la publicidad, el periodismo, el aforismo, el chiste (por no hablar de las obras respectivas de sus autores). La consecuencia, paradójica e inevitable al mismo tiempo, ha sido un estrechamiento de los límites del género para alejar el microrrelato de las malas compañías que podrían contaminarlo o, lo que es peor, diluirlo. Este aislamiento ha derivado en una codificación casi manierista que lo despeja, irónicamente, de la libertad formal que permitió crear los ejemplos que se han elegido para fundar el género. Se trata, en cierto modo, de un ciclo habitual que, en el caso del microrrelato, se condensa en apenas dos décadas: apropiada brevedad. Son estos problemas, precisamente, los que dan valor al libro de Gemma Pellicer, compuesto por noventa y siete textos que oscilan entre lo brevísimo (las quince palabras del «El alquimista») y lo breve («El presente continuo» y «El loco de la Ku’Damm» son los únicos textos que, a pesar de que no ocupan más de una página y media, no pueden abarcarse en ese único «golpe de vista» que recomiendan algunos teóricos del género). El libro se divide en dos grandes bloques, «Puntos de luz» y «Herbolario», con un texto, «Paisanaje», que actúa a modo de pórtico o de poética. Los microrrelatos, heterogéneos, no evitan los rasgos definitorios del género, pero los tratan con una sabia moderación: la reflexión sobre el propio género es esporádica, precisa y pertinente («Puro tecnicismo»); el humor es melancólico, y no reduce ninguno de los textos a un mero chiste; las referencias metaliterarias están dosificadas (Frankenstein, Baudelaire, Cortázar, Caperucita, El Principito); hay temas típicos del microrrelato (fantasmas, simetrías, personajes condenados a la soledad, teatro y representación, intuición de lo fantástico), pero abundan los tratamientos alejados del efectismo, casi metafísicos; el diálogo y la variación también se utilizan con prudencia. En cuanto a las diferencias con esta tradición novísima, enriquecen el conjunto, lo abren. Para empezar, el libro carece de dinosaurios. Y los finales sorprenden, sí, pero en muchos casos lo hacen precisaGemma Pellicer escritoramente por la ausencia de una sorpresa convencional. En varios casos la epifanía es simbólica, muchas veces en relación con el mundo natural (especialmente en el segundo bloque). Pero uno de los grandes méritos del libro es la búsqueda de un tono situado fuera del tiempo. Apenas hay referencias a la actualidad política o social (en mi opinión, los relatos que tratan de acercarse a estos asuntos están entre los pocos que rebajan el nivel del libro, lo banalizan, sirva como ejemplo «A precio de saldo casi»). También el lenguaje huye del coloquialismo y se sitúa dentro de los límites de un «estilo literario» que no se avergüenza de algún arcaísmo ocasional. Así, el conjunto remite a un clasicismo austero, consciente. Asume el género al que se adscribe, pero lo trasciende con fogonazos aforísticos, con excursiones a la prosa poética, con una cierta pulsión de vida que no tiene todas las ventanas tapiadas. En ese sentido, la materialidad del libro, el trabajo artesanal de edición, es coherente con el contenido (al igual que el título). El «regalo» que acompaña muchos de los libros de Jekyll & Jill tampoco parece gratuito (si se me perdona el juego de palabras): en este caso se trata de un sobre con semillas de flores silvestres. Los microrrelatos de Gemma Pellicer también arraigan y crecen en la mente del lector. Si entendemos la compleja red de los géneros literarios como un ecosistema («Ecosistema», precisamente, es el titulo de un microrrelato extraordinario de José María Merino que bastaría para justificar el género, acaso incluso para explicarlo), Maleza viva constituye una valiosa adaptación evolutiva.
MIGUEL SERRANO LARRAZ
Gemma Pellicer, Maleza viva, Zaragoza, Jekyll & Jill, 2016.

Tres recomendaciones en La odisea del cuentista



fabula-maleza-cosmotheoros

Fábula de Isidoro, Maleza viva y Cosmotheoros, en la lista de recomendaciones para julio de La Odisea del Cuentista:

Fábula de Isidoro, de Julio Fuertes Tarín (Jekyll & Jill) – Literario crítica/ficción social, +18-120

Maleza Viva, de Gemma Pellicer (Jekyll&Jill) – Antología de microrelatos y aforismos poéticos, +18-120

Cosmotheoros, de Christiaan Huygens (Jekyll&Jill) – Ensayo/Ciencia y Ciencia Ficción, +16-120

ENLACE al artículo

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

José María Merino reseña Maleza viva en Leer



Maleza viva de Gemma Pellicer en Revista Leer

 

José María Merino,  miembro de la Real Academia Española, reseña Maleza viva en la revista Leer (mayo, 2016)

FLORECE LO INESCRUTABLE

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer«[…] celebro la aparición del segundo libro de microrrelatos de Gemma Pellicer, que confirma su rica trayectoria creativa, muy personal: Maleza viva (Jekyll & Jill), que, como concepto, resulta una gran metáfora de la vida humana, con Ia implacable presencia del tiempo. La cuidadosa edición viene acompañada, en el interior de la contracubierta por un sobrecito de semillas de flores silvestres. Está compuesta de casi cien piezas y dividida en dos partes, cargadas de ironía y gusto por la experimentación, precedidas por un un microrrelato titulado «Paisanaje» que sintetiza su espíritu. En la primera parte, «Puntos de luz», se juega con aspectos que en principio parecerían demasiado abstractos como para resultar narrativos, aunque lo consiguen: el diálogo entre el «hombre libre» y el «hombre cautivo»; el debate entre «el presente implacable», «el pasado remoto» y «el futuro incierto”; el divertido resultado de los cambios de comas en Correspondencias; el acierto simbólico de El tentetieso… La “maleza” no deja de brotar en forma de viejecitos deambulantes, gente luchando contra el océano de su rutina diaria, curiosos homenajes a Frankenstein, o a El principito, desidentificaciones, desintegraciones, guiños metaliterarios… En Ia segunda parte, “Herbolario”, Ia referencia metafórica vegetal cobra mayor protagonismo, y también los aspectos oníricos y fantásticos, ya apuntados en la primera parte, que a menudo le dan a los textos aire surrealista, en una articulación donde las alimañas, los gusanos, los gavilanes o la emboscadura forman un conjunto en que lo poético y Io reflexivo se alternan con Io estrictamente narrativo, mostrando la versatilidad del microrrelato.»

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

Maleza viva de Gemma Pellicer en Quimera



Susana Camps Perarnau reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer, en el número 390 (mayo 2016) de la revista Quimera.

Maleza Viva de Gemma Pellicer en Revista Quimera

REFORESTACIÓN TEXTUAL

MALEZA VIVA ES EL SEGUNDO LIBRO DE GEMMA PELLICER (Barcelona, 1972), autora de La danza de las horas (Eclipsados, 2012), filóloga, periodista y editora de libros de ficción que de nuevo publica literatura breve de la mano del pensamiento, el caligrama, el aforismo y el diálogo teatral, además de las formas narrativas propias del microrrelato.
El libro se divide en dos partes, «Puntos de luz» y «Herbolario», que contienen cincuenta y una y cuarenta y cinco piezas respectivamente. Por la primera desfilan personajes peculiares, locos y vagabundos, junto con un yo observador que analiza con curiosidad —las más de las veces, con perplejidad— un fragmento de la vida cotidiana, ya sea escena, diálogo o pensamiento. Entre los primeros textos de esta parte hay juegos conceptuales y pasajes de teatro simbólico, experimentos tipográficos, frases potentes que ocupan ocho líneas, episodios probablemente tomados de la vida real —«Los cinco viejitos», «El loco»— y proyecciones o memorias —«Navegación», «Crestas de gallo», «Tentación»—. En ocasiones también se utiliza el juego metaliterario —«Puro tecnicismo», «De gusanos y otras hierbas»—; el nivel de experimentación es intenso.
De esta primera parte sobresalen en mi opinión los microrrelatos que contienen denuncia social, como «El loco», «A precio de saldo casi», «La burla de los disfraces» o «¿Por qué está todo tan oscuro?», por su fuerza y autenticidad. También sorprenden los que abordan una extraña simbiosis de pareja —«Desacuerdo», «De bigotes y matrimonios»—, porque refuerzan la idea de que la relación humana depende de un determinismo caótico, a medio camino entre lo inevitable y la elección personal. Muchas de estas piezas se desarrollan en un momento coMaleza viva microrrelatos Gemma Pellicerngelado, un presente retrospectivo que invita a la reflexión: «Un misterio», «La mujer que no era», «Costumbrismo on the road» o «Entresueño».
La segunda parte, «Herbolario», da paso a formas próximas al surrealismo: «Caperucita en los bosques», «Pájaro emboscada», «Esfera trepidante», que se combinan con piezas donde el pensamiento abstracto se encarna en imágenes simbólicas —«Gavilán de compañía» o «Un cucharón de alpaca». Aquí es frecuente que la naturaleza tome la iniciativa y la palabra, o bien que los elementos oníricos organicen las imágenes de principio a fin. El propósito es siempre la búsqueda de la belleza y la reflexión.
¿Qué aporta este nuevo libro respecto al anterior? Los personajes anónimos, los toques surrealistas y el lenguaje reflexivo y depurado de Maleza viva ya aparecían en La danza de las horas. También aparece el tema de mayor calado: la reflexión sobre el paso del tiempo, que se despliega en «El mismo yo», «Árbor», «La mentira del horizonte» o «Piel», por citar sólo algunos ejemplos. Sin embargo, el salto cualitativo es notable.
En Maleza viva la voz de Pellicer es mucho más segura, flexible y fluida. El conjunto de textos, más coherente. Sin traicionar la meta intelectual que guiaba La danza de las horas, en Maleza viva los materiales literarios tienen —valga la redundancia— más vida, y se expresa una mayor emoción. La visión analítica que privaba en La danza de las horas se ha convertido ahora en un efecto de zoom que obliga al lector a pensar, que lo involucra y lo implica mucho más.
Cabe destacar también la cuidada edición de Jekyll & Jill con un diseño delicado de cubierta, buena calidad de papel y de impresión y el impagable detalle sorpresa que se esconde en la contraportada. El conjunto desprende una refinada sensualidad que nos invita a hacer real el contenido de uno de los microrrelatos, «Apnea»: «Para dar con la perla que lo tenía maravillado, buceó a pulmón y braceó incansable en lo profundo, convencido de que sólo en sueños podía dar con ella. No despertó jamás.»

Maleza viva Gmma Pellicer Suburbano

Maleza viva de Gemma Pellicer en Suburbano (Miami)



Félix Terrones reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer, en la revista Suburbano (Miami)

Gemma Pellicer: formas breves y vivas

Gemma Pellicer (Barcelona, 1972) es una escritora y crítica literaria española conocida por su exploración de distintas formas breves. Así, pasando del poema en prosa al aforismo, sin olvidar el microrrelato, Pellicer es una de las escritores más destacadas cuando se trata de esa literatura que mediante pocas palabras puede formular el universo entero. Hace unos meses, la editorial aragonesa Jekyll & Jill publicó Maleza viva el último libro de Pellicer que permite conocer el estado actual de su literatura así como, para quienes la venimos siguiendo desde hace un tiempo, descubrir qué nueva forma da a sus intereses, por no decir obsesiones, literarios. El resultado es un libro equilibrado, muy bien construido, en el que, como en un mosaico, cada texto breve tiene una autonomía, pero al mismo tiempo contribuye a la imagen del conjunto. Después de haber leído un par de veces Maleza viva, después de haber tomado distancia, adquirido perspectiva, puedo afirmar que se trata de una cuidada y arriesgada propuesta que muestra un trabajo paciente, meticuloso sin quitar nada a la intuición, lo presentido. El equilibrio entre ambos, tal vez lo más difícil de formular cuando uno escriba, es en este libro unas serenas actitud, nunca pose, y estética.

Lo primero que llama la atención en Maleza viva es el lenguaje. Si muchos escritores de microficción apuestan antes que nada por una historia, Pellicer se alinea con aquellos que dejan al lenguaje explorar e interrogar. Así, la intertextualidad —novelas, cuentos, literatura infantil— ocupa un lugar importante en su conjunto. La ficción de Pellicer se basa en la lectura y el diálogo con diferentes autores y tradiciones para homenajearlos mediante la reelaboración, el guiño, la paráfrasis. Incluso en los textos más breves, la autora no descuida el lenguaje, entregándole diversos significados. Pienso, por ejemplo, en el microrrelato titulado “El Frankenstein de Mary Shelley”. Dice así: “YO QUIERO tener una vida COMO TÚ. dEJaR De SER PALABRA, mera sintaxis ridícula, ALZARME de una maldita vez DE LA NADA, ALCANZAR EL CIELO del ser”. En escasas tres líneas, Pellicer plantea un diálogo con los clásicos, una reflexión ontológica, así como desliza la inquietud metatextual. Esa alternancia entre mayúsculas y minúsculas, permite sugerir el balbuceo del monstruo que despierta a una vida imperfecta como también, con gran plasticidad, reflejar lo imperfecto de toda creación.

Si buscamos referentes para Maleza viva, estos se encuentran en otras tradiciones como la francesa. La lectura de Gemma Pellicer me ha recordado libros como Nuits sans nuit et quelques jours sans jour de Michel Leiris. Sobre todo en lo que podríamos denominar la reescritura de las palabras, el hecho de que su contacto cristalice un nuevo significado para cada una de ellas y el conjunto al que dan forma. Como Leiris, Pellicer bMaleza viva Gmma Pellicer Suburbanousca una literatura sugerente, donde lo contado adquiere, de un modo o de otro, una autonomía, un derecho de ciudadanía específicos. Dicha autonomía no interpela tanto la razón del lector como sus recuerdos, sueños, deseos toda esa parte de nuestra humanidad en silencio, a la espera de palabras. En ese sentido la imagen está ahí para formular no el emblema de algo, tampoco su trasunto, como muchas veces ocurre con la literatura, sino un inefable misterio que se deja palpitando, sin respuesta. Pellicer tiene el oficio y la sensibilidad necesarios para la literatura más arriesgada, quizá la más auténtica, esa que escucha su propia voz.

De esta manera, las relaciones de pareja, los cuentos infantiles, las metamorfosis y la multitud de aspectos y temáticas recreados, una y otra vez, en Maleza viva, como si se tratase de una vegetación que crece incesante y espesa, adquieren una elocuente coherencia. No es tanto la mirada, como el estilo lo que les da forma. Un estilo inquieto por el lenguaje, sí, pero también por recrear atmósferas o mostrar as personajes en el límite de algo. Este algo nunca aparece ni se resuelve sino que es sugerido, en toda su inminencia, es una línea de fuga que apunta afuera del texto, tal y como ocurre en “Leve realidad”, verdadera arte poética que resumen la estética que alienta el libro entero: “La luz se emborrona para dar paso a lo real. Fugaz y leve, se abre camino al fin, entre brumas matutinas, el turbio, esplendente, dudoso día”.

No creo equivocarme si afirmo que Maleza viva es de los mejores libros de microrrelato que han sido publicados ahora último. Mediante sus personalísimos voz e inquietudes —hurgar en lo íntimo, recrear las fisuras entre las personas, dialogar con los mitos y los relatos conocidos—, Gemma Pellicer muestra un claro afán por crear una literatura de intersticios, de penumbra, donde el lector asume su parte, que subraya a la vez que borronea, en el acto de creación. Así, Maleza viva enriquece la emergente tradición hispanoamericana gracias a su afán intertextual, que no se restringe a la simple área ibérica, y su cuidado formal que hace de cada texto, relato, prosa poética o ejercicio de estilo, un ejemplo acabado de una escritura serena y madura, bajo la cual palpita lo inevitable. Como en la mejor literatura.

ENLACE al artículo

Revista Quimera recomienda Maleza viva



malez-viva-quimera2  Maleza viva, de Gemma Pellicer, en las recomendaciones de abril de la revista Quimera:

microrrelatos Gemma PellicerMaleza viva, de Gemma Pellicer (Jekyl y Jill, 2016)

Gemma Pellicer nos sorprende con su segundo libro de microrrelatos, donde se impone como juego metaliterario la transgresión del género, llegando a las periferias del aforismo, el poema en prosa o el relato dialogado. Un libro de reinterpretaciones personales —y acertadas— del mundo cotidiano que nos rodea para intentar desentrañar los misterios de la vida mediante magníficas parodias. Pellicer consigue con sus textos convertir en extraordinarios los actos y comportamientos sociales más usuales. Maleza viva es la puerta de entrada perfecta al peculiar mundo de esta autora que va más allá de los límites impuestos del géneroseguir leyendo

Gemma Pellicer - Maleza viva

Maleza viva – Entrevista a Gemma Pellicer



Gemma Pellicer - Maleza vivaIsabel del Río entrevista a Gemma Pellicer en La odisea del Cuentista con motivo de la publicación de su libro Maleza viva.

¿Cuáles fueron tus inicios en el mundo de la escritura?
Fueron, creo, bastante comunes. Fui una niña lectora a la que le gustaba más leer que jugar. Leía lo que caía en mis manos: novelas, tebeos y cuentos de autores clásicos y juveniles. A los 9 años empecé a escribir un diario, lo que no era nada extraño entre los jóvenes de principios de los ochenta. A los 12 años empecé a fantasear con la idea de escribir y a esbozar pequeños cuentos, que regalaba a mi abuela con algún dibujo que lo ilustrara.

¿Qué eres antes: lectora o escritora?
Lectora. La lectura es el verdadero (y más firme) camino para llegar a poder escribir algo decente. Y para desarrollar, dotándola de profundidad y alcance, tu imaginación. Estoy convencida de ello.

¿Quién te inició en el mundo de la lectura?
Mi abuela nos contaba cuentos o historias a mis hermanas y a mí cuando nos acostábamos. En casa la lectura habitual de los mayores era, básicamente, de periódicos. Pero también recuerdo a mi padre encerrándose en su despacho a trabajar. Lo que consistía en emborronar muchos papeles, mientras fumaba un cigarrillo tras otro. Esos momentos los recuerdo con mucha nitidez. Escritura y lectura fueron siempre de la mano.

¿Cuáles son tus primeros recuerdos relacionados con libros?
La primera biblioteca que descubrí como tal, en el sentido de estar formada por un montón de libros puestos a mi alcance, fue la de mi escuela. Habían erigido una casita en mitad del patio del colegio para tal cometido, y yo era feliz. Recuerdo cómo, a partir de cierto momento, dejamos de leer en clase todos los viernes para desplazarnos hasta la biblioteca a leer en voz baja lo que nos diera la gana durante una hora entera. A mí, esa hora, se me pasaba volando. También recuerdo la colección de tebeos y cuentos infantiles que había en casa de mis abuelos maternos. Y la biblioteca enorme con libros para mayores en casa de los paternos…seguir leyendo

Gella Pellicer y Maleza viva en Heraldo de Aragón

Maleza viva, de Gemma Pellicer, en Heraldo de Aragón



Olga BernadGella Pellicer y Maleza viva en Heraldo de Aragón reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer, en el suplemento «Artes & Letras» de Heraldo de Aragón

 

PEQUEÑOS JARDINES DE VIDA

Gema Pellicer lleva dedicada al relato corto muchos años. Como escritora y como estudiosa de un género escurridizo que comparte límites con todos los demás mientras ocupa un espacio abierto pero propio cada vez más observado y frecuentado por los autores contemporáneos Fue en ‘La danza de las horas’, en 2013, donde todos esos años de investigación, estudio y escritura dieron por fin un fruto redondo. Ahora, con esta ‘Maleza viva’, maravillosamente editada por Jekyll&Jill, volvemos a oír su voz en solitario perfectamente madurada ya.
El libro se divide en dos partes: ‘Puntos de luz’ y ‘Herbolario’. Hay un equilibrio en movimiento de todos los temas sobre los que podemos reflexionar un día cualquiera, por eso están vivos, pero esos temas se nos aparecen como la maleza enraizada entre las rosas o como la ya arrancada y movida por el viento, con algo de casual, algo de esperado, algo de misterio, mucho de extraña normalidad. Los personajes son raros, pero no ajenos, todos podemos encontrárnoslos en cualquier paseo: son locos y vagabundos tocados por un punto de luz. Están vivos, pero su realidad nos llega en hojarasca, y con la hojarasca se mezcla la critica social y el lirismo de la voz de la autora.
Gemma Pellicer mantiene en equilibrio todas estas cosas desde un profundo conocimiento de las premisas teóricas del relato corto, pero también desde una enorme libertad. Las premisas teóricas no son dogma, son esqueleto sobre el que trabajan los músculos de los distintos géneros literarios.
Nos encontrarnos ante un libro de microrrelatos, sí, pero qué próximos a veces a lo que se ha dado en llamar poema en prosa, qué íntima conexión con el fogonazo, la mirada distinta, la belleza, la reflexión lírica con su algo inexplicable, ese otro lado que buscamos también en la poesía.
Siempre, como ocurre en todo el género corto, debido a su brevedad queda un espacio no escrito que el lector debe rellenar pero que el autor debe sugerir. Nos cuenta, pero también nos inspira. Será cada lector el que complete el relato, bien porque tendrá que imaginar su final, bien porque deberá consumar secuencias no narradas según su propio interior le marque.
Está presente también el género dramático, pues la acción se nos desgrana en diálogos que casi son escenas de teatro y que, en ocasiones, se adornan —como ya ocurría en su primer libro— con ese gusto valle-inclanesco por la acotación que hace de ella texto puro y no simple aparte.
Es simbólicamente perfecto (además de un placer para el fetichista del libro impreso) que cada ejemplar venga acompañado por un puñado de semillas que tendremos que sembrar y regar para hacerlas crecer de la misma manera, deberemos primero leer el libro, alimentar luego de nuestras propias fuentes todas estas propuestas y finalmente crecerá para cada uno de nosotros una flor distinta —o parecida— pero en cualquier caso tan viva como lo está el libro y cada uno de sus relatos, que tienen, atrapados por un título que sólo sirve de transparente red, una individualidad perfecta.
La elección de la maleza como titulo y red que los agrupa, palabra que en jardinería alude a lo desdeñable, no es en absoluto inocente. Lo que nos rodea no suele ser perfecto, no suele ser poético, pero si es fértil, resistente como la realidad —tan terca que se impone y crece— entre el cemento- y hace falta nuestra mirada para entrever todos los misterios, como ella misma dice «para brotar y erguirse entre rastrojos y hojarasca».
Leer ‘Maleza Viva’ es también escribir, es cultivar un pequeño jardín de papel.
OLGA BERNAD

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

Maleza viva de Gemma Pellicer, reseña de Isabel del Río



Maleza viva microrrelatos Gemma PellicerIsabel del Río reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer, en su blog La Odisea del Cuentista

Maleza viva es un libro de microrrelatos, en este caso próximos al poema en prosa y al aforismo, que baraja formas sentenciosas, narrativas y poéticas con otras dialogadas propias del microteatro. Su título remite a esa maraña de vivencias y sueños que supone toda existencia.

“Si te fijas bien, ese tío que parece ir a lo suyo y no estar para nadie eres tú”.

Si tuviera que escoger un libro para llevarme a un viaje, sólo uno, sin duda sería una antología de relatos, una obra de teatro o un poemario. Siento predilección por este tipo de obras, sintéticas y emocionalmente explosivas, llenas de matices, que reducen a la mínima expresión todo un universo.

“YO QUIERO TENER una vida COMO TÚ. dEJaR De SER PALABRA, mera sintaxis ridícula, ALZARME de una maldita vez DE LA NADA, ALCANZAR EL CIELO del ser”.

Jekill&Jill, una de mis nuevas editoriales de referencia, ha publicado una antología que mezcla poesía, microrelatos y aforismos en las mismas páginas. Además, si lo unimos al buen hacer de la editorial, que crea libros realmente preciosos —incluye un paquetito de semillas y todo—, nos encontramos ante uno de esos libros que puede considerarse un tesoro estético, por dentro y por fuera seguir leyendo

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

Maleza viva de Gemma Pellicer por Fernando Aínsa


Texto de presentación del libro Maleza viva, de Gemma Pellicer, por Fernando Aínsa
(Librería Cálamo, Zaragoza, 11 de febrero de 2016), extraído de su blog En la marcha.
El consabido cri-cri amenizando la tempestad
Los relatos breves de Gemma Pellicer (*)

En su introducción a una antología de narrativa experimental publicada en 1971 con el título Anti-Story (El anti-cuento) Philip Stevick incluye como una de las formas más arriesgadas de experimentación la escritura de narrativa extremadamente breve, aquella que no excede el espacio convencional de una cuartilla o una página impresa.
El espacio de una página puede ser paradójicamente suficiente —nos dice— para lograr la mayor complejidad literaria, la mayor capacidad de evocación y la disolución del proyecto romántico de la cultura, según el cual sólo algunos textos con determinadas características (necesariamente a partir de una extensión mínima) eran dignos de acceder al espacio privilegiado de la literatura.
Durante los últimos treinta años años esta forma de escritura breve ha dejado de ser algo marginal en el trabajo de cualquier escritor reconocido o un mero ejercicio de estilo. En su lugar, la mini ficción es, cada vez con mayor intensidad, un género practicado con entusiasmo y con diversas clases de fortuna por toda clase de autores.

Tal es el caso del conjunto de relatos breves que componen Maleza viva de Gemma Pellicer que tenemos el placer de presentar hoy en esta cuidada edición de Jekyll&Jill, donde se reúne una representativa muestra de la variedad que ofrecen hoy en día las formas breves : mini-ensayos, lo que Judith Kitchen ha bautizado gráfica y simplemente como Short (Corto), textos ensayísticos de brevedad extrema que en autores como Jorge Luis Borges, Virginia Woolf y Octavio Paz son una lección de poesía, precisión y brillantez compitiendo con sus propios textos más extensos; el mini–teatro que entusiasma en los escenarios del mundo del que Pellicer nos ofrece dos ejemplos (“Horizontes infinitos” y “El presente continuo”), género del que fuera pionero Marco Denevi con las composiciones teatrales del ficticio “Festival de Stendal 1965” reunidas en Falsificaciones; los textos brevísimos, aforísticos o los fragmentarios que William Peden ha llamado “ficción escuálida” que abundan en la obra. Un ejemplo, entre varios: “Aguas insomnes” “Ondas que ondulantes ondean aguas insomnes ondean ondulantes qué ondas”.

 

A la escucha de la actualidad política y social

Al mismo tiempo, los textos breves de Maleza viva no eluden las alusiones a temas políticos o sociales de actualidad. En “A precio de saldo casi” nos habla de la actualidad y de una España —“nuestra insidiosa Spain”— en liquidación, donde se ofrecen jóvenes de “toda clase sin licenciar” y también “doctorados”, oferta que incluye un “futuro diezmado”, corrupción y ahorros devaluados “a duras penas desvergonzados”.
En “La burla de los disfraces” se produce un desahucio al revés. Un grupo de “indignados antisistema” desalojan a un banquero de su casa, sacándolo “en volandas de su cama”.  Los indignados se prometen hacer lo mismo con cada desahucio que se cometa en adelante.
Pero, tal vez, el relato breve de tono descarnado que produce una mayor desazón sea  “¿Por qué está todo tan oscuro?” : Suelo poner la tele mientras plancho. De ahí que estuviera peleándome con el cuello difícil de una camisa en el momento en que emitían la noticia. Una rubia platino en perfecto estado de revista anunciaba que a un chino de seis años le habían sacado los ojos. «Comercio de órganos», me ha parecido oír mientras la plancha soltaba vapor como si se quejara de algo. Luego la mujer de la tele ha seguido hablando sobre no sé qué aniversario de Michael Jackson. Y yo he vuelto también a la plancha. Por uno de mis ojos el niño ciego lloraba.

Pero hay más.
Maleza viva nos aproxima en muchos de sus textos a la prosa poética de la que los Petits poëmes en prose (Los pequeños poemas en prosa) de Baudelaire, esa colección de 50 pequeños poemas publicados póstumamente, que fueron el antecedente de una modalidad que desde entonces propicia que poesía y relato intercambien guiños de complicidad.
En los textos de Gemma Pellicer resulta difícil distinguir la escritura de poemas en prosa de la narrativa breve, razón por la cual un mismo texto podría ser incluido simultáneamente en antologías de cuento, en antologías de ensayo o en antologías de poemas en prosa. Esta complementariedad de géneros en la que creo —prosa breve y poesía— y que personalmente practico la percibo en muchos de los relatos que presentamos.
El primer texto del libro, “Leve realidad”, nos brinda un sugerente ejemplo : La luz se emborrona para dar paso a lo real. Fugaz y leve, se abre camino al fin, entre brumas matutinas, el turbio, esplendente, dudoso día. En la mayoría de estos textos breves se perciben las pulsaciones de «la vida breve» y son el mejor espejo para reflejar las gesticulaciones de individuos balanceándose en la precariedad, la inmediatez y la urgencia que caracteriza nuestro tiempo.

Para Gemma Pellicer la micro ficción representa el «instante» de la vida  y la condensa en la forma que mejor expresa la incapacidad de enfrentamiento del ser humano con «un plazo más largo”. En su brevedad está la mejor síntesis de un tiempo de ritmo sincopado, incapaz de proyectarse más allá del instante que se vive, lo que se ha llamado «la inhibición frente al futuro».
De allí la importancia de recordar que en su “brevedad dirigida”, en el estilo conciso, en la unidad de acción del suceso concentrado que relata (Borges diría “situación”), en la de la impresión o efecto que provoca, tensión interna y condensación vital, ritmo y pulsación que lo conducen desde el principio al final que lo cierra oclusivamente, el relato breve de Pellicer se erige como una forma autónoma y auto explicativa que recorta un espacio propio “como una fotografía” —diría Cortázar, autor de “textículos” de probada eficacia.

 

El micro relato como «fruto redondo, concentrado en su semilla»

En su difícil sencillez y provisto de un ritmo ajustado conduce imperiosamente al lector a una especie de contagio emotivo. Enrique Anderson Imbert —ese crítico y autor de excelentes microrelatos, hoy tan injustamente olvidado—nos decía que el autor de formas breves, entre las que incluía el cuento, “aprieta la materia narrativa hasta darle una intensa unidad tonal”. El texto resultante es “un fruto redondo, concentrado en su semilla”.
Esta metáfora siempre me ha parecido elocuente y la mejor síntesis de la dualidad y las contradicciones del género: ese fruto redondo de piel porosa. En efecto, el micro relato se formula y se crea a través de una estructura que le impone, “elementos invariables” en el interior de un modelo que le garantiza su representatividad como género. De otro modo puede ser un chiste (peligro que amenaza a muchos microrelatos y que Pellicer evita con inteligencia), una simple anécdota (banalidad que sorprende en muchas presuntas microficciones), un fragmento deshilachado carente de coherencia interior con el que muchos pretenden ser autores de formas breves.

Estos y otros muchos síntomas de las estrategias de escritura y lectura  que nos propone Maleza viva nos llevan a ratificar que el fragmento ocupa un lugar central en la escritura contemporánea. No sólo es la escritura fragmentaria sino también el ejercicio de construir una totalidad a partir de fragmentos dispersos. Esto es producto de lo que llamamos fractalidad, es decir, la idea de que un fragmento no es un detalle, sino un elemento que contiene una totalidad que merece ser descubierta y explorada por su cuenta.

Tal vez la estética del fragmento autónomo y recombinable a voluntad es la cifra estética del presente, en oposición a la estética moderna del detalle. La fractalidad ocupa el lugar de fragmento y del detalle ahí donde el concepto mismo de totalidad es cada vez más inabarcable

Sin embargo, aún atenido a una forma rigurosa el relato breve necesita abrirse al exterior y ser capaz de reflejar, interpretar y recrear un mundo en permanente cambio y evolución. Debe propiciar en el lector una apertura, un fermento que proyecte la inteligencia y la sensibilidad más allá de la anécdota que narra. Es necesario insistir en esta doble condición del género, gracias a la cual puede integrar todo lo útil a sus fines, sin perder la estructura que lo caracteriza. De ahí la necesidad de un equilibrio sutil y permanente entre apertura temática y ajuste formal. En resumen, el “fruto redondo” debe ser transparente y poroso. En su “semilla” está el secreto.
Críticos como el mexicano Lauro Zavala, especializado en el cuento, aseguraba a fines del siglo pasado que «la mini ficción sería la escritura del próximo milenio» —el que ahora es el nuestro— pues es muy próxima a la fragmentariedad paratáctica de la escritura hipertextual, propia de los medios electrónicos.
Creo que Gemma Pellicer con esta “maleza viva” que anima su recopilación, “océano de rastrojos y retama”, especialmente en la segunda parte titulada “Herbolario” como otros autores nos han propuesto Bestiarios, nos ofrece una magnífica demostración de las posibilidades de un género hoy en día objeto de coloquios, festivales, concursos, encuentros, cursos de teoría y análisis literario, de polémicas sobre la terminología más apropiada para definirlos y y publicación de antologías.
Siempre he sospechado que en las formas proteicas que asumen los relatos breves se esconde una creatividad que ninguna teoría puede atrapar. La lectura de Maleza viva de Gemma Pellicer me lo ha confirmado. Por otra parte, cada ejemplar de esta espléndida edición de Jekyll&Jill nos ofrece en la contracubierta un sobre de semillas para que plantemos nuestra propia “Maleza viva” o “hierba mala, que también la hay”, según nos recuerda la autora. Solo nos queda —como nos propone Pellicer escuchar a continuación “el consabido cricrí amenizando la tempestad”.

(*) El pasado 11 de febrero presenté en la Librería Cálamo de Zaragoza
el libro MALEZA VIVA de la escritora Gemma Pellicer en compañía de la poeta Olga Bernad.

Fernando AÍNSA
Zaragoza, 11 febrero 2016

Gemma Pellicer y Maleza Viva



gemma pellicerIsabel Del Rio entrevista a Gemma Pellicer con motivo de la publicación de Maleza Viva en La odisea del cuentista.

«Las piezas que reúne el libro son producto de la imaginación, aunque también aparezcan en él personajes e historias reales, y aun otros que son arquetipos, como el hombre cautivo, el hombre libre o la figura del tentetieso. En definitiva, hay vida e invención entremezcladas en la recreación ficticia de experiencias vividas.»

La entrevista completa se puede leer AQUÍ

 

Maleza viva en El coloquio de los perros



Reseña de Maleza viva, de Gemma Pellicer, por Héctmaleza vivaor Tarancón Royo, publicada en la revista El coloquio de los perros:

Maleza viva nos sumerge en un mundo onírico y natural lleno de fracturas, perspectivas por las que seguir y que recuerda, al menos desde este punto de vista, a obras tempranas del «land art», a una vuelta a los orígenes, a la visión suspendida seguir leyendo

Maleza viva de Gemma Pellicer en Le Cool



Maleza viva de Gemma PellicerMaleza viva, de Gemma Pellicer, en la sección Inspiración de la revista Le Cool Madrid, por Juan Carlos Portero.

«Miro al espejo, soy yo, ese viejo que ronca y lleva un niño dentro. Me sirve la página 37, que suma par, para hendir el cuchillo y ver cómo como brotan los relatos cortos, los aforismos, las sentencias, los amaneceres y las oscuridades, que se enredan en unas sábanas pintadas de letrasseguir leyendo

 

Reseña de Maleza viva, por Inés Mendoza



Inés Mendoza dedica esta excelente reseña a Maleza viva, de Gemma Pellicer, en la revista Zas! Madrid:

«El verdadero hilo conductor de Maleza viva es el movimiento, que en este conjunto de piezas actúa como metáfora de la mutabilidad de la vida humana».

En el primer tomo de sus célebMaleza viva Gemma Pellicer Microrrelatosres Diarios, Anaïs Nin afirma que todo aquello “que vive” entraña una continua necesidad de respuestas, un “movimiento dinámico de misterio en misterio”. O lo que es igual: que toda aventura vital involucra una búsqueda de conocimiento, una cadena de preguntas. Operación que, por otra parte, describe bien la esencia del oficio literario. Y precisamente una operación de búsqueda es la que acometen los sugerentes microrrelatos que componen Maleza viva, el segundo libro de la escritora y crítica Gemma Pellicer, editado con esmero por el sello Jekyll and Jill. Enigmas universales, como la ambigua percepción humana del tiempo o el prodigio que palpita bajo lo cotidiano, son tratados en estas narraciones con sensibilidad y lucidez seguir leyendo

Maleza viva de Gemma Pellicer en Détour



Maleza viva en revista Detour microrrelatos Gemma Pellicer

Óscar Brox reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer, en Revista Détour:

«A menudo se tiende a pensar, quizá un tanto exageradamente, en el microrrelato como si se tratase de un ejercicio perfecto de miniatura literaria. Y lo cierto es que lo bonito de esas miniaturas radica en la tentativa, en las ideas que anotan y las líneas que exploran (y no necesariamente cierran); en esas pequeñas cosas que observan durante un instante de atención. Aquello que, en definitiva, despierta nuestra perplejidad. Cada vez que nos preguntamos por todo ese vasto universo de cosas, de lugares y de personas, de costumbres y de pensamientos, que a fuerza de mantener su parcela en el tiempo se han convertido en verdaderos misterios. Porque nunca nos obligamos a buscar su sentido, el porqué de su vigencia, la fuerza de atracción que nos impulsa a incluirlos dentro de la esfera de nuestra cotidianidad. Visto así, se puede decir que Maleza viva es un libro de relatos en el que su autora, Gemma Pellicer, se propone desenmarañar todos esos misterios que envuelven a la realidad que, tal vez porque está en nuestra naturaleza humana no reparar en ellos, pasan desapercibidos en el día a día. Desenmarañar, desarbolar, desarticular. Parodiar, en suma, con gracia e ironía, para detectar cada pequeña inconsistencia dentro de nuestra en ocasiones rutinaria manera de ver las cosas.

Maleza viva conjuga la prosa con la poesía, el texto corto con el relato dialogado, siempre en busca de ese momento de ingenio que derrame un poco de inteligencia allí donde solo queda un lugar común. Una idea banal. Una nada. Y lo consigue al precipitarnos contra los pensamientos de una estatua ecuestre que se pregunta por su inevitable falta de uso (al menos, en tiempos actuales); un árbol en plena caída de hojas que discute su identidad arbórea (¿es la corteza? ¿El majestuoso manto verde que adorna sus ramas? ¿Quizá todo aquello que respira a través de la resina?); o esa vejez que convierte en extrañas a aquellas figuras que han formado parte del paisaje por el que nos movemos (ya sea en bellísimos retratos como Estela de pájaro o La vagabunda). Es decir, al enfrentarnos a lo que queda en el fondo, al poso, de unas vivencias a menudo demasiado maquinales. Excesivamente automatizadas por los ritmos de la vida moderna. Esa en la que las pequeñas y grandes tragedias se ahogan con la comicidad que surge tras lo grotesco (Desacuerdo) o lo absurdo (Correspondencias). Tras esas palabras que, enmarañadas, parecen gastar su efectividad con tan poca cosa. Liándose unas con otras, enredadas, sin que parezca posible tirar de un hilo para desenmarañarlas» …seguir leyendo

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

Presentación en Zaragoza de Maleza viva de Gemma Pellicer


Maleza viva Microrrelatos de Gemma Pellicer

Librería Cálamo y Jekyll & Jill editores tienen el placer de invitarle a la presentación del libro MALEZA VIVA de Gemma Pellicer
que tendrá lugar el jueves, 11 de febrero, a las 19:30 h en Librería Cálamo (Pza. San Francisco, 4, Zaragoza).
Asistirá la autora, que será presentada por los escritores Olga Bernad y Fernando Aínsa. Les acompañará
Jessica Aliaga Lavrijsen, editora de Jekyll & Jill.
Al acabar el acto, tomaremos un vino.

Maleza viva es un libro dMaleza viva microrrelatos Gemma Pellicere microrrelatos, en este caso próximos al poema en prosa y al aforismo, que baraja formas sentenciosas, narrativas y poéticas con otras dialogadas propias del microteatro. Su título remite a esa maraña de vivencias y sueños que supone toda existencia. En la primera parte aparece una serie de personajes cuyo cometido estriba en presentar situaciones insólitas, a la manera de tímidos puntos de luz, alumbrando a través de su comportamiento un tanto excéntrico su correspondiente parcela de realidad. Así, locos, vagabundos y ajadas marquesas desfilan por estas páginas, junto a otros seres singulares. En Herbolario, la segunda parte, nos encontramos también con piezas cercanas al surrealismo, pero vinculadas al misterio de una naturaleza inextricable que al cabo impone su voluntad. Y en donde a menudo ese mismo ecosistema toma la palabra para hacer oír su voz. El conjunto, una prueba más de la vitalidad del género hoy en España, muestra un puñado de microrrelatos de corte íntimo, en el que vida y literatura enredan sus hilos hasta formar un maravilloso retablo de poder evocador.

Gemma Pellicer escritoraGemma Pellicer (Barcelona, 1972) Es licenciada en Filología Hispánica y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabaja como editora de textos de ficción y cultiva la crítica literaria en la revista Quimera. Escribe microrrelatos, cuentos y aforismos, piezas que han aparecido recogidas en antologías como Mar de pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (2012), en edición de Fernando Valls; La música de las sirenas (México, 2013), al cuidado de Javier Perucho; o Aforistas españoles vivos (2015), de José Luis Herrera. Además, es corresponsable de la antología Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual (2010). La danza de las horas (2012) fue su primer libro de microrrelatos.

Maleza viva microrrelatos Gemma Pellicer

Presentación en Barcelona de Maleza viva de Gemma Pellicer



Maleza viva Microrrelatos de Gemma Pellicer

Librería La Central y Jekyll & Jill editores tienen el placer de invitarle a la presentación del libro MALEZA VIVA de Gemma Pellicer
que tendrá lugar el miércoles, 10 de febrero, a las 19 h en La Central (Mallorca, 237, Barcelona).
Asistirá la autora, que será presentada por Robert Saladrigas  (escritor y crítico literario en La Vanguardia) y Juan José Flores (escritor). Les acompañará
Víctor Gomollón, editor de Jekyll & Jill.
Al acabar el acto, tomaremos un vino.

Maleza viva es un libro dMaleza viva microrrelatos Gemma Pellicere microrrelatos, en este caso próximos al poema en prosa y al aforismo, que baraja formas sentenciosas, narrativas y poéticas con otras dialogadas propias del microteatro. Su título remite a esa maraña de vivencias y sueños que supone toda existencia. En la primera parte aparece una serie de personajes cuyo cometido estriba en presentar situaciones insólitas, a la manera de tímidos puntos de luz, alumbrando a través de su comportamiento un tanto excéntrico su correspondiente parcela de realidad. Así, locos, vagabundos y ajadas marquesas desfilan por estas páginas, junto a otros seres singulares. En Herbolario, la segunda parte, nos encontramos también con piezas cercanas al surrealismo, pero vinculadas al misterio de una naturaleza inextricable que al cabo impone su voluntad. Y en donde a menudo ese mismo ecosistema toma la palabra para hacer oír su voz. El conjunto, una prueba más de la vitalidad del género hoy en España, muestra un puñado de microrrelatos de corte íntimo, en el que vida y literatura enredan sus hilos hasta formar un maravilloso retablo de poder evocador.

Gemma Pellicer escritoraGemma Pellicer (Barcelona, 1972) Es licenciada en Filología Hispánica y Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona. Trabaja como editora de textos de ficción y cultiva la crítica literaria en la revista Quimera. Escribe microrrelatos, cuentos y aforismos, piezas que han aparecido recogidas en antologías como Mar de pirañas. Nuevas voces del microrrelato español (2012), en edición de Fernando Valls; La música de las sirenas (México, 2013), al cuidado de Javier Perucho; o Aforistas españoles vivos (2015), de José Luis Herrera. Además, es corresponsable de la antología Siglo XXI. Los nuevos nombres del cuento español actual (2010). La danza de las horas (2012) fue su primer libro de microrrelatos.