Rubén Martín Giráldez en Numerocero


 «Escrita con una brillantez formal que, por momentos, roza el virtuosismo, Menos joven es más una carrera que una novela. Un juego de cajas chinas en el que su protagonista, Bogdano, concursa en un espacio radiofónico para niños terminando, uno a uno, con sus ídolos.»

Rubén Martín Giráldez, autor de la novela Menos joven, responde a un cuestionario sobre matar a los ídolos en la nueva sección del magazine Numerocero.

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Entrevista a Carme Tierz en el programa Continuarà de TVE Catalunya


Entrevista a la escritora Carme Tierz con motivo de la publicación de El libro de los milagros, siete cuentos irreverentes en el programa Continuarà de TVE para Catalunya (22 de enero de 2013).

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El libro de los milagros, siete cuentos irreverentes, de Carme Tierz. Con prólogo de José María Latorre y cubierta y estampas milagrosas de Sobelman Corta y pega (Jekyll & Jill, 2012).

«Del enebro» en la revista «Había Una Vez» (Chile)


El Comité de Evaluación Centro Lector de Lo Barnechea, recomienda el libro Del enebro en la edición de aniversario de la Revista Había Una Vez de Chile.

Del enebro de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado por Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen. Tercera impresión. (Jekyll & Jill, 2012).  

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«Menos joven», presentación en la librería Tipos Infames, de Madrid


El próximo sábado, 19 de enero, a las 19:30 h, presentaremos la novela Menos joven la librería Tipos Infames (San Joaquín 3, Madrid), de Madrid. Al acto asistirá el autor, Rubén Martín Giráldez, que será presentado por el escritor Alberto Olmos.
Están todos invitados. Será un placer vernos allí.

Menos joven por Vicente Luis Mora

Menos joven en el blog de Vicente Luis Mora

Vicente Luis Mora reseña en su blog Diario de lecturas la novela Menos Joven, de Rubén Martín Giráldez.
Rubén Martín Giráldez y el espesor delirante

Rubén Martín Giráldez, Thomas Pynchon. Un escritor sin orificios; Alpha Decay, Barcelona, 2010.

Rubén Martín Giráldez, “Prólogo a Centauros extirpados; en VVAA, Doppelgänger. Ocho relatos sobre el doble; Jekyll & Jill, Zaragoza, 2011.

Rubén Martín Giráldez, Menos joven; Jekylll & Jill Editores, Zaragoza, 2012.

Menos joven por Vicente Luis Mora

Y hay más mentiras: mi cortesía con vosotros, por ejemplo.

R.M.G., “Prólogo a Centauros extirpados

En serio.

R.M.G., Menos joven

[a] Un autor como éste, portador de un programa para la (auto)destrucción carnavalesca y feliz de la literatura, merece una reseña suicida o cuanto menos dispersa y contradictoria. Si usted es un lector normal, alguien que busca hallazgo, entretenimiento y –a ser posible– ideas interesantes sobre las que reflexionar, esta reseña termina aquí, en la quinta línea: cómprese estos libros. Si usted es un lector al que, además, le interesa morbosamente la literatura, y para quien los libros son puertas a otros mundos sobre los que le interesa saber del más perverso y obsesivo, no lo dude y siga leyendo, le prometo que aquí descubrirá –y con aquí no me refiero a la reseña, sino a los textos mencionados en ella– más de lo que esperaba encontrar. Comencemos por la primera frase de Menos joven (MJ en adelante), del inefable, ditirámbico y aún joven Rubén Martín Giráldez (Cerdanyola del Vallès, 1979), que reza así: “Bogdano sabe que su padre ya no es capaz de distinguir entre trabajo y realidad” (p. 11). Parece una declaración fácil, ¿verdad? Sí, lo es, podemos leerla de forma convencional y pasar a la segunda. Pero como usted, que llegó hasta aquí, es lector que gusta de complicarse, le insto a permanecer en esta frase inaugural un momento, porque la lectura de la pequeña obra completa hasta la fecha de Martín Giráldez complicará la cuestión. Para empezar, se esquiva en ella al protagonista y se habla de su padre, quiebro que nos advierte que el merodeo y la perífrasis serán parte constitutiva del esqueleto narrativo. Para seguir, está el nombre de Bogdano: ¿erudita alusión al escritor albano Bogdani, referencia al cineasta Peter Bogdanovich, maestro en el uso de la metareferencialidad? Incluso imaginando que nada de lo expuesto es cierto, centrémonos en esta frase de apertura y veamos que alude a “realidad”, ahí es nada, abrir una novela con ese término, y a “trabajo”. Y aquí, como esbozábamos antes, la referencia a otros escritos de Martín Giráldez nos juega una mala pasada, porque a lo mejor –a lo peor, a lo más difícil–, con “trabajo” el autor nos habla de otra cosa: “Uno no puede evitar la sospecha de que cada vez que aparecen en Arco Iris o en The Crying of Lot 49 las palabras esfuerzo, prueba, trabajo, se habla en realidad (o Pynchon tiene en mente, uno teme) de otra cosa que la que el relato necesita para su movimiento, de una cosa constante, si se me permite así”, decía en su blog. La mención no es baladí por cuanto la frase inicial de MJ se repite en bastantes ocasiones a lo largo del texto, como dándole un ritmo, marcando un tempo al movimiento discursivo, oponiendo a lo real lo absurdo literario, y da la impresión de que este trabajo dinámico (el del texto) es la realidad misma del libro, que como Bogdano y su encabalgadura no dejan de moverse en todo momento durante la novela. Bueno, no es poco para una primera frase, a ver si somos capaces de pasar a la segunda.

[b] Es broma. Pero el problema es precisamente ése, que bajo un artefacto legible sin dificultad, humorístico y amable, acechan innúmeros niveles y subniveles y metaniveles de complejidad, frase por frase, así como en Thomas Pynchon. Un escritor sin orificios (desde ahora nos referiremos a él como TPUESO), su libro anterior y tan inclasificable como Menos joven. Su autor escribe desde la tradición literaria más exigente y culta (Joyce, Mallarmé, Faulkner, Gide, Valéry, Ceronetti, Schmidt, Pynchon), pero sin propósitos santificadores sino, más bien, corruptores. Martín Giráldez de(con)struye la tradición más álgida, dentro de una operación que muestra tanto sentido del humor como respeto, pues no se molesta en importunar o desquebrajar a escritores que no lo merecen: los autores pequeños no parecen interesarle, y las referencias a baja cultura son siempre de cine (Mad Max, gore) o musicales, pero nunca literarias. Es cierto que la “educación híbrida” que reciben Bogdano y su hermano de su padre parece esconder un juego destructivo de lo canónico, pero me inclino más por considerarlo una especie de ácida crítica de cierta posmodernidad y su igualadora escala de valores. El padre de Bogdano cambiaba de tapas los libros para que sus hijos creyesen que leían a Dickens siendo el texto interior de Kunta Kinte, etcétera, pero lo cierto es que Bogdano, al descubrir de mayor el entuerto, comienza a leer los libros auténticos. A considerar que hay una carga de profundidad contra la ligereza posmoderna y no una invitación al todo vale me anima la elección de la palabra “híbrida” por el autor, ya que en TPUESO (p. 54, nota al pie) se calificaba precisamente así, “híbrida”, la escritura del joven Pynchon, autor poco sospechoso de no tener un cualificado sentido de la exigencia literaria. Se plantea el rescate, pues, de lo sublime literario, de las “Obras Magníficas” (MJ, p. 49) pero con la clarísima conciencia de que “todo este lenguaje se va cayendo. Todo este lenguaje se está cayendo” (MJ, p. 123), sostenida desde una lúgubre –por negra– nostalgia. Por ese motivo estoy de acuerdo con Javier Avilés cuando dice en su reseña que el libro de Martín Giráldez nos obliga a plantearnos de nuevo “qué es lo que entendemos como Cultura y de nuestra incapacidad de librarnos de todos sus aspectos, de los sublimes, sí, que nos disminuyen, pero también de los más populares, denigrados algunos, denigrantes otros”. La misma consideración de la existencia de una alta cultura o alta literatura (postura que comparto con Martín Giráldez y con el propio Avilés) frente a otras más bajas o superficiales, por dialéctico y revisor que sea el planteamiento, implica una toma de postura frente al nefasto todo vale lo mismo que intenta sostener un democratismo cultural mal entendido. La democracia no significa que todos seamos iguales y “valgamos” lo mismo: la democracia significa que somos todos iguales ante la ley. La literatura y el arte pertenecen a otro orden de cosas, por fortuna no preceptivos, y sus leyes son darwinistas y profundamente injustas: el talento vale más. Y punto. A mí no me miren, no lo he inventado yo.

[c] Cita. “se acercó y dirigió a ella, sola en medio de las filas de asientos vacíos, y le murmuró palabras que no habría deseado oír”; Thomas Pynchon, La subasta del lote 49 (1965).

[d] Infidelidad narrativa. Entre los tres textos que estudiamos hay varios elementos en común: en el relato “Prólogo a Centauros extirpados” (“PACE” desde ahora) y en TPUESO (cf. p. 81), la narración viene sostenida por un nosotros que cambia súbitamente a primera persona en ambas, advirtiendo de que su voz es poco fiable. Desde el principio de “PACE” los dos narradores Lundgren nos advierten de la peculiaridad de escribir a cuatro manos y sus consecuencias: “Está claro que con nuestro libro intentaremos llevaros a otro tipo de engaños, a engaños del tipo «deseado»” (“PACE”, p. 39), aludiendo a un pacto amistoso de lectura que no es tal: es impuesto al lector con o su consentimiento. Así, cuando en TPUESO leemos “El autor de la carta se ríe de nosotros” (p. 38) ya tenemos claro que el narrador venía haciéndolo desde el principio. El narrador de las dos novelas es un impostor y su relato es infiel (véase MJ, p. 69); los narradores “siameses” de “PACE” se confiesan embaucadores desde el comienzo y el lector debe desconfiar de quien desconfía de sí mismo: no en vano se aclara en MJ que “¿Quién puede creer a un siamés, a dos siameses (…) a gente doble por definición?” (p. 64). Como vemos, preguntas lanzadas desde unos textos se responden en otros. Recordemos que al comentar An Autobiography of an Ex-coloured Man (1912) de James Weldon Johnson, Martín Giráldez había dejado caer que una de las frases del libro que más le había interesado era esta: “would not my story sound fishy? Would it not place me in the position of an impostor or beggar?” La obra crítica de un prosista a veces nos dice tanto sobre su visión de la narrativa como sus propios libros; algo natural, por otra parte, pues son parte del mismo impulso creativo.

[e] Hay otros elementos en común entre las obras, ahora los veremos, pero los puentes o conexiones entre ellos llegan incluso a la repetición de alguna frase (la de la llegada de la justicia en TPUESO, p. 43, y en MJ, p. 36). El entramado rizomático de estructuras narrativas diferentes, sean de la alta cultura (vgr., monólogos dramáticos) o de la cultura audiovisual (los párrafos en cursiva de MJ siguen la mecánica publicitaria), es otra característica de estos textos, que los convierte en patchworks poliformos, donde las piezas están situadas para destruir su aportación natural: el chocarrero monólogo “shakespeariano” al final de MJ está sostenido elocutoriamente por… un caballo, en un retorcimiento kafkiano, similar al del “Informe para una academia” del checo.

[f] El Archilector. A lo largo de Menos joven aparecen numerosas anotaciones marginales que parecen hechas a lápiz, aunque son parte del tejido textovisual del libro. Estas anotaciones, que me parecen un hallazgo, suponen la aparición de un lector previo del texto, alguien que ha leído nuestro ejemplar antes que nosotros, y que ha dejado sus impresiones por escrito. La confusión entre copia y original (tranquilos, no esperen citas de Walter Benjamin), entre lectura primigenia y de “segunda mano” produce una interesante descompensación, pues nos convierte en los segundos receptores del texto. Se nos dice oblicuamente que el libro no estaba esperándonos, que su horizonte de sentido ya se desplegó ante alguien quizá más dotado que nosotros para desentrañarlo. Este lector previo que ha glosado –con no poca socarronería– Menos joven es además el instrumento mediante el cual se nos advierte de la infidelidad del narrador y de la necesidad de poner en cuestión cada aserto del texto. De ahí que la categoría de este hermeneuta esté muy próxima a la del archilector descrito por Riffaterre[1]: ese lector interpuesto que señala los énfasis estilísticos de un texto, que analiza su efecto en el lector y que, en nuestro caso, los deja conveniente e irónicamente señalados, convirtiéndose en el primer crítico del texto.

[g] Lenguaje. La condición de traductor de Martín Giráldez puede explicar en parte (pero sólo en parte), su infrecuente dominio del idioma. Su experiencia profesional en busca de la palabra idónea para verter el sentido de una lengua a otra parece encarnarse en el similar cuidado que muestra en la persecución de le mote juste para trasladar las palabras de su mente a la pantalla (antes se diría “de su mente al papel”, pero los autores jóvenes escriben mayoritariamente utilizando el ordenador). A ello hay que sumar su constante experimentación con el idioma, creando neologismos, así como las interpolaciones de palabras de otras lenguas, vivas o muertas, y el sabio empleo del espacio paginal a la hora de representar textovisualmente la censura (MJ, pp. 44, 62, 122)

[h] Pero de qué demonios habla Menos joven. De la inconmensurabilidad del lenguaje. De las relaciones padre-hijo, como una kafkiana Carta al padre legible en los actos de Bogdano, y de la construcción cultural del niño como proyección (quién sabe si libidinal, el deseo de saber perdido) de sus progenitores. De la potencia y radicalidad expresiva de las literaturas del absurdo. De la agonía perenne de la alta cultura y su incapacidad para ser analizada en términos inatacables, de su imposibilidad para constituirse como objeto científico. Menos joven es el antilibro o libro especular a Ferdydurke; si éste es un cuento de adultos narrado en un lenguaje deliberadamente infantiloide, Menos joven es un libro dirigido en teoría a niños pero elaborado en un lenguaje adulto y parcialmente críptico.

[i] La crítica ficticia de los anónimos reseñistas de Pynchon aporta una pista: “La escritura mata su lectura. El esfuerzo de interpretar, la exigencia de una lectura tan central continua, agota” (TPUESO, pp. 67-68); también en la obra de Martín Giráldez la espesura referencial de la obra, sobre todo en TPUESO, convierte la lectura crítica en una continua interrupción, para valorar la veracidad de una obra o cita, para atisbar resonancias en los nombres propios (juegos a veces autoficcionales: Reuben, rubenette), para investigar en las imágenes ofrecidas al lectoespectador. Todo está alterado: las fotografías de ambos libros están retocadas por el ilustrador Alfonso Rodríguez Barrena, para despistar y para mi(s)tificar; Menos joven está encuadernada como si fuera un volumen de la editorial gala Les Éditions de Minuit, bajo la sobrecubierta amarilla; algunas citas se falsean jocosamente. Si hay algo parecido a la verdad, comparece disfrazado: onomatopeyas en apariencia casuales como “JIZI-CRI” (MJ, p. 77) son en realidad citas ocultas de Antonin Artaud; “no somos los muertos” (“PACE”, p. 49) niega al Orwell de 1984 sin decirlo; bromas como “bestia de tres espaldas” (MJ, p. 123; cf. “PACE”, p. 42) retuercen a Othello. Otras citas explícitas, en cambio, están traducidas con estudiada infidelidad. Gabinete de apócrifos, Wunderkammer, retablo de maravillas, el tejido narrativo de estos libros recuerda al estudio de Ramón Gómez de la Serna[2]; obras esenciales y rarezas, genios y freaks, imágenes y palabras, comparecen de manera indistinta en esta maraña referencial a la que el lector puede asistir tranquilo, siguiendo el curso de la delirante historia, o sumergido entre libros, páginas web y enciclopedias intentando localizar las referencias, claras u ocultas, reverenciales o irónicas, maquiavélicamente dispersadas por Martín Giráldez. Sí, es cierto, toda esta alquimia polifónica es un repertorio, secreto a medias, de los gustos personales del autor, pero “¿hasta qué punto los gustos de una persona no son, en algún momento, su voz, de manera inevitable?” (Thomas Pynchon. Un escritor sin orificios, p. 88).

[j] Desde hace tiempo vengo oyendo quejas, endechas y plantos, desde diversas esferas, reclamando un narrador español joven que: 1) tenga respeto por la tradición, pero sea capaz de aportar una voz propia y natural, diciendo cosas nuevas; 2) no confunda la originalidad con el originalismo; 3) no se ajuste a ninguna escuela, o grupo, o tendencia, manteniéndose al margen y dedicado a la literatura y no a la vida literaria. 4) Posea un talento indiscutible y real, a la altura de cualquiera de los mayores. Pues bien. No se angustien.

Ya lo tienen.

[Relación con el autor: no nos conocemos personalmente; hemos intercambiado correspondencia sobre sus libros y es contacto de Facebook. Relación con la editorial: ninguna]

[1] Cf. M. Riffaterre, Ensayos de estilística estructural; Seix Barral, Barcelona, 1976.

[2] Repleto de innumerables imágenes que Rrose Sélavy intenta, heroicamente, desentrañar e identificar desde hace años

«Menos joven» en el blog Rango Finito


«Menos joven es raro y orgulloso de serlo. Martín Giráldez no escribe novelas sino que construye engendros ingeniosos desmadrados y el juego es adentrarse en ellos y sobrevivir. No quiero imaginarme qué viene después de esto.»

Reseña de Javier Moreno (Hermanocerdo) de la novela Menos joven, de Rubén Martín Giráldez, en el blog Rango Finito. 

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«Menos joven» de Rubén Martín Giráldez, en el blog literario de Cat Byron Lee


«[…] sumisión y sinsentido a caballo de un texto que discurre atropellado por sí mismo, por un narrador tramposo, plurilingüe y algo cabrón (¿quién le dio permiso para insertar notas manuscritas, temblorosos subrayados y flechas mareantes? ¿quién le hizo leer a Rubén Martín Giráldez toda la obra de Nabokov y Pynchon retapada con portadas de Enid Blyton y Gloria Fuertes?). Y ¿qué es la cultura? La alta y la baja, el fetichismo de la misma, el uso que hacemos de las fuentes supuestamente fiables. ¿Cómo nos han explicado la realidad y cómo la hemos entendido? ¿Y en qué momento nos hemos empezado a educar nosotros mismos, al margen de las citadas triquiñuelas paternas? ¿Sabemos educarnos? Con ese método revolucionario, el mencionado programa de radio se convierte en el filo de la navaja que acabará degollando a los genios y a nuestra camuflada gratitud hacia ellos mediante un proyecto de admiración+aniquilación gonzo».

 Nuestro gato lector favorito, Cat Byron Lee, reseña la novela Menos joven, de Rubén Martín Giráldez.

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La colección 18% en H Magazine


Reseña de Luna Miguel en el número 139 (enero 2013) de la revista H Magazine sobre la colección 18%, con los libros Low Cost de Jesús Llaría y Pequeña vida de Indiana Caba (Jekyll & Jill, 2012).

Pueden adquirir y descargar el PDF de la revista aquí.

En la foto, los dos títulos de 18% en la sección de Cine y Fotografía de Fnac Plaza de España (Zaragoza).
 

«Del enebro» en El País (30-12-2012)


Del enebro en el artículo «La letra, con dibujo entra» de Virginia Collera, en la sección de Cultura del diario El País (30-12-2012)

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Del enebro de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado por Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen. Tercera impresión. (Jekyll & Jill, 2012).  

«Del enebro» en la lista de libros imprescindibles de 2012 del blog Vida de perras


Del enebro en la lista de libros imprescindibles de 2012 del blog Vida de perras, de Layla Martínez.

«Del enebro, Jacob Ludwig y Wilhem Karl Grimm (Jekyll y Jill). Macabro, tenebroso y bello. Lleno de hilos rojos que van de unas páginas a otras, del vino azul de los enebros, del color blanco y frío de la nieve. Posiblemente uno de los libros mejor editados de este año, con ilustraciones que se meten debajo de la piel, que anidan en los poros.»

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Del enebro de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado por Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen. Segunda edición (Jekyll & Jill, 2012). 

«Del enebro» en la librería Venir a cuento (Madrid)


Del enebro en la librería Venir a cuento (Embajadores, 29, Madrid).
En el artículo de Raquel Blanco para la revista Jot Down.

«…o los de una de nuestras editoriales más queridas,  los Jekyll&Jill ―ahora en plena promoción de su Menos Joven―,  de los que Enrique tiene la magnífica Del Enebro,  ilustrada por Alejandra Acosta (acordáos cómo también la recomendamos después de que nos la enseñaran los Tipos Infames; por algo será)»

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Del enebro de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado por Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen. Segunda edición (Jekyll & Jill, 2012). 

«Del enebro» en la lista de los 50 infames de la librería Tipos Infames (Madrid)


¡Muy contentos! Del Enebro, de Jacob y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado por Alejandra Acosta, con prólogo de Francisco Ferrer Lerín y traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen, elegido como uno de los 50 infames de 2012 por la librería Tipos Infames (San Joaquín 3, Madrid).

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«Menos joven» en la lista de Lector Mal-Herido


 «Y ojo a este libro: Menos joven, de Rubén Martín Giráldez (Jekyll y Jill), un debut fascinante; novela muy divertida, arriesgada, agradablemente experimental.»

«Menos joven», de Rubén Martín Giráldez, en la lista de las mejores novelas españolas de 2012. En el blog de Lector Mal-Herido, El Diario.

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«El libro de los milagros» en el blog literario Cosas que me leo


«El libro de los milagros, siete cuentos irreverentes» de Carme Tierz en el blog Cosas que me leo.

El libro de los milagros, siete cuentos irreverentes, de Carme Tierz. Con prólogo de José María Latorre y cubierta y estampas milagrosas de Sobelman Corta y pega (Jekyll & Jill, 2012).

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