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Abisal: entrevista a Álvaro Cortina Urdampilleta en El Español

Gonzalo Barbero entrevista a Álvaro Cortina Urdampilleta con motivo de la publicación de su libro  Abisal, libro de zonas y de figuras, en el diario El Español:

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De Robocop a Unamuno pasando por Poe: un libro inclasificable para entender el mundo

El novelista y doctor en filosofía Álvaro Cortina Urdampilleta explora desde Abisal (Jekyll & Jill) un mundo de imágenes donde el cine, la poesía y la novela conforman un mosaico inclasificable.

George Steiner trató en profundidad el génesis de las ideas en Gramática de la creación (Siruela), poniendo orden en el léxico de las cosas que se generaban, de las ideas que echaban a andar frente a sus creadores. Aunque el origen de Abisal (Jekyll & Jill), de Álvaro Cortina Urdampilleta, quizás habría tomado por sorpresa al austriaco. Fue una voz televisiva la que le alargó el primer cabo de una idea que fue tomando forma en un ensayo de «zonas y de figuras». Iker Jiménez, desde su nave del misterio interpelaba a sus espectadores: «Algo está mutando entre nuestra sociedad».

Lo que siguió fue una noción, un mosaico que se completaba con las teselas de la cultura y la información, que desmigadas no tienen razón aparente, pero que en su conjunto conforma nuestra visión del mundo. Incluso las palabras del presentador podían aducirle a otras imágenes, obras y pasajes. Aprovechando el hilo que la cultura, sin distinciones, le podía ofrecer.

Un libro sin género

Su autor acabó dando forma a un libro «sin género», que toma las Ensoñaciones del paseante solitario de Rousseau como guía para generar «asociaciones imaginativas» por el camino. «Es un ensayo que al mismo tiempo es un itinerario, aunque cuenta con personajes propios de la novela», explica Urdampilleta, quien se desmarca de la cursilería de lo onírico para dejar entrever el humor y la ironía en algunos de sus pasajes.

abisalNovelista y doctor en filosofía, su autor dirige al lector hacia un homenaje al cine, la literatura y el arte que conforma los vértices de su propio mosaico, explorando estas disciplinas desde la tupidez del barroquismo cultural, aunque accesible: «Quería hacer un libro sobre mis propias fobias y filias, nada académico y que me permitiese disfrutarlo». Robocop se acaba relacionando con el escritor Arthur Machen, de la misma forma que Unamuno lo hace con la España vacía o Schopenhauer con La jungla de cristal. Nociones que se van desarrollando en un libro que surge de una exploración propia: «Es como el científico que se inocula con su propio invento para probarlo»
Como signo de los tiempos, su autor responde a las preguntas de este diario desde el confinamiento de la habitación de su infancia, en el suspense que viven muchos españoles durante estas fechas. Rodeado de objetos y juguetes ya olvidados, ironiza desde un decorado que podría ayudarle a añadir a su obra más capítulos, en ese recorrido que va desde la subjetividad del escritor a la universalidad del lector que caracteriza a esta obra.

Mosaicos

A partir de la idea de todomosaico se describe el conjunto de asociaciones a través de las que vemos el mundo, piezas que conforman nuestra visión tanto de las cosas más mundanas, casas y pasillos; hasta las más trascendentales, el paso del tiempo o la nostalgia. Un libro que «es casi un laberinto», y que en el que el propio Enrique Vila-Matas advierte desde su faja: «Pero ¿qué has hecho Álvaro Cor­tina? ¿Quién te empujó a bus­car un tipo de fic­ción que intenta hacer algo que no se ha inten­tado nunca antes?«.  SEGUIR LEYENDO

Sobre Abisal, por Luis Antonio de Villena

Luis Antonio de Villena escribe sobre Abisal, libro de zonas y de figuras, de Álvaro Cortina Urdampilleta, en su cuenta de Facebook:
ABISAL. LIBRO DE ZONAS Y FIGURAS
Álvaro Cortina Urdampilleta (Bilbao, 1983) es un peso pesado de sabiduría y talento. No es lo habitual ni en su generación ni en esta época cenicienta. Lo conocí hace años como becario en el diario «El Mundo» (el de antes, ahora es peor) y no me podía imaginar a nadie menos «periodista» que Álvaro, sesudo doctor en Filosofía y joven -hombre ya hoy- de plurales saberes. Presenté en el Ateneo madrileño su primera novela «Deshielo y ascabisalensión» de 2013. Libro que hubiese sido del gusto de Juan Benet. Hace poco Álvaro me telefoneó, tomamos una copa y me dio su segundo libro (él habló de novela) titulado «Abisal. Libro de zonas y figuras» Editorial Jekyll & Jill. Hablamos de muchas cosas, desde Aristóteles a Arthur Machen pasando por Zuloaga, Plotino, Unamuno o Galdós. ¿Por qué no Baroja, al que prefiero, y del que habla tanto? No sé si este gran tomo de 713 páginas es una novela o una múltiple experiencia entre el ensayo y la narrativa. El libro bulle en saberes, autores, historias, esguinces y perspectivas… Dejo el análisis para otro momento. Basta dejar constancia de este abisal ensayo de cultura y relato, al que admiro (de entrada) porque se sitúa en las antípodas de lo que una época vulgar demanda. Literatura sólida y pensamiento fuerte en las manos , jóvenes aún, de Álvaro Cortina Urdampilleta, doctor en Filosofía y estudioso de Schopenhauer y de Aristóteles. Para Álvaro la otra lengua no es el vulgarizado e invasivo inglés, sino el poderoso y rotundo alemán. ¡Salud, caballero! MAIVS OPUS MOVEO. (Virgilio).

Abisal: entrevista a Álvaro Cortina Urdampilleta en revista LEER

Borja Martínez entrevista en revista LEER a Álvaro Cortina Urdampilleta con motivo de la publicación de Abisal, libro de zonas y de figuras.

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ÁLVARO CORTINA: «LA ESENCIA DEL ARTE ES VOLVER A TI MISMO CAMBIADO»

‘Abisal’ (Jekyll & Jill) aparece, voluminoso e imponente, bajo la apariencia de un personalísimo tratado de estética, pero esconde una propuesta literaria única e insólita en el panorama actual. Conversamos con su autor, Álvaro Cortina Urdampilleta, sobre este clásico instantáneo.

Veni­mos a decir que Abi­sal, de Álvaro Cor­tina Urdam­pi­lleta, es el libro más impor­tante de 2021. Y lo hace­mos con la inten­ción de que esto sig­ni­fi­que algo. Este exu­be­rante tra­tado de la ima­gi­na­ción, ori­gi­nal y des­me­su­rado, ambi­cioso y modesto a la vez, es un libro único que apa­bu­lla delei­tando. Un alarde de obser­va­ción e intros­pec­ción, de refle­xión e inven­tiva lite­ra­ria. Enri­que Vila-Matas lo des­tila con opor­tuno asom­bro en la faja pro­mo­cio­nal que Cor­tina (Bil­bao, 1983) ha con­se­guido arran­carle: «Pero, ¿qué has hecho Álvaro Cor­tina? ¿Quién te empujó a bus­car un tipo de fic­ción que intenta hacer algo que no se ha inten­tado nunca antes?».

Vila-Matas dice fic­ción, por­que este libro que pre­tende fijar un sis­tema esté­tico per­so­nal de vali­dez uni­ver­sal es ante todo lite­ra­rio. Sobre todo cuando su autor, escri­tor y doc­tor en Filo­so­fía, se erige en pro­ta­go­nista y emprende sus paseos gótico-románticos por la ciu­dad para sacarle punta a todo lo que se encuen­tra y lo que recuerda, hasta com­ple­tar las tese­las de este sis­tema per­so­nal, este «todo­mo­saico» com­puesto de zonas, figu­ras y dis­pa­ra­tes apor­ta­dos por los libros, las pelí­cu­las y el arte. Y todo ello escrito con esa inte­li­gen­cia sutil y extraña y el ori­gi­na­lí­simo talento que ya demos­tró en Des­hielo y ascen­sión. Y en algu­nas pie­zas de LEER que son frag­men­tos embrio­na­rios de Abi­sal, como su artículo sobre Moby Dick y la omi­nosa des­crip­ción de lo blanco de su capí­tulo 42.

Cor­tina lo des­pliega ahora en gran vuelo, en pro­di­gioso des­censo a los abis­mos de uno mismo y de la cul­tura que es este libro que nace clá­sico por­que es único. Por­que a la altura de este 2021 que ter­mina y en el que, ace­cha­dos por los demo­nios de la diso­lu­ción, la prisa y el tedio a los que el autor de Abi­sal comabisal­bate escri­biendo, ape­nas nos da la cabeza para leer dos líneas segui­das, nadie de su gene­ra­ción es capaz de escri­bir un libro así, denso en apa­rien­cia pero ligero como una nube majes­tuosa. Álvaro ha hecho por noso­tros el esfuerzo mayúsculo de con­cen­trarse y envien­trarse dan­tes­ca­mente, en la ciu­dad y en la esté­tica, para alum­brar esta obra deli­ciosa a la que aga­rrarse para salir volando de la caverna digital.

Con­ver­sa­mos sobre Abi­sal y salió una entre­vista larga como el libro al que pre­tende honrar.

¿Qué es ‘Abi­sal’?
Es en cierto sen­tido la des­crip­ción de una coti­dia­ni­dad mar­cada por la cul­tura. Es inten­tar ver y expli­car que la cul­tura impregna todo lo que vemos. Es un intento de com­pren­sión orgá­nica de cómo la cul­tura nos afecta en el día a día y nos lleva a enra­re­cer las cosas, a ver­las con dis­tan­cia. Para cap­tar la extra­ñeza y para cap­tar la fami­lia­ri­dad nos vale­mos de la cul­tura. Y lo que mues­tra Abi­sal es pre­ci­sa­mente cómo todos nos fabri­ca­mos un sis­tema de imá­ge­nes que yo llamo mito­ló­gico. En el fondo, Abi­sal es una espe­cie de tra­tado sobre la mito­lo­gía sub­je­tiva. Es decir, el poso que dejan en noso­tros los libros, las pelí­cu­las, los cua­dros. Las for­mas de la belleza. O de la feal­dad. O de lo terri­ble. Todos noso­tros nos fabri­ca­mos una espe­cie de casa de imá­ge­nes. No acce­de­mos nunca a la reali­dad en seco, sino a tra­vés de ellas. Nece­si­ta­mos imá­ge­nes para vivir. Diría que Abi­sal habla de la nece­si­dad de crear­nos un mundo artificial.

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Abisal entre los mejores libros de 2021 en Revista GQ

abisalAbisal, libro de zonas y de figuras, de Álvaro Cortina Urdampilleta, en la lista de Los mejores libros de 2021 de la revista GQ:

«La novela/ensayo más rotunda, impresionante, colosal, esquiva, ensimismada, estimulante, excesiva, intrépida y majareta del año; un catálogo de obsesiones personales de un autor que piensa en símbolos e imágenes antes que en palabras, sin que eso vaya en detrimento (todo lo contrario) de su imaginativa, envidiable prosa. Un desafío para lectores premium».  SEGUIR LEYENDO

Entrevista a Álvaro Cortina Urdampilleta en Solidaridad Digital

Esther Peñas entrevista a Álvaro Cortina Urdampilleta con motivo de la reciente publicación de su ensayo Abisal, libro de zonas y de figuras. En Solidaridad Digital:
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«La vida cotidiana de cada cual es bastante más extraña de lo que después pensamos»

Hay libros que son tan frondosos como junglas y tan exquisitos y bellos como los jardines babilónicos, libros que son un entramado de conexiones delirantes, fascinantes, atrevidas, deliciosas. Libros de cartografía imposible pero trazada (en índices con sentido), libros de espíritu humanista y gamberro desplegado en un festín privado para el que se expenden venias. Abisal. Libro de zonas y figuras (Editorial Jekill&Jill), de Álvaro Cortina Urdampilleta (Bilbao, 1983). Por ejemplo. 

¿Qué nos dice de un escritor el hecho de que el índice sea una de las cosas de las que más orgulloso esté?

Seguramente, nos dice que siente que, pese al caos y a las contingencias, ha conseguido fijar un camino, una senda, y que la ha seguido. Prefijar sendas y realizar la marcha, hacer planes y cumplir planes: ¿no es esto, acaso, Esther, un reflejo de la vida y la medida de nuestros éxitos y nuestros fracasos? ¡Eso nos dice un índice, pero cuando el libro ya ha sido escrito, Esther, nunca antes! Antes es sólo un exoesqueleto, un cúmulo de promesas. Como ves, he tenido sentimientos muy intensos con mi índice.

¿La vida es esto mismo, un rizoma (por utilizar el símil de Deleuze), un entramado de conexiones? 

La vida, técnicamente hablando, tiene una estructura. Tengo entendido que el orden es: nacer, desarrollarse, morir. Entre medias, a veces, también encontramos la reproducción y la cotización en la seguridad social; otras, no. Pues bien, aquí hay una estructura. Otra cosa es la imaginación. La vida de la imaginación es más caótica, se crea por asociaciones, por ocurrencias y por apropiaciones: esto genera un magma portentoso, siniestro o cómico, y en todo caso abisal. El libro es un tratado sobre las formas de la imaginación. Un bestiario de estados de ánimo. Las zonas esenciales, los espacios vistos por los poetas, las figuras de esas zonas (pobladores y moradores), y las madréporas temporales son sus protagonistas. Esto es compatible con nacer, con desarrollarse y con morir. Técnicamente, es un mundo paralelo. SEGUIR LEYENDO

Abisal de Álvaro Cortina Urdampilleta en Culturamas

abisalÍñigo Linaje dedica una excelente reseña a Abisal, libro de zonas y de figuras, de Álvaro Cortina Urdampilleta. En Culturamas:

La lectura de un libro siempre es un reto. Si ese reto viene envuelto en setecientas páginas y el propio autor -en el exordio- lo define como un conglomerado, como un collage de ideas, reflexiones y juegos metaliterarios el reto es doble. Abisal, el último libro de Álvaro Cortina Urdampilleta, es un laberinto lleno de conexiones subterráneas donde las lecturas y la vida del autor se funden con la literatura y el pensamiento. Un híbrido de carácter experimental que trasciende las fronteras del ensayo y todo tipo de catalogación genérica. Lo dice Enrique Vila-Matas en la faja promocio
nal: ¿Quién empujó a Álvaro Cortina a buscar un tipo de ficción que intenta hacer algo que no se había intentado nunca antes?

Tal y como indica el título, Abisal es una inmersión en las profundidades del arte y la literatura. Una obra heterodoxa e inclasificable -abundante en citas y referencias paratextuales- escrita por un estudioso de la cultura en sus más variadas manifestaciones. El volumen se lee con el interés que despiertan los libros que exigen un esfuerzo notable de atención por parte del lector, y evita la prolijidad de los materiales expuestos mediante una prosa ágil y dinámica, que salta continuamente de un motivo a otro y que, más que sumir al lector en el desconcierto, lo anima a seguir explorando en ese laberinto de espejos paralelos.

No es fácil encontrar antecedentes a este libro en nuestra tradición literaria. Salvando las distancias, podríamos recordar aquella travesía alucinante de Rafael Argullol titulada Visión desde el fondo del mar, una obra con la que esta guarda ciertas concomitancias, ya que mezcla literatura y mitología, arte y pensamiento, y comparte con Abisal el mismo ánimo explorador y totalizador. Igual que sucede en el libro del catalán, una minúscula frase extraída de una novela le sirve a Cortina para establecer las conexiones más audaces e insospechadas. De esta manera, un diálogo de Moby Dick encuentra su correspondencia en una cita bíblica o unos versos de Novalis en un aspecto particular de la filosofía de Schopenhauer. A su vez, esa misma cita puede conectar con el pasaje de una película (El resplandor, por ejemplo) y derivar en una meditación de ese paseante solitario que fue Rousseau y es el propio Álvaro Cortina. SEGUIR LEYENDO

Entrevista a Álvaro Cortina Urdampilleta en La torre de Babel

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Ana Segura y Alberto Guardiola entrevistan a Álvaro Cortina Urdampilleta con motivo de la publicación de su ensayo Abisal, libro de zonas y de figuras, en el programa cultural La torre de Babel, Aragón Radio.

«Hasta el mayor analfabeto, hasta el más reseco de los hombres de ciencia, es un artista”. Lo sostiene Alvaro Cortina Urdampileta en Abisal, libro de zonas y figuras que publica con Jekyll y Jill. Abisal es un ensayo, pero también es narrativa…  Son 700 páginas inclasificables, un tratado sobre los sistemas de imágenes de los poetas, en el que funde la fantasía con la existencia cotidiana, el cine, la pintura  que va de Edgar Allan Poe a Platón pasando por Miguel Delibes, Francisco Ferrer Lerín o Ignacio Zuloaga. De “Abisal” hablamos esta noche en La Torre de Babel.»

Lo pueden escuchar clicando en el siguiente enlace:

https://www.cartv.es/aragonradio/podcast/emision/la-torre-de-babel-24-11-2021

Rosa Belmonte escribe sobre Abisal de Álvaro Cortina Urdampilleta

Rosa Belmonte dedica su columna a Abisal, libro de zonas y de figuras, el nuevo libro de Álvaro Cortina Urdampilleta, y a la película Vida y muerte del Coronel Blimp (Michael Powell, Emeric Pressburger, 1943). En Libertad Digital:

Deborah Kerr por tresabisal

Abisal es un libro abisal, tirando por las profundidades. O a lo mejor sólo tira de manera aparente. Pero Abisal. Libro de zonas y figuras (Jekyll & Jill), de Álvaro Cortina Urdampilleta, es un libro sobre casi todo. O sobre muchas cosas. Robocop, Unamuno, Chateaubriand, John Carpenter, Tácito o El resplandor. En la faja escribe Vila-Matas: «Pero ¿qué has hecho Álvaro Cortina? ¿Quién te empujó a buscar un tipo de ficción que intenta hacer algo que no se ha intentado nunca?». No sé. Me dice su editor, Víctor Gomollón, que es un ensayo inclasificable, extraño, nigromántico, hipnótico, erudito, lírico, divertido a veces, disparatado otras… Yo añadiría que es un libro de fondo de armario que me va a durar mucho. Si lo acabo. De lecturas recientes hay algo que se repite: Deborah Kerr en Vida y muerte del coronel Blimp (1943), de William Powell y Emeric Pressburger (The Archers). En Deborah (Notorious), de José Luis Garci, larga entrevista con la actriz, es de las primeras películas de que hablan. La película que odiaba Churchill y a la que intentó boicotear (no dejó que Laurence Olivier participara reteniéndolo en el servicio militar) es eso que se llama una película de culto. Una de las más extraordinarias del cine británico. Y de ella también habla Álvaro Cortina.  SEGUIR LEYENDO

Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en El coloquio de los perros



Alfonso García Villalba reseña Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en El coloquio de los perros:

NARRATIVAS POLÍPTICAS: DE LA TUNDRA AL ESPACIO EXTERIOR
(Notas en torno a una novela cromática de Álvaro Cortina Urdampilleta)

En un mundo que realmente se ha vuelto del revés, la verdad es un momento de falsedad.
GUY DEBORDConozco este sitio… ¡Es maléfico!
MOEBIUS

Toda novela debe romper con las verdades establecidas y, a su modo, proponer nuevas ideas, conceptos que se salgan de aquello a lo que estamos acostumbrados de tal forma que iluminen la realidad desde una perspectiva diferente. Si la novela que tenemos entre manos no logra tal propósito, estamos entonces ante un artefacto literario que es más deudor del entretenimiento que del arte o que, sencillamente, reproduce patrones que funcionan dentro del mercado editorial con beneficios sustanciosos para editores y autores. Todo ello dentro de una perspectiva más industrial que artística, evidentemente. Sin menospreciar ni alabar a uno u otro, arte y entretenimiento tienen sus propios territorios y sus correspondientes habitantes, seres que pueden deambular por uno u otro campo igual que animales anfibios ocupan ámbitos tan dispares como el agua o la tierra firme sin ver peligrar su vida.
Teniendo presente lo anterior, debemos tener en cuenta que Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta supone un punto de ruptura, una CUBIERTAS DESHIELO BOLSILLO.inddsuerte de romper con esas verdades establecidas de las que antes se hablaba, de ir más allá de ellas. Y cuando hablamos de rupturas o fracturas podemos hablar, sencillamente, de la transformación de los significados que una palabra pueda tener (algo que sucede con el uso que los hablantes hacen de la lengua, algo que sucede con algunos aciertos poéticos dentro de la literatura). En ese sentido, el propio título del libro no avanza lo que encontramos finalmente en sus páginas, sino que revela otra realidad bien distinta, siendo muy sutil el modo de proceder de Cortina Urdampilleta a la hora de llevarlo a cabo. Podríamos entonces decir que el autor (desde el mismo título) comienza a subvertir una serie de conceptos que, en ocasiones, pueden tomarse como inmóviles, estáticos. Aquí, por ejemplo, el deshielo no significa la promesa de la primavera o el renacimiento de la vida después del invierno polar. E igualmente la ascensión no significa, en su caso, un viaje vertical como podría ser el de los místicos, un viaje vertical donde la ascensión tendría su final en la iluminación, un modo de ella tal vez. Como tampoco traduce la búsqueda del aire puro que quizás podría animar a los alpinistas.
          La voluntad semántica de conceptos tales como deshielo o ascensión son desenmascarados en esta novela: quitar máscaras, sin duda, es aquello que toda buena narración debe perseguir y buscar en cada una de sus páginas. Sobre todo si lo que se pretende es crear un texto que vaya más allá de La Corriente Principal (ese flujo que viene dictado por los gurús y mandarines de la cultura y su industria). Y Cortina Urdampilleta lo consigue en Deshielo y ascensión. Lo logra, entre otras cosas, manejando diferentes narradores a lo largo de una novela que susurra al lector la fragilidad de casi todo aquello que nos rodea.
La estructura narrativa de Deshielo y ascensión se caracteriza por contar con cuatro voces que construyen el relato de forma independiente, complementándose entre sí y ampliando la visión que cada uno de los narradores tiene de los hechos. Eso es lo que, a primera vista, podríamos decir. De hecho, esta estrategia narrativa permite (al igual que el Políptico de las estrellas que pinta Anselm Des Près en esta novela) que la focalización sobre los hechos sea múltiple de modo que no encontramos una sola perspectiva sobre los mismos. No obstante, más que configurarse como un caleidoscopio narrativo en el que las diferentes voces se complementan y ofrecen distintos puntos de vista sobre un mismo hecho, lo que encontramos aquí son diferentes relatos (relatos en el sentido amplio de su acepción). Así, y aun compartiendo una indudable base narrativa común, las cuatro voces que aquí se dan cita se caracterizan, más bien, por imprimir un continuum narrativo a la acción que, en cierto modo, va variando e introduciendo nuevas tramas y personajes que (a modo de políptico) aparecen vinculados entre sí precisamente por la figura del narrador de turno que, desde su propia perspectiva, retoma el argumento previo para desarrollar otro nuevo que, tangencialmente, está relacionado con el que le precede y, al mismo tiempo, lo amplía.
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Prestemos atención ahora a estas palabras que, a continuación, vienen:Pero, ¿contra qué se lucha ahí arriba? Subimos a las montañas porque son aristocráticas, porque aquello es más puro, el aire es más puro. Es una persecución del aire, en buena medida. Pero yo no pienso que ascender más allá de la atmósfera y llegar al mundo estático y muerto, sonambúlico, justo como el mirar de la señora, Solange Heddar, sea algo así como subir.

Son palabras que pone sobre la mesa el narrador de Abadía de Isenheim (cuarta narración de la novela). Sin duda alguna, esta cita subraya a la perfección esa idea de desenmascaramiento de conceptos que, al principio de este texto, se comentaba. Así, tal y como ya se sugirió en párrafos anteriores, la ascensión no tiene aquí nada que ver con subir, sino que por el contrario (y de acuerdo con su autor o, más concretamente, con uno de los personajes que hace de narrador) «es más bien enterrarse», palabras que aparecen en Abadía de Isenheim.
La ascensión es siempre (por ejemplo dentro de teorías y prácticas místicas) una suerte de crecimiento en pos de la iluminación. Pero no hay aquí altares de la luz. Nada de eso. Tampoco encontramos iluminados (ni alumbrados). No hace falta, no es necesario: aquí el propósito es otro (el contrario, sobre todo eso), si bien en Sitka damos con un pintor, Anselm Des Près, cuyo trabajo plástico gira en torno a la religión y los diversos trabajos que una comunidad de Testigos de Jehová le encarga. Sin embargo, en las páginas de Deshielo y ascensión nos tropezamos más bien con personajes escépticos que se asoman al abismo y que ven, de cerca, los ojos de la muerte y la destrucción pese a cierto aliento místico que envuelve sus pasos:

(…) cada cosa que acudía a mi cabeza, adoptaba una forma mística.

         La ascensión a la que aquí asistimos no es más que un viaje espacial. Así de sencillo, poco más. Solamente una elevación de carácter físico, un alejamiento de La Tierra. Y ese viaje, más allá de la atmósfera terrestre, es en las páginas de esta novela una forma de asomarse a una sima, una mirada al vacío, una contemplación de la oscuridad por el predominio —a nivel cromático en el paisaje espacial que atisbamos— de colores negros, apagados, que al mismo tiempo traducen desolación y frialdad. Unido a esto, el narrador precisa que la vida en el espacio es, en realidad, imposible, si no fuera por el uso de la tecnología:

Sin la mediación de la técnica, dormida, como las inteligencias artificiales, ni siquiera podríamos deambular sin saber por qué, por ese frío que nunca sentirá el hombre.

Todo aquí (en Abadía de Isenheim) parece estar inanimado, muerto en vida, congelado:

El frío de los astros, un frío sin propósito ni viento.

Todo se aletarga, carece de utilidad, de fin en sí mismo:

Sentidos como el olfato son del todo inservibles en el espacio. No hay nada que hacer.

La vida en el espacio es, según Cortina Urdampilleta, sinónimo de aniquilación, algo de lo que se escapa gracias a la tecnología, a las máquinas, máquinas e inteligencia artificial que salvan al individuo de una segura y gélida muerte en el espacio exterior. Se podría hablar entonces de una vida simulada en el cosmos, lejos de la tierra, un simulacro que entra en contradicción con el concepto de ascensión, entendido éste como crecimiento, ir más allá. Todo, a decir verdad, se convierte en apariencia de realidad en el ámbito espacial (exactamente en la cuarta narración que compone esta novela polifónica) puesto que:

(…) todo el que sube se lleva arriba un pedazo de mundo sobre el que pensar, porque frente a uno no hay nada.

El espacio es el vacío absoluto, pero un vacío que tiene que ver con la muerte y el frío. Cualquier cápsula que viaja más allá de los límites borrosos de nuestra atmósfera se introduce en una realidad absolutamente diferente, una realidad que supondría la muerte del individuo sin la ayuda de los avances técnicos de la ingeniería aeroespacial.
Y el sueño eterno se hace también protagonista dentro de las palabras de este narrador, puesto que nos acerca de modo incuestionable a una situación de la que no se puede escapar: una estación espacial que no es otra cosa que una abadía más allá de la atmósfera terrestre donde los monjes se dedican a la meditación y la oración, donde viven aislados del mundo en su burbuja que, al final, se convertirá en una burbuja de muerte.
Así, si en la abadía galáctica encontramos la muerte alrededor de la misma, en la Base de Furth o Sitka, y más concretamente en las afueras de esta ciudad en Alaska (que vertebra buena parte de los espacios narrativos donde discurre la acción), asistimos a la aparición de aquella a consecuencia del deshielo. De tal modo, el deshielo que, sin duda alguna, puede traer el despertar de la vida, la llegada de la primavera y todo lo que ello conlleva, no se presenta aquí de esa forma sino, precisamente, como todo lo contrario ya que el retroceso de hielos y nieves con el descenso de la temperatura hace posible la aparición de unos líquenes altamente tóxicos que llevan a la locura a quienes inhalan los gases que de ellos emanan:

No quiero ni hablar de los terribles informes que recibimos sobre las granjas apartadas de los suburbios de la ciudad. Familias enteras saltaban por los aires movidas por secretas pulsiones. Locos, suicidas pululaban hablando solos por el extrarradio como si el demonio los persiguiera o los poseyera o les hablara. Crímenes innombrables o casi innombrables de puro absurdo.

De tal manera, deshielo y ascensión se configuran aquí como preámbulo de la muerte, el prólogo que lleva hacia la enajenación y la destrucción. Enajenación y destrucción que, más adelante, tendrán que ver con la oscuridad, con el espacio exterior, un cosmos que sólo es un páramo de aniquilación, un desierto oscuro, insondable y negro, ese color que parece monopolizar la visión del narrador.

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Y ya que estamos con cuestiones de índole cromático, pensemos entonces en el color, por ejemplo, ese color que varía en virtud del narrador que maneja los hilos del argumento y que se amplía y varía con el cambio de voz que relata la historia al lector. Pensemos en una percepción subjetiva del color. Hagamos eso. Pensemos, entonces, en Goethe, por ejemplo.
Goethe atribuía a los colores un valor determinado. Lo hacía en su Teoría de los colores. En ella Johan Wolfgang establecía una suerte de diagrama de la mente humana dando a cada color ciertos valores. Si pensamos un poco en ello, podemos decir (sin problemas) que Álvaro Cortina Urdampilleta juega con el espectro cromático en su novela Deshielo y ascensión. Y lo hace imprimiendo un significado al color que entra en juego en los diferentes fragmentos de los que se compone este libro, a través de la percepción cromática de los diversos narradores que, aquí, tienen cabida y que prestan atención al espacio que les rodea y a través del cual construyen la trama, la historia que llega al lector.
En todos y cada uno de los narradores encontramos una atención hacia el entorno circundante y, en concreto, hacia los colores que lo componen. Hay incluso una delectación descriptiva del paisaje. Sobre todo en la primera narración. Sin duda alguna, Deshielo y ascensión es una novela en la que el color del paisaje, el color de los escenarios por los que discurre la acción y por donde transitan los personajes tiene una importancia fundamental, una relevancia que quizás no pueda ser aprehendida en una lectura superficial pero que, a decir verdad, compone de forma estudiada la escenografía donde se desarrollan los cuatro fragmentos que forman la novela, este políptico de la tundra y las estrellas.
Si pensamos o nos centramos en los colores, en la primera narración (Hommstadt) encontramos la presencia del blanco que polariza la visión del narrador. Es un blanco que invade todo aquello que cae en la retina del observador, de aquel que traslada al lector el argumento: el señor Erikson-Vargas. Es un blanco que, a veces, puede confundir y que lo ocupa todo:

No había más que aquella inmaculada potencia sobre el horizonte de un océano en parte común, y en parte muerto, y en parte vagamente irreal. Era imposible permanecer ausente, aislado de semejante ataque sensorial.

Es un blanco casi nítido y perfecto que tiene que ver con el hielo y la nieve, ese hielo y nieve al que se enfrentan desde sus puestos de vigilancia los dos cazadores sobre los que gira la narración en sus primeras páginas. Es un blanco que parece más real que cualquiera de las peripecias que a lo largo de sus páginas puedan narrarse:

Toda amenaza, toda tristeza, toda verdad se transfiguraba mágicamente en aquel disco blanco que pendía frente a nuestro ventanal.

           Un blanco que casi nos habla de cierta purificación, semejante a la que se puede sentir en el desierto, semejante a la que encontramos en las narraciones de las primeras expediciones al Polo Sur de exploradores tan singulares como Roald Amundsen o Scott Charcot o incluso en algunos de los pasajes de la ficción lovecraftiana que encontramos en En las montañas de la locura.
Un blanco que lo filtra todo, que lo invade todo, tal y como apunta Stefano Lenz, narrador de La base de Furth / Isoko Lithium-3000, tercera historia que compone esta novela:Todo era blanco. Los armarios de la despensa, las camas, el microondas, el frigorífico y los armarios. El color del invierno continuaba ahí dentro.

El paisaje aquí tiene incluso una dimensión mística, de clarificación, aunque ésta pueda llegar a confundirse con la enajenación y el delirio tal y como ocurre al propio narrador Erikson-Vargas. No hay más que nieve y hielo, un hielo que, según se acerque la primavera, irá desvelando o dejando pasar a un primer plano la muerte, la destrucción.
La llegada de la primavera, como ya se ha indicado más arriba, supone la aparición de gases tóxicos liberados por musgos y líquenes que, durante el invierno, permanecen en estado de (llamémoslo así) hibernación y que, solamente con el descenso de la temperatura comenzarán a liberar toxinas que afectarán a la percepción y al entendimiento del propio narrador de Hommstadt, sobre todo a ojos de los demás que, debido a los líquenes y sus gases, considerarán que Erikson-Vargas ha sufrido de alucinaciones desde el primer momento en que abandonó su seguro refugio de caza. Algo que queda patente en La Base de Furth / Isoko Lithium 3000, en las palabras que emplea Stefano Lenz que, como continuador de la historia de Erikson-Vargas, nos dice:

Conocimos el efecto de los líquenes naranjas y rojos sobre los seres humanos, cuando, durante el pasado deshielo, un compañero de la base inhaló las partículas venenosas que estos liberan. Nos dejó a todos el recuerdo desasosegante de una enajenación profunda, porque no supimos qué hacer con él. Los meses del verano tenían un punto maléfico, mimetizado tras un fondo de discutible belleza, de charcas y flores mínimas.

En un primer momento, el narrador de este relato nos hace conocer la base minera de Furth, sus rutinas, la vida en familia que allí lleva amortiguada por la escucha casi constante de la música de Schubert o Liszt, entre otros. Más adelante, como él mismo indica, se dedicará a observar la naturaleza:

(…) ahora debía dedicarme a la contemplación de los paisajes.

Tal contemplación se inicia, precisamente, en el momento en que comienza una travesía marítima bordeando la costa, pasando cerca de pequeñas bahías dentro de un barco desde el que el paisaje nevado es sustituido por el mar, por el océano:

Aquel lugar abandonado evocaba el nacimiento de algo trascendental y cósmico (…), convergencia de roca erguida y exaltada sobre el latido de la onírica marina ante nosotros, con el agua que extendía su imperio líquido hacia el cielo y el sol y que se confundía en esa lluvia rápida del oleaje que a veces recorría los cristales del Valence II (…).

Stefano Lenz es testigo de la deriva de los icebergs sobre la superficie marina, esos icebergs que, a su modo, siguen perpetuando el blanco, su presencia, dentro de Deshielo y ascensión, frente a la lógica acuática y azul del océano.
No obstante, la antítesis del blanco y de sus posibles valores, significados o aquello que deseemos otorgarle al color se dibuja a la perfección en el último fragmento de esta novela, en Abadía de Isenheim, al que ya hemos hecho alusión en algún momento. Aquí todo se oscurece y adquiere tonos sombríos. Al igual que en la tundra el blanco era el color predominante dentro de las páginas de Hommstadt, encontramos en Abadía de Isenheim que el espacio exterior y su oscuridad ingrávida monopoliza el espectro de color:

En el espacio no sucede nada, no cabe, por ejemplo, un amanecer. ¿Y si un día un sol más grande que todos los soles juntos amaneciera en lo oscuro?

Incluso encontramos ciertas reminiscencias de literatura gótica (pero en el espacio) en el pasaje donde se habla de Eco III, el pequeño cementerio que orbita a cierta distancia de la abadía:

Al salir a Eco III, a su atmósfera mortuoria, rodeados de caminos de piedra y setos falsos, rectilíneos, perfectamente cortados, geométricos, pensé que ojalá no fueran destruidos también (…). Había largas cadenas que bordeaban las avenidas, para que el visitante se agarrara a ellas sin flotar.

Sin duda alguna, la oscuridad dominante en esta narración supone también la colonización de ese diagrama mental del que hablaba Goethe de modo que el negro se convierte en metáfora cromática que sintetiza, desde una perspectiva visual, la verdadera naturaleza de esta novela que en sus primeras páginas revelaba un fulgor blanco y nevado pero que, según nos aproximamos a su final, muestra al lector el verdadero significado de todo lo que aquí maneja su autor: la precipitación hacia la muerte, la extinción. Deshielo y ascensión es una novela en la que los personajes que habitan sus páginas suelen salir mal parados, vapuleados por los acontecimientos que, en más de una ocasión, los llevan hacia la disolución y, en definitiva, la muerte. Una novela que, a modo de cubo de Rubik, compone una historia donde el color, como ya hemos dicho, anima el pulso narrativo, la atmósfera por la que deambulan estos personajes abocados a una destrucción que, poco a poco, les sorprende sin que ellos puedan hacer nada para evitar, en muchos casos, una suerte de destino fatal que se traduce, a la perfección, en las palabras de Solange Heddar al hablar de la pintura de Anselm des Près:

Pero Dios estaba ahí, terrible, ajeno, sanguinario, cruel, benévolo, monstruoso, bello y reflejado. Y yo comencé a adorarlo, en aquellas sangres, en aquella naturaleza exaltada.

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Deshielo y ascensión, una de las 15 joyas que encontrarás en la Feria del Libro de Madrid 2017



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Deshielo y ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta (edición bolsillo), una de las 15 joyas que encontrarás en la Feria del Libro de Madrid, en el artículo de Librotea El País:

Esta novela irrealista polar ártica, sin localización ni tiempo determinado, se sostiene sobre cuatro narraciones sucesivas en primera persona, entre el deshielo, el verano y el crudo invierno. El cazador Isaac Erikson-Vargas, el melómano ingeniero de la base Furth-Isoko Lithium-3000 Stefano Lenz, Solange Heddar, su mujer, después asociada a cierto importante pintor religioso, así como «el hombre que destruyó la Abadía de Isenheim» van alternando sus soliloquios en este relato de largo recorrido, desde la tundra hasta la ciudad, y de la ciudad a las estrellas. La trama a cuatro voces de Deshielo y Ascensión, en torno al territorio hostil de la Confederación del Norte, juega con diversos géneros como el terror gótico, la novela pedagógica, la biografía de artista, la ciencia ficción y la aventura de exploración. Esta ficción se hilvana en torno a lo inhóspito de la Naturaleza y a lo decadente en el Arte.

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Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en La Nueva España



CUBIERTAS DESHIELO BOLSILLO.inddEugenio Fuentes reseña de Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en La Nueva España (5/1/2017)

Una sorprendente ópera prima que agarra y no suelta
Lo primero un aviso: Deshielo y ascensión no es una novela convencional, aunque, básicamente sea una novela de aventuras, con su punto de exploración, goticismo y ciencia-ficción, y también sea una novela culta, con su aquel de biografía de pintor y de pedagogía iniciática. Se trata de un complejo artefacto que enganchará al lector con horas de vuelo. Dividida en cuatro partes, guiada cada una por una voz, la narración, ópera prima del bilbaíno Álvaro Cortina (1983), comienza en una cabaña de cazadores en una tundra septentrional, sin más localización de espacio o tiempo, para después pasar a la base de operaciones de una multinacional, no lejos de aquel refugio, y más tarde internarse en la única ciudad de la desolada superficie helada. La culminación del ascenso, ya pura ciencia ficción, transcurre en una abadía que orbita cerca del sol. De la cabaña a las estrellas, ecos de Lovecraft, Poe, Wells. Y toda una concepción del mundo. Muy sorprendente.

Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina en Valencia Plaza



Eduardo Almiñana dedica una excelente reseña a la novela Deshielo y ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta, en Valencia Plaza y Alicante Plaza  (26/12/2016)

Álvaro Cortina

Deshielo y ascensión, de Álvaro Cortina: una novela enorme ahora en edición de bolsillo

La editorial Jekyll & Jill reedita en pequeño formato tres años después de su estreno esta epopeya irrealista que une en una misma historia lo terrenal, lo espacial, lo humano y lo divino

VALENCIA. Dos hombres aguardan la gran migración de los renos desde un puesto de caza en la Costa del Norte. A su alrededor solo existe la blancura desprovista de compasión de una inabarcable tundra; frente a ellos, la impasible playa de Hommstadt no aguarda, simplemente es. En tales latitudes extremas y septentrionales la supremacía está del lado de los elementos no biológicos; ellos, los renos, los líquenes o los inconcebibles y desconocidos seres que habitan bajo la superficie gélida del océano son meras anécdotas vivientes cumpliendo sus funciones vitales bajo un sol omnipresente. Los renos no llegan y los días pasan en el habitáculo, un refugio minimalista con enseres básicos, herramientas, algunas armas y su correspondiente munición. También existe un pequeño nicho -la cripta-, un refugio dentro del refugio en el que cobijarse si las cosas se ponen feas. Una habitación del pánico. Afortunadamente, todavía no han visto ninguna cucaracha.

A Stefano Lenz le llaman el generalito sus subordinados a sus espaldas. Hombre de maneras de otra época, es el responsable de haber dado con un magnífico yacimiento de litio para la compañía allí mismo, en la Tierra, a solo unos pocos metros de profundidad bajo las interminables llanuras heladas del Norte. Un descubrimiento que generará una inmensa fortuna a la empresa, y todo gracias a él. Su misión le obliga a vivir en la base de Furth/Isoko Lithium-3000, rodeado de profesionales del sector y militares que pese a sus buen hacer en sus respectivos campos de trabajo, no le suponen ningún estímulo: simplemente peones, algunos, de hecho, rudos y problemáticos, una influencia nefasta para sus hijos y una desagradable tentación para su mujer, aburrida y excesivamente a gusto entre la vulgaridad tabernaria de sus subalternos. Los días habían transcurrido sin demasiados sobresaltos hasta que dieron con el cazador perdido en la nieve de cuya desaparición habían sido alertados. Cómo puede seguir vivo es un completo misterio.

Imágenes bíblicas muy matéricas, pinturas “de abrumadora grandeza armagedónica”, según los entendidos. Así es el trabajo de Anselm Des Près, pintor de la ciudad norteña de Sitka, propensa a provocar visiones del fin del mundo entre artistas e intelectuales locales. Pese a profesar -al menos por tradición- la fe católica, Des Près ha encontrado un mercado muy lucrativo entre los Testigos de Jehová, fervientes admiradores de sus obras barrocas y trágicas, de sus cristos mendigos y sus paisajes anacrónicos en los que vuelca todo el sufrimiento que es capaz de encontrar en calles, vertederos o morgues. La Confederación del Norte es un territorio terriblemente hostil al que el ser humano todavía no ha logrado adaptarse, y probablemente, nunca lo haga. No hay lugar para nuestras finas pieles en sus nieves, pese a que con gran esfuerzo se mantengan los asentamientos. Es imposible desprenderse de la sensación de que la amenaza de las cucarachas, los elementos o un mal no previsto abatiéndose sobre ellos en aquellas condiciones de aislamiento, podrían deshacerlo todo de un día para otro. El desprèsianismo tenía que nacer allí por fuerza.

Un transbordador parte rumbo a la Abadía orbital de Isenheim, un monasterio benedictino interestelar que brilla en mitad del cosmos como una perla en las profundidades marinas. Sus habitantes, consagrados al cultivo de unas algas acuáticas sumergidas en los gigantescos acuarios que son las plantas superiores de la estación, están condenados a pagar su fe con la destrucción de su ADN por las radiaciones de las estrellas, que en todo momento les acompañan y en todo momento les atraviesan. En el transbordador que pronto llegará a la abadía viaja un abogado acompañado por su guardaespaldas: la misión del primero es recuperar el Políptico de las estrellas, obra cumbre de un oscuro artista de la ciudad de Sitka; la misión del segundo servir de escolta, pese a que el destino se le presente como un remanso de paz en el que tomarse un descanso de las tribulaciones propias de la vida en un lugar sin futuro. Desde las cristaleras de la Abadía de Isenheim, la Tierra es una lejana masa gris.

Cuatro fantásticas historias enlazadas, una única y asombrosa novela que debería figurar en todas las listas de regalos de estas Navidades, especialmente ahora que acaba de ser relanzada en edición de bolsillo. Este prodigio que es Deshielo y ascensión se lo debemos a Álvaro Cortina Urdampilleta (Bilbao, 1983), quien con esta primera novela ha sido elogiado por autores de la talla de Enrique Vila-Matas, lo cual no es poco decir en un debut. Mediante una erudición comedida, un hábil manejo de las tramas en paralelo, una imaginación desbordante y una prosa pulida y precisa, Cortina nos convierte en pioneros y nos traslada a un tiempo indeterminado en el cual la aventura de llegar al Nuevo Mundo todavía es posible, o de nuevo es posible. Aunque hablar de géneros y poner etiquetas siempre limita -de hecho es un intento de constricción que en obras de mayor complejidad suele dejar fuera demasiado-, sí podemos decir que en esta historia que nos atañe cabe la ciencia-ficción, la teología, la narración de aventuras, el terror, el malestar existencial, los monstruos, el arte, la violencia. Deshielo y ascensión es una historia que podemos terminar y a continuación volver a empezar con la certeza de que nos va a ofrecer matices que habíamos pasado por alto.

Nada de lo humano le es ajeno a Cortina, ni tampoco lo infrahumano o lo ultrahumano. En cierto momento de la novela, se dice lo siguiente: “Nunca antes había tratado con alguien dispuesto a sacrificarlo todo y a robar por la celebridad. Pero no cualquier tipo de celebridad, sino la fama que previamente habían elegido tumbados en sus camas, a solas, sacando de la boca ensoñadas volutas de tabaco en serie, como un motor. Con la mirada fija en alguna cosa. En esos trances envanecidos, dicen, asalta el espectro de la posteridad a los artistas”. ¿Se vería Álvaro Cortina a sí mismo en el pasado de esta forma, convencido de que iba a dar que hablar con todo lo que tendría que escribir? Y hablando de ver, de ver más allá, ¿será casualidad la presencia constante de vigías a lo largo de las cuatro historias que configuran Deshielo y ascensión?

«Deshielo y Ascensión», de Álvaro Cortina Urdampilleta, en la revista Yo Dona (20-9-2014)


«La zaragozana es seguramente la editorial que más esmero pone en la confección de sus libros. Ahora publica la ópera prima de este periodista, una novela que se adentra en la fantasia científica para reinventarla a través de un argumento francamente innovador.»

La novela Deshielo y Ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta, recomendada hoy en la revista Yo Dona, de El Mundo (20-9-2014).

«Deshielo y Ascensión», de Álvaro Cortina Urdampilleta, en Koult, revista de actualidad cultural


«Hablar de Des­hielo y Ascen­sión, de Álvaro Cor­tina Urdam­pi­lleta, es hablar de una novela que con­tiene varias. Siem­pre en pri­mera per­sona, el autor des­grana con un cui­dado metó­dico casi de ciru­jano las viven­cias que acom­pa­ñan a sus pro­ta­go­nis­tas. La novela se divide en las dos par­tes que ade­lanta el título del libro. La pri­mera mitad abre con la his­to­ria de Isaac Erik­son– Var­gas, caza­dor de renos que acude a una estan­cia entre los hie­los para cobrarse una de las pie­zas más codi­cia­das. Allí des­cu­brirá que fuera del refu­gio nada es lo que parece. La segunda de las his­to­rias de Des­hielo gira en torno a Ste­fano Lenz, inge­niero des­ti­nado a la base Furth-Isoko 3000, cuya misión es encon­trar litio en los para­jes hela­dos de la tun­dra. Su afi­ción a la música clá­sica y la vida a bordo de los bar­cos son las únicas notas de color en mitad del tedio del hielo, hasta que apa­rezca un visi­tante inesperado.
Ascen­sión se cen­tra más en la Cien­cia Fic­ción. La pri­mera de las nove­las gira alre­de­dor de Solange, la mujer de Ste­fano Lenz y a su rela­ción con Anselm, un pin­tor de cua­dros reli­gio­sos. La última está pro­ta­go­ni­zada por “el Hom­bre que des­truyó la Aba­día de Isen­heim”, situada en el espa­cio exte­rior, entre las estrellas.»

Rocío Tizón reseña la novela Deshielo y Ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta,  en Koult, revista de actualidad cultural.

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«Deshielo y Ascensión» en Esto me suena, Las tardes de Ciudadano García (RNE)


«Intenté hacer una fogata, pero no pude. ¿Qué puedo decir? Me tuve que comer la liebre cruda. Su sangre fue entrando por las magulladuras de mi mano, aunque no sangran mucho las liebres. No me sabe mal la sangre, en todo caso. Sabe a metal. Tan pronto como la tenía despellejada, me la comí. Tranquilamente. Parecía yo un mono mordisqueando su comida, como volcado a su manjar de un modo muy concentrado y bárbaro. Siempre me dijeron que no debía hacer ruido comiendo y que no se canta mientras se habla. Juraría que fue una ingesta muy sonora. Yo cubriéndome del viento, junto a la moto de nieve, era un mono ártico comiendo ostras. La puse sobre una llama infructuosa, a la liebre, pero la terminé devorando (¡porque me impacientaba!). Cruda, la devoré.»

El pasado jueves, 6 de junio, Luis Alberto de Cuenca, en el programa Esto me suena, Las tardes de Ciudadano García, de Radio Nacional de España, recomendó la novela Deshielo y Ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta, y leyó el fragmento anterior.

ESCUCHAR AQUÍ a partir del minuto 43:48

Charla y firmas en la 73ª Feria del Libro de Madrid 2014


Recuerden:
4 de JUNIO, a las 20 h: Charla con ÁLVARO CORTINA URDAMPILLETA sobre su novela Deshielo y Ascensión en la Librería Cervantes y Compañía (Manuela Malasaña, 23)

5 de JUNIO, a las 19 h: ÓSCAR CURIESES firmará ejemplares de Hombre en azul en la caseta 328 de la librería LA CENTRAL

5 de JUNIO, a las 19 h: ÁLVARO CORTINA URDAMPILLETA firmará ejemplares de Deshielo y Ascensión en la caseta 320 de la librería ANTONIO MACHADO

¡Vengan vengan, les esperamos a todos!

Álvaro Cortina Urdampilleta y «Deshielo y Ascensión» en La Torre del Virrey, Revista de estudios culturales



«Es curioso que el ambicioso profesor Victor Frankenstein considere bello el compuesto de cadáveres que tiene sobre la mesa. De pronto, en un momento insospechado, gracias a sus experimentos galvánicos (el eco de Prometeo está aquí: quien toma el fuego del Olimpo, por cierto, del carro de Helios, dios Sol; en el caso de Frankenstein tenemos un descenso fallido, una katábasis demoníaca, el descenso fallido del fuego de los hombres) cuando el monstruo cobra vida. Entre dos frases, de hecho. El milagro, el gran milagro, sucede en la cesura de la letra de su autora (siempre hay cesura entre lo yuxtapuesto). Sólo entonces, Frankenstein lo considera el engendro más repugnante de la creación. Ni un trozo de sol consigue alumbrar belleza si es tratado por los hombres.»

Álvaro Cortina Urdampilleta, escribe «Más allá del silencio de Ión», un amplio e interesantísimo artículo sobre su novela Deshielo y ascensión en el número 15/2014 de la revista La Torre del Virrey, Revista de estudios culturales.
(Pulse sobre las imágenes para ampliar)

Fernando Savater recomienda «Deshielo y ascensión» para la 73º Feria del Libro de Madrid



El filósofo y escritor Fernando Savater recomienda la lectura de la novela Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en el artículo «!Ya llega la Feria!», publicado en el diario El País el 26 de mayo de 2014.

«En novela, hace tiempo que nada me hacía disfrutar tanto como Deshielo y ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta (Jekyll&Jill). Narración a cuatro voces que nace entre los hielos y acaba en otro planeta, pertenece al género fantástico pero no rehúye el terror, la sátira, el debate teológico y el relato de aventuras. En algunos momentos, en su etapa final, me recordó Cántico por San Leibowitz, de Walter M. Miller, uno de mis clásicos preferidos de la ciencia-ficción. Maneja una bien dosificada erudición tanto literaria como filosófica o musical y juega con un estilo rico y variado que no se atiene a los patrones de prosa meramente funcional habituales en las obras primordialmente narrativas. Vamos, que está “bien escrita” y no sólo “bien contada”, aunque yo no tenga nada contra quienes se limitan a este último y nada fácil objetivo.»

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El miércoles, 4 de junio, a las 20 h, charlaremos con Álvaro Cortina Urdampilleta sobre su novela Deshielo y ascensión en la librería Cervantes y Compañía (Manuela Malasaña, 23, Madrid). Sera una oportunidad excelente para conocer a su autor y para que nos cuente todos los misterios (filosóficos y musicales) que encierra este libro, que son muchos. Nos encantará que asistan tanto lectores fans de la obra como los que la no la conozcan aún.

Y, un día después, el jueves, 5 de junio, a partir de las 19 h, Álvaro Cortina Urdampilleta firmará ejemplares de su novela Deshielo y ascensión en la 73º Feria del Libro de Madrid, en la caseta 320 de la librería Antonio Machado. Una excelente ocasión para conocer a su autor y su obra. 

¡Los esperamos! ¡No falten!

«Deshielo y ascensión» en Fantífica, la comunidad de fantasía y ciencia ficción


Imagina que estás en Algún Lugar Helado, en Mitad de Ninguna Parte. Y que te acompaña un tipo que se jacta de ser uno de los mejores (y más ricos) cazadores furtivos que existen. La clase de tipo que tiene su despacho repleto de trofeos que en realidad son cabezas de animales cazados primero y disecados después. Imagina que tú también eres algo parecido a ese tipo. Que tú también tienes la piel de un oso polar en tu despacho y que, cuando se organizan cacerías furtivas de renos en territorio polar ártico, consigues un puesto en la especie de nave en mitad de la Nada Helada que una organización extraña, una organización hecha de siglas (la YTTPA), ha colocado allí. Que te dicen que, pase lo que pase, jamás salgas de esa nave. Que te limites a apuntar con tu rifle ahí fuera, a la Gran Nada Helada, y a esperar a que los renos desfilen ante ti. Pero ¿y si no pasa? ¿Y si los renos jamás desfilan ante tu objetivo? ¿Y si quien desfila es lo que a todas luces parece un animal prehistórico, un enorme animal de pelaje blanco y diminuta cabeza? ¿Y si dispararas? ¿Y si lo mataras? ¿No saldrías en busca de tu trofeo? ¿No saldrías en busca de su cabeza?
He aquí el inquietante y, por qué no, muy lovecraftiano arranque de la inmejorable Deshielo y ascensión, primera y brillante novela de Álvaro Cortina Urdampilleta. Con una atmósfera que combina el aislamiento de la obra cumbre de Thomas Mann, La montaña mágica, y un suspense propio del mismísimo Hitchcock —un Hitchcock que hubiera intentado imaginar lo que sintieron los acompañantes del explorador Amundsen en vez de andarse con moteles de carretera, rubias y tipos raros—, el escritor logra sumergir al lector en ese otro mundo, el mundo helado del todo incierto que no está en ninguna parte ni en ningún momento, como se sumergía Bastian en La historia interminable. Porque en esta novela no hay tiempo, solo frío, deshielo, líquenes capaces de volverte loco y cucarachas, unas cucarachas mutantes y caníbales, bípedas, trasunto salvaje de los seres humanos que habitan un territorio inhabitable. No hay nada a tu alrededor, solo lo que ocurre línea a línea en el interior de una historia que en realidad es un monstruo de cuatro cabezas, porque cada una de sus dos partes («Deshielo» y «Ascensión») contiene otras dos partes, dos historias, estrechamente relacionadas.

Laura Fernández reseña Deshielo y Ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en Fantífica, la comunidad de fantasía y ciencia ficción.

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«Deshielo y ascensión» en Fantífica, la comunidad de fantasía y ciencia ficción


Imagina que estás en Algún Lugar Helado, en Mitad de Ninguna Parte. Y que te acompaña un tipo que se jacta de ser uno de los mejores (y más ricos) cazadores furtivos que existen. La clase de tipo que tiene su despacho repleto de trofeos que en realidad son cabezas de animales cazados primero y disecados después. Imagina que tú también eres algo parecido a ese tipo. Que tú también tienes la piel de un oso polar en tu despacho y que, cuando se organizan cacerías furtivas de renos en territorio polar ártico, consigues un puesto en la especie de nave en mitad de la Nada Helada que una organización extraña, una organización hecha de siglas (la YTTPA), ha colocado allí. Que te dicen que, pase lo que pase, jamás salgas de esa nave. Que te limites a apuntar con tu rifle ahí fuera, a la Gran Nada Helada, y a esperar a que los renos desfilen ante ti. Pero ¿y si no pasa? ¿Y si los renos jamás desfilan ante tu objetivo? ¿Y si quien desfila es lo que a todas luces parece un animal prehistórico, un enorme animal de pelaje blanco y diminuta cabeza? ¿Y si dispararas? ¿Y si lo mataras? ¿No saldrías en busca de tu trofeo? ¿No saldrías en busca de su cabeza?
He aquí el inquietante y, por qué no, muy lovecraftiano arranque de la inmejorable Deshielo y ascensión, primera y brillante novela de Álvaro Cortina Urdampilleta. Con una atmósfera que combina el aislamiento de la obra cumbre de Thomas Mann, La montaña mágica, y un suspense propio del mismísimo Hitchcock —un Hitchcock que hubiera intentado imaginar lo que sintieron los acompañantes del explorador Amundsen en vez de andarse con moteles de carretera, rubias y tipos raros—, el escritor logra sumergir al lector en ese otro mundo, el mundo helado del todo incierto que no está en ninguna parte ni en ningún momento, como se sumergía Bastian en La historia interminable. Porque en esta novela no hay tiempo, solo frío, deshielo, líquenes capaces de volverte loco y cucarachas, unas cucarachas mutantes y caníbales, bípedas, trasunto salvaje de los seres humanos que habitan un territorio inhabitable. No hay nada a tu alrededor, solo lo que ocurre línea a línea en el interior de una historia que en realidad es un monstruo de cuatro cabezas, porque cada una de sus dos partes («Deshielo» y «Ascensión») contiene otras dos partes, dos historias, estrechamente relacionadas.

Laura Fernández reseña Deshielo y Ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en Fantífica, la comunidad de fantasía y ciencia ficción.

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«Deshielo y ascensión» en Tulgeywoodnotes


 «El deshielo antecederá el apocalipsis, un apocalipsis acuosa, que convertirá el mundo en un infierno anegado. El deshielo será la antesala del fin, el punto y final a un mundo de arquitectura helada y sombría, territorio de nadie, concluyendo con ese periodo de tiempo detenido, la tribulación, donde reinará el anticristo. Y, previo al deshielo, a la helada tribulación, el mundo sufrirá el rapto, en el que los elegidos ascenderán para encontrarse con dios en cuerpo y alma, dejando al mundo sumido en el caos, desamparado y sin redención posible. Un mundo poblado por despojos humanos, donde la decadencia ha sustituido al humanismo, la supervivencia a la convivencia, las tribus de caníbales sin lenguaje ni dios posible a los más desvalidos; porque la pobreza no tendrá lugar aquí. Reinará una distancia entre ricos y pobres tan monstruosa que los primeros se transmutarán en multimillonarios, cazadores de reliquias, esas últimas especies reconocidas, mezcladas, en su migración demencial hacia ninguna parte, con otras extrañas mutaciones gigantescas; y los pobres no serán nada. Es posible que los llamemos cucarachas, y que den caza a los que queden, a los otros, sean quienes sean.»

Marian Womack dedica una excelente reseña a la novela Deshielo y ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta, en su blog Tulgeywoodnotes.

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«Deshielo y ascensión» en Tulgeywoodnotes


 «El deshielo antecederá el apocalipsis, un apocalipsis acuosa, que convertirá el mundo en un infierno anegado. El deshielo será la antesala del fin, el punto y final a un mundo de arquitectura helada y sombría, territorio de nadie, concluyendo con ese periodo de tiempo detenido, la tribulación, donde reinará el anticristo. Y, previo al deshielo, a la helada tribulación, el mundo sufrirá el rapto, en el que los elegidos ascenderán para encontrarse con dios en cuerpo y alma, dejando al mundo sumido en el caos, desamparado y sin redención posible. Un mundo poblado por despojos humanos, donde la decadencia ha sustituido al humanismo, la supervivencia a la convivencia, las tribus de caníbales sin lenguaje ni dios posible a los más desvalidos; porque la pobreza no tendrá lugar aquí. Reinará una distancia entre ricos y pobres tan monstruosa que los primeros se transmutarán en multimillonarios, cazadores de reliquias, esas últimas especies reconocidas, mezcladas, en su migración demencial hacia ninguna parte, con otras extrañas mutaciones gigantescas; y los pobres no serán nada. Es posible que los llamemos cucarachas, y que den caza a los que queden, a los otros, sean quienes sean.»

Marian Womack dedica una excelente reseña a la novela Deshielo y ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta, en su blog Tulgeywoodnotes.

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«Deshielo y Ascensión» de Álvaro Cortina Urdampilleta en el blog Viaje alrededor de una mesa


«Deshielo y ascensión es sobre todo poder narrativo, fuerza, estilo desmesurado, poderío. Realmente no importa mucho, porque te envuelve y te transporta de tal manera que uno se deja llevar te cuente lo que te cuente. Es como ir encima de una balsa sobre una enorme y desmesurada superficie de agua. Rio, mar, océano, no importa, importa que navegamos, nos movemos, avanzamos.
Dividida en cuatro partes bien marcadas, bien distintas, (Deshielo 1-Hommstadt 2- La base de Furth/Isoko Lithium 300 y Ascensión 1-Sitka 2- Abadía de Isenheim) Deshielo y ascensión orbita entre la ciencia ficción, el terror gótico, la novela polar de aventuras, la narración biográfica pura y lo que se os ocurra. Porque como digo, da lo mismo.
Álvaro Cortina es un genio, un auténtico experto en esto de narrar, de crear ambientes, personajes. Las cuatro partes o cuatro relatos en que se divide la novela son prácticamente independientes, cada uno cuenta una historia, cada uno tiene su voz que viene dada por el protagonista; más pausada, mas autoritaria, mas alucinada, en eso Cortina está superior, en serio, son brutales los cambios de registro. Hiladas las cuatro partes por un pequeño suceso o por un personaje que, del anterior relato nos acompaña, como un residuo que nos recuerda lo anterior, pasamos de escenario casi sin darnos cuenta, nos despegamos con cuidado y nos vamos adentrando en el siguiente relato con delicadeza, con una exquisitez abrumadora.»

Aramys Romero reseña la novela Deshielo y Ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta en su blog Viaje alrededor de una mesa.

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«Deshielo y Ascensión» de Álvaro Cortina Urdampilleta en el diario El Confidencial (3-3-2014)


«Deshielo y ascensión, el inusual y fabuloso debut del periodista Álvaro Cortina (Bilbao, 1983), se presenta ante los lectores como una «novela irrealista polar ártica» que «juega con diversos géneros como el terror gótico, la novela pedagógica, la biografía de artista, la ciencia-ficción y la aventura de exploración». Es, en efecto, muchas cosas a la vez, y por su escritura epistolar y ese horror blanco, helado y ciego que ejerce de atmósfera y que ahoga, es una novela lovecraftiana. «En buena medida, aun siendo una novela de voces ensimismadas y brumosos y mínimos rasgos físicos de personajes, es una novela que nace con los paisajes. Mi padre es un pintor de paisajes, algo se me pegaría aquí», cuenta Cortina, que ha dividido su historia en cuatro partes, cada una narrada con una voz distinta.»

Deshielo y Ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta, en el artículo de Jesús Rocamora dedicado a H. P. Lovecraft, hoy en El Confidencial.

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Reseña doble en Corazón literario


 «En definitiva, ‘Deshielo y Ascensión’ es una primera novela atípica dirigida sobre todo para aquellos aficionados a la ciencia ficción en su vertiente más gótica y también indicada para el resto de lectores que quieran leer una novela muy bien escrita y con pulso narrativo, característica ésta de la cual Álvaro Cortina Urdampilleta va sobrado.»

«Interesante ensayo escrito por Antònia Escandell Tur, apoyado en un material gráfico apabullante que hace que este estudio sobre ‘La Jetée’ se lea casi de un tirón, ahondando en ciertos aspectos a priori “invisibles” para un cinéfilo medio, pero que conforman un universo fílmico muy rico sobetodo para estudiosos de la fotografía y el cine (entre los que me incluyo).
Una tesis exhaustiva que sirve de monográfico sobre ‘La Jetée’ (que como comento más arriba, es uno de los cortometraje apocalípticos más seminales de la historia del cine), ocupando de manera definitiva ese espacio que muchos de nosotros demandábamos y que gracias a Jekyll & Jill podemos disfrutar desde hace meses.»

Francisco José Arcos Serrano escribe en la revista Corazón literario una reseña doble sobre los últimos títulos publicados por Jekyll & Jill: Deshielo y Ascensión, de Álvaro Cortina Urdampilleta, y Chris Marker y La Jetée, la fotografía después del cine, de Antònia Escandell Tur.

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«Deshielo y Ascensión» de Álvaro Cortina Urdampilleta, en la revista G/U/Campus de El Mundo


«»El brillante silencio blanco, claro y frio bajo cielos de acero, es despiadado», concluía Jack London en su célebre cuento El silencio blanco. La primera novela que publica Álvaro Cortina (Bilbao, 1983) recoge el testigo de este gélido personaje en los capítulos iniciales de Deshielo y ascensión. «Con todo aquel blanco masivo, uno al respirar debia andarse con cuidado», arranca este relato dividido en cuatro partes. Cuatro historias narradas por distintos personajes relacionados entre sí: un cazador, un ingeniero melémano, la mujer de éste y, finalmente, el hombre que destruyó la Abadía de Isemheim. En resumen, una serie de personajes que aspiran a representar la condición humana».

Reseña de la novela Deshielo y Ascensión de Álvaro Cortina Urdampilleta, en la revista G/U/Campus (Universidad Complutense de Madrid – Diario El Mundo), por Luis Alberto Álvarez.

Nota: hemos alterado la maquetación de la reseña, cambiándola de una a dos columnas, para facilitar su lectura.