Iván Mojica y Kathleen Arenas presentan Cosmotheoros de Christiaan Huygens, ilustrado por Alejandra Acosta, en la sección La estantería de los libros bonitos del canal UDCE (Uno de cada estantería), Bogotá, Colombia.
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Paco Bellido escribe sobre Christiaan Huygens
Paco Bellido dedica un amplio artículo a la vida y obra de Christiaan Huygens, autor de Cosmotheoros:
Christiaan Huygens interpretó correctamente por primera vez la naturaleza de los anillos de Saturno, descubrió su primer satélite, Titán, e hizo contribuciones notables en matemáticas, óptica y diseño de relojes. En esta entrega recorremos algunos lugares de su vida.
Hofwijck
A pocos metros de la estación de tren de Voorburg, en La Haya, vemos un bonito edificio cúbico del siglo XVII con techo piramidal que destaca sobre el estanque circundante. La fachada aparece decorada con grisallas y llama la atención la armonía del conjunto, rematado por una chimenea cuadrada con elementos de forja. A la casa se accede cruzando un puente decorado con cuatro estatuas de niños que representan las cuatro estaciones. Estamos en Hofwijck, la casa de campo de Constantijn Huygens, padre del astrónomo, físico y matemático Christiaan Huygens.
Constantijn (1596-1687) fue un importante hombre de estado, diplomático y secretario de la corte. Pero, como era habitual entre los hombres cultos de la época, también era polifacético: poeta, compositor, intérprete de diversos instrumentos musicales y gran amante del arte. Se considera uno de los poetas más importantes del fecundo Siglo de Oro neerlandés, ya desde joven era capaz de escribir versos tanto en latín como en francés y holandés. Sus conocimientos de arquitectura le permitieron diseñar dos hermosos edificios y un jardín que alcanzó notoriedad.
La casa y el jardín siguen el esquema del hombre de Vitruvio, representando un cuerpo humano en el que la residencia ocupa el lugar de la cabeza. En la actualidad, la autovía y la vía de tren han amputado una parte de este hombre ideal, pero todavía pueden apreciarse las proporciones y la simetría originales ideadas por su creador en 1640.
Constantijn tuvo cinco hijos con su prima, Suzanne van Baerle: en 1628 nació el primero, Constantijn; en 1629 nació Christiaan; en 1631, Lodewijk y en 1633, Philips. La única hija, Suzanna, nació en 1637 poco antes de la muerte de su madre. Entre 1650 y 1652 Huygens escribió el poema Hofwijck, una suerte de memento mori, en el que describía la alegría de la vida lejos de la ciudad.
En el interior podemos hacernos una idea bastante precisa de cómo era la vida en una casa de campo acomodada del siglo XVII. En la planta baja se encuentra la cocina y el depósito de hielo que permitía mantener frescos los alimentos. El estanque servía para criar peces y la fruta y verdura procedían del huerto propio.
El salón principal está dominado por una gran chimenea y destaca un péndulo recuperado de una iglesia de Scheveningen, localidad costera próxima a La Haya, uno de los primeros péndulos ajustados por Huygens. En esta planta noble se daban conciertos cuando no era posible hacerlo en el jardín. También encontramos una pequeña pero bien surtida biblioteca con las obras de Christiaan Huygens.
La segunda planta, donde en otro tiempo estaban los dormitorios, está dedicada a la historia del edificio y de sus moradores. En ella encontramos uno de los retratos más conocidos del científico, un retrato al pastel realizado en 1686 por Bernard Vaillant (1632-1698), pintor de origen francés afincado en los Países Bajos. En los diversos cajones y expositores se pueden ver objetos personales, por ejemplo la muñeca original de Suzanne Huygens, a la que el guía se refiere con sorna como “una Barbie del siglo XVII”, así como libros originales.
En la tercera planta hay una exposición permanente, Christiaan bajo las estrellas, dedicada al astrónomo. Se pueden ver varios telescopios y relojes originales del siglo XVII en el mismo ático desde el que Huygens observaba Saturno con su telescopio. También destaca un planetario mecánico tipo Orrery.
Hofwijck funciona como museo y centro educativo, con programas para alumnos de primaria y secundaria. La visita se realiza con una completa audioguía (disponible en inglés y neerlandés) que permite conocer en profundidad la historia del edificio y de sus moradores.
Christiaan Huygens
El segundo hijo de Constantijn nació el 14 de abril de 1629 en La Haya. Christiaan recibió una exquisita educación en su propia casa a través de tutores hasta la edad de 16 años. Pasaba mucho tiempo dibujando y haciendo modelos mecánicos, una afición que sus tutores no aprobaban en un joven de su posición social. La educación liberal que recibió se centraba en el estudio de idiomas y de la música, de la historia y la geografía, con unas buenas nociones de matemáticas y lógica. No en vano, el padre contaba entre sus amistades a Galileo Galilei, Marin Mersenne y René Descartes. De hecho, el propio Descartes quedó impresionado por las habilidades geométricas del joven Huygens. Pero además de estos conocimientos, su padre también se encargó de que aprendiera cuestiones más mundanas como la danza, la esgrima o la equitación.
En mayo de 1645 empieza sus estudios de leyes y matemáticas en la Universidad de Leiden, a la que asiste en compañía de su hermano mayor Constantijn. Van Schooten, académico de esta universidad y tutor de los hermanos, lo introduce en los trabajos de Fermat acerca de la geometría diferencial.
A partir de marzo de 1647 y a causa de un duelo entre su hermano Lodewijk y otro estudiante, Huygens continúa sus estudios lejos de Leiden, en el Ateneo del Colegio de Orange recién fundado en Breda del que su padre era administrador. Durante esta época mantuvo correspondencia en francés con Mersenne, un fraile de la orden de los mínimos conocido en la actualidad por su estudio de los números primos. Huygens descubrió algunas propiedades matemáticas interesantes, por ejemplo la demostración de que la catenaria de un puente colgante no es una parábola. En agosto de 1649 finaliza sus estudios y es enviado en misión diplomática a varias ciudades del norte de Europa. Constantijn Huygens había imaginado un futuro como diplomático para su hijo, pero su carrera tomó otros derroteros.
A partir de 1654 Christiaan regresa a la casa paterna en La Haya, donde se dedica por entero a la investigación. Los veranos los pasa en la cercana residencia de Hofwijck. La vida de estudioso, sin embargo, no evita que pase temporadas sumido en la depresión.
El primer trabajo impreso aparece en 1651, Theoremata de quadratura, donde trata el problema de la cuadratura del círculo, un tema muy en boga a mediados del siglo XVII. Al año siguiente estudia las lentes esféricas desde un punto de vista teórico, con el objetivo de comprender el uso del telescopio. En 1655, en colaboración con su hermano mayor, comienza a pulir sus propias lentes. Ese mismo año propone que Saturno está rodeado por un anillo sólido “un anillo delgado y plano que no toca al planeta en ningún punto y que aparece inclinado respecto a la Eclíptica”. Mediante un telescopio refractor de diseño propio que alcanzaba los 50 aumentos descubrió Titán, la primera de las lunas de Saturno. Tras tres años de observaciones de Saturno determinó los períodos sidéreo y sinódico del planeta. Desde finales de noviembre de 1655 el anillo había dejado de ser visible, hasta que reapareció en junio de 1656. En octubre todo el planeta había recuperado la forma que tenía en noviembre del año anterior. Las observaciones le permitieron llegar a la conclusión de que cuando la Tierra atravesaba el plano de los anillos, estos dejaban de ser visibles.
También hizo el primer dibujo conocido de la Nebulosa de Orión, publicado posteriormente en 1659 en Systema Saturnium. El telecopio le permitió observar las pequeñas estrellas del interior de la nebulosa, la región de Huygens de la conocida M42 toma su nombre del célebre científico neerlandés.
En 1662 diseñó un nuevo tipo de ocular formado por dos lentes plano convexas, el primer ocular compuesto de la historia. Este tipo de ocular funcionaba bien con los telescopios aéreos de gran longitud focal propios de la época.
El interés por las lentes le permitió conocer en la década de 1660 a Baruch Spinoza, el gran filósofo, que era pulidor profesional de lentes. Este trabajo era un oficio de vanguardia en la época, comparable al de un desarrollador de dispositivos electrónicos de última generación en la actualidad. Se conservan algunas cartas entre ellos. En esa época también conoció a van Leeuwenhoek, otro fabricante de lente, que inventó el microscopio.
El 3 de mayo de 1661 tuvo ocasión de observar el tránsito de Mercurio delante del Sol mediante un telescopio fabricado en Inglaterra por Richard Reeve. Tras encontrarse con Robert Boyle y el círculo de Gresham College en Londres, Huygens fue aceptado en otoño de 1663 como miembro de la Royal Society.
Huygens también era miembro activo de la Academia de Montmor, un círculo de pensadores que se reunía en la casa del erudito francés Henri Louis Habert de Montmor. Huygens era un firme defensor de las demostraciones experimentales que cortaban de raíz las discusiones teóricas estériles.
En 1666 se mudó a París, ocupando un puesto en la recién creada Academia Francesa de Ciencias. Su relación con la academia no siempre fue sencilla, pidiendo a Francis Vernon que sus papeles fueran a parar a la Royal Society de Londres en caso de que él muriera. La participación de Inglaterra en la Guerra Franco-Neerlandesa de 1672-1678 provocó, sin embargo, el distanciamiento de Huygens de la prestigiosa sociedad científica británica.
En el recién creado Observatorio de París, donde fue uno de los miembros con mayor paga hasta la llegada de Cassini, tuvo ocasión de realizar observaciones astronómicas.
La obra científica más importante de Huygens probablemente sea Horologium Oscillatorium sive de motu pendulorum (1673), donde aboga por un enfoque matemático del estudio de la naturaleza. En esta gran obra dedicada a la relojería, determina la fórmula del período de un péndulo ideal, es decir, con una cuerda sin masa y una longitud mucho mayor que su oscilación. Sus contribuciones fueron fundamentales para el desarrollo del concepto de momento de inercia.
Huygens se mudó a La Haya en 1681 después de un nuevo episodio depresivo, tras la derogación del Edicto de Nantes su presencia en París ya no era bienvenida. Ya no era posible que un protestante ostentara un cargo público. En 1684 publicaría Astroscopia Compendiaria, donde explica con detalle las particularidades del telescopio aéreo sin tubo. Tras la muerte de su padre hereda Hofwijck y en 1688 establece definitivamente su residencia allí. En 1689 realiza otro viaje a Inglaterra donde visita a Isaac Newton, Edmond Halley y Robert Boyle.
En enero de 1695, seis meses antes de morir, termina una obra filosófica donde trata la cuestión de la vida extraterrestre. El libro, dedicado a su hermano mayor Constantijn, se titula Κοσμοθεϖρος, sive de terris coelestis earumque ornatu conjeturae (Los mundos celestes descubiertos, conjeturas relativas a sus habitantes, plantas y productos) y se publica en latín en 1698. Desde un primer momento goza de un gran éxito, por lo que pronto será traducido al inglés (1698), neerlandés (1699), francés (1702), alemán (1703), ruso (1717) y sueco (1774). La versión en español ha tenido que esperar hasta 2015, fecha en que la editorial Jekyll and Jill ha publicado una cuidada versión ilustrada por Alejandra Acosta y traducida por Rubén Martín Giráldez.
Como curiosidad cabe señalar que la versión rusa del Cosmotheoros fue la primera obra científica traducida a esa lengua. El zar Pedro El Grande había leído la versión latina y quedó tan impresionado que encargó una traducción al ruso. Las implicaciones blasfemas del libro eran demasiado avanzadas para una sociedad tan conservadora como la Rusia ortodoxa y la obra fue acusada de satánica.
Las especulaciones del Cosmotheoros son habituales en la época, pero cabe destacar que Huygens afronta el problema de la vida extraterrestre de una forma muy científica. Otros, como Bernard de Fontenelle en Entretiens sur la pluralité des mondes (1686), hacen aportaciones de tipo más literario. En su obra, Huygens plantea que en la Luna no hay vida por carecer de atmósfera, pero que sí es muy posible que exista en otros planetas y que los extraterrestres deben tener las mismas virtudes, sentidos y matemáticas que tenemos en la Tierra. También plantea la existencia de exoplanetas en otras estrellas. Huygens era protestante, pero con inclinaciones tanto al escepticismo como al pensamiento estoico, por ello no resulta extraño que Dios aparezca citado en el libro en numerosas ocasiones. De hecho, plantea que la gran distancia existente entre los planetas nos hace pensar que Dios no pretendía que los seres de un planeta supieran de la existencia de los demás, pero que no había previsto los avances científicos que los seres humanos conseguirían con el paso del tiempo.
En Cosmotheoros también aparece un método para estimar las distancias estelares. Mediante una serie de agujeros cada vez más pequeños en una pantalla que cubría el Sol estimó qué agujerito ofrecía la misma intensidad de luz que la estrella Sirio. Calculó que el agujero tenía 1/27.664 veces el diámetro del Sol, por tanto la estrella tendría que estar 30.000 veces más lejos que el Astro Rey. La suposición de Huygens partía de un error, ya que Sirio no tiene el mismo brillo que el Sol, pero la idea es interesante y plantea una aproximación primitiva a la fotometría.
Otra de sus ideas permitió al relojero alemán Johannes van Ceulen fabricar un planetario de pared de unos 60 cm de diámetro que muestra los planetas moviéndose a distinta velocidad en función de su posición gracias a una serie de ruedas dentadas que siguen el método de las fracciones continuas. La idea de Huygens era la de crear un sistema capaz de predecir conjunciones planetarias futuras. El planetario se puede ver actualmente en el Museo Boerhaave de Leiden.
Christiaan murió en 1695 en una casa de Noordeinde en La Haya, donde había alquilado una habitación para escapar de los solitarios fríos meses de invierno en Hofwijck. Está enterrado junto a su padre en una lápida sin nombre bajo el coro de la Grote Kerk de La Haya.
Bibliografía
BELL, A. E. Christian Huygens and the Development of Science in the Seventeenth Century. Edward Arnold and Co. Londres, 1950.
CROWE, Michael J. (Ed.). The Extraterrestrial Life Debate. Antiquity to 1915. University of Notre Dame Press. Notre Dame, Indiana (EE. UU.), 2008.
STRUIK, Dirk J. The Land of Stevin and Huygens. A Sketch of Science and Technology in the Dutch Republic during the Golden Century. Reidel Publishing Company. Dordrecht, 1981.
HUYGHENS, Christiaan. Cosmotheoros. Conjeturas relativas a los mundos planetarios, sus habitantes y producciones. Jekyll & Jill. Zaragoza, 2015.
Cosmotheoros, de Huygens, en La Central
Cosmotheoros, conjeturas relativas a los mundos planetarios, sus habitantes y producciones, de Christiaan Huygens, traducido por Rubén Martín Giráldez e ilustrado con veinte estampas + un desplegable de Alejandra Acosta, en el escaparate de La Central de Callao (Madrid).
Cosmotheoros (el observador de las estrellas), el primer tratado que conjetura la vida extraterrestre desde un punto de vista científico basándose en las teorías de otros pensadores como Nicolás de Cusa, Giordano Bruno, Kepler, Tycho Brahe o Descartes, fue publicado por primera vez, en latín e inglés, en el año 1698. Su autor, Christiaan Huygens (La Haya, 1629-1695), fue un destacado matemático, físico, horólogo, astrónomo, diseñador y pulidor de lentes, fabricante —junto a su hermano Constantijn— de telescopios, fellow de la Royal Society de Londres y miembro fundador de la Académie des Sciences de París. Las imágenes a color dispuestas en láminas que ilustran este volumen son obra de Alejandra Acosta, autora que ya colaboró en esta editorial con sus collages para la edición del cuento popular recogido por los hermanos Grimm Del enebro. En esta ocasión, Acosta ha pintado y bordado con hilos de colores una veintena de posibles vidas extraterrestres. Además, el libro incluye fotografías, una extensa biografía cronológica de la familia Huygens y multitud de notas, todo ello realizado para la presente edición.
Reseña de Cosmotheoros de Huygens, por Javier F. Granda
Excelente reseña de Cosmotheoros de Christiaan Huygens, por Javier F. Granda:
«El texto puede parecernos hoy un exponente de la ciencia ficción, pese a que ese género aún no fuera definido en la época, de literatura especulativa, obra utópica, pero también ha de atenderse a la ética intrínseca y a la solidez de las ideas que afloran en sus párrafos. En conjunto, tal cual se presenta por Jekyll & Jill en esta edición ilustrada (216 páginas), se trata de un encuentro de genialidades, cada una de ellas importante en sí misma: desde la propia erudición de los editores, Jessica A. Lavrijsen y Víctor Gomollón, por el buen criterio en la elección de materias y nuevas referencias y su capacidad de sorprender con el diseño de una colección que va poniendo en manos del lector un formato de libro muy específico, en ocasiones puede hablarse de libroobjeto por la variedad de añadidos que incorpora; por las magníficas ilustraciones de Alejandra Acosta, colaboradora en otro exitoso proyecto anterior: Del enebro, de los hermanos Grimm (2012); pasando por la traducción de los textos a cargo del escritor Rubén Martín Giráldez, que fuera incluido en la antología Doppelgänger: ocho relatos sobre el doble (2011) y publicado su libro, Menos joven (2013), en la misma editorial Jekyll & Jill.»
Leer la reseña completa aquí (página 23 y 24)
Agustín Fernández Mallo reseña «Cosmotheoros», de Huygens
«Sea como fuere, Huygens también nos dejó, escrito originalmente en latín, este exhaustivo, imaginativo, y sorprendente tratado acerca de cómo deberían ser los extraterrestres. Y no va de broma. Para demostrar que en Marte o Saturno hay vida echa mano de otros pensadores como Nicolás de Cusa, Kepler o Descartes. Leerlo no es sólo asistir a la construcción de una teoría que hoy nos parece un precioso y extraordinario cuento, sino también darse cuenta de cómo la idea del alien, del otro, se halla totalmente condicionada por la cultura de cada lugar y época: hoy por el cine y la televisión, y en el siglo 17 por la pura especulación mezclada con una entusiasta filosofía del otro como un ser eminentemente bueno.»