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Miguel Ángel Hernández escribe sobre Dadas las circunstancias de Paco Inclán



Miguel Ángel Hernández recomienda Dadas las circunstancias, de Paco Inclán, en Diario de escritura, La Verdad

dadas-las-circunstancias«Por la noche, lees Dadas las circunstancias, el último libro de Paco Inclán, y se te saltan las lágrimas de la risa. Agradeces este oasis en medio del derrumbe. Es uno de tus autores preferidos. Incertidumbre, su libro anterior, incluye alguna de las mejores crónicas que has leído jamás. Aquí ha destilado la fórmula. Inclán tiene la capacidad de relatar lo que le sucede combinando la visión precisa del mundo con el surrealismo y el humor. Son situaciones absurdas, como la confusión del término escatología, la búsqueda del último hablante de un idioma que mezcla el vasco con el romaní o el intento de encontrar el chiste que mató en Cuba a un poeta melancólico. Situaciones muchas veces embarazosas que desencadenan la carcajada. Crónicas –o antropologías– frustradas. Narrativa perfecta. Que un libro te haga reír y disfrutar de esa manera en estos días tristes es una doble alegría.»

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Entrevista a Alejandro Hermosilla en La Verdad

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Foto: ©Javier Alcaraz

Minerva Piñero entrevista a Alejandro Hermosilla en el diario La verdad con motivo de la publicación de su novela El jardinero.

«La sociedad ha creado un confort que lleva al odio»

MINERVA PIÑERO

Un precipicio narrativo; una colilla literaria; el lienzo del egoísmo contemporáneo. Son algunos de los términos que describen a ‘El jardinero’ (Jekyll&Jill, 2018), el último libro publicado por Alejandro Hermosilla (Cartagena, 1974), quien se recuerda con un lápiz en la mano con tan solo cinco años, «desde que tengo uso de conciencia. Puede que incluso mi madre conserve ese primer cuaderno». Doctor en Literatura Comparada por la Universidad de Murcia, actualmente reside y forja sus historias en La Manga, después de haber vivido en México durante seis años.

-¿Cómo es el jardinero que da nombre a su obra?

-Todos hemos querido matar a alguien en un momento determinado. Es una expresión, un símbolo, como si esa sensación de querer matar a alguien no se quedara durante un segundo, sino que se extendiera en el tiempo y se convirtiese en tu archienemigo. Es una metáfora de lo que odiamos en el mundo; una novela sobre el odio. El jardinero existe y no existe al mismo tiempo.

 -¿Dónde sitúa la novela?

-En un castillo gobernado por nobles, en un condado, en un tiempo indeterminado. Creo que los grandes libros deben servir para todas las épocas. Quería hacer un libro que se pudiera leer dentro de cincuenta años con la misma intensidad que ahora. Pensé que era una especie de Edad Media, aunque mi editor me dijo que él lo veía más parecido al siglo XVIII. Es un condado con estructuras medievales; la obra se desarrolla en los años posteriores o anteriores a la Revolución Francesa.

el jardinerocover.indd-¿Con qué historia se encuentra el lector?

-Con una historia violenta, atractiva, morbosa, extrema. Un conde y un jardinero luchan a muerte. Ellos pueden ser la representación de la nobleza contra el pueblo, una metáfora del odio que sienten ambos bandos. Y como en el fondo son iguales, nobleza y pueblo tienen el mismo rostro. Son idénticos en su odio. A veces sucede que el pueblo llega al poder y se comporta como el tirano. El odio une tanto como el amor.

-¿Cuál es su mensaje?

-Si realmente lo supiera, no habría escrito el libro. Las novelas tienen que superar a los propios escritores: temo a quienes controlan sus libros. Lo que intento con la obra es trabajar el sentimiento del odio, ese que está tan presente en la sociedad contemporánea y a la vez tan mal visto. Se nos dice que no hay que odiar, pero yo digo que sí, para no reprimirnos con nosotros mismos. Debemos exponer ese sentimiento para trabajar con él. Lo reprimido, como decía Freud, siempre surge.

-Cuenta, además, que aborda el egoísmo contemporáneo.

-Creo que el egoísmo ha existido en todos los siglos, pero ahora, en los países del primer mundo, como es España, aunque aquí encontremos cosas del segundo o incluso quinto mundo, no somos conscientes de lo que realmente tenemos. Siempre nos estamos quejando por cosas bastante superfluas. No agradecemos, pedimos más. La novela es, en cierto modo, un reflejo de que la riqueza lleva al egoísmo y la perversión. En otras épocas teníamos menos medios y la tarea del ser humano era trabajar para mejorar la sociedad. Ahora la sociedad ha creado un confort que lleva al odio.

-¿Y qué le llevó a usted a escribir sobre ese sentimiento?

-Este libro nace después de un viaje por Argentina, Chile, Bolivia y Perú, cuando volví aquí, a La Manga, en 2003. Había una ola de calor, así que cuando llegué bajé a la piscina. Prácticamente no había dormido y me peleé con una persona. Y fue una estupidez, pero la pelea creció hasta que llegó la Guardia Civil. Empezaron a pelearse entre ellos incluso los vecinos; todo se convirtió en una verdadera locura. Pude observar muchas reacciones del ser humano que ni me imaginaba, así que tuve mucho en lo que pensar. Con los puños e insultos no se llega a ningún sitio. En 2003 ya sabía que tenía que escribir sobre esto.

-¿En qué proyectos trabaja ahora?

-Entre otros libros, estoy terminando ‘Tormenta’, que completa mi trilogía onírica. Las dos primeras partes fueron ‘Martillo’ y ‘Bruja’. También escribo sobre música, literatura, pintura y circunstancias en averiadepollos.com, mi blog. Siempre desde el punto de vista más personal.

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