La coronación de las plantas en el blog Escrito en el viento


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José Ángel Barrueco escoge tres fragmentos de La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, en su blog Escrito en el viento:
Debíamos seguir el camino de tierra, vadear el río y continuar hasta donde la huella se pierde, donde antes había un cartel que señalizaba el sendero y donde ahora no quedaba más que el poste. Teníamos las vagas referencias de pasar una lomada, una higuera, datos proporcionados por un anciano con quien nos topamos a escasos pasos de la iglesia; había indicado la dirección a seguir frunciendo los labios, acompañando el gesto con un seco movimiento de la cabeza. El sol de la tarde hacía sentir su calor con una intensidad inusitada para la primavera. Nos detuvimos en una explanada a estudiar las posibilidades, pues ninguno de aquellos senderos ocultos por la maleza se ofrecía más importante que otro; a primera vista parecían no tener el mismo destino. Saqué de la mochila una botella, di unos sorbos y se la pasé a Paula. Antes de guardarla eché un poco de agua sobre mi coronilla. Y entonces lo vi, casi junto a nosotros. El Guriburi. Así lo bautizamos luego.
 
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Al principio me había limitado a hojearlo, pero, poco a poco, aquel libro comenzó a depredar mi interés. El extenso manuscrito estaba encuadernado en cuero y se dividía en tres secciones escritas en castellano, diferenciándose una de otra por una carátula que, encuadrada en un sencillo tramado decorativo en tinta roja y negra, poseía la misma inscripción: «Herbolario del Lobo Liver I (II o III, según el caso)». Había una cuarta parte, no menos importante en extensión, escrita en alemán y atiborrada de diversas citas en castellano, que parecía ser una exégesis de los libros mencionados anteriormente y se titulaba «Notizen zur Bosheit der Pflanzen».
 
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El herbario contenía una descripción detallada de setenta y dos especies de plantas que, por su ecléctica variedad, no se limitaba a una región geográfica definida. Abarcaba, además, un sinnúmero de encantamientos para fines y usos de toda índole. El hecho de poseer una receta para mantener alejados a los agentes de la inquisición evidenciaba su antigüedad, no obstante, luego de un estudio exhaustivo, estuve seguro de que aquel texto no resultaba una mera copia, sino la reforma de una obra mucho más antigua.
El herbario carecía de criterios para catalogar las especies, dejando al margen cualquier clasificación basada en los órganos de reproducción o fructificación, restringiéndose a describir la apariencia general de la planta, sus flores, su olor, color, tamaño de las hojas y otras características similares.

Lejos de todo de Rafa Cervera en GQ Magazine



GQ 238

«LA VITRINA Lejos de todo (Jekyll & Jill) una historia apócrifa –David Bowie, refugiado en Valencia en 1976– y una historia de iniciación adolescente en la que los sueños y la realidad se entrelazan y el deseo quema tanto como el sol de agosto. Ambas tramas se cruzan en el deslumbrante debut literario del periodista y colaborador de GQ Rafa Cervera

Alejandro Hermosilla reseña La coronación de las plantas


Alejandro Hermosilla reseña la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, en la revista El coloquio de los perros:

DIEGO S. LOMBARDI. LA CORONACIÓN DE LAS PLANTAS
(Jekyll & Jill, Zaragoza, 2017)

PLANTAS, OPIO, MONSTRUOS

La coronación de las plantas es un libro-hoja. Un libro con sabor a árbol y a excursión adolescente. Un libro cuyas páginas huelen a clorofila y parecen haber sido bañadas en ácido. Porque, ante todo, es un libro alucinógeno. Una voladura de cabeza que mezcla piedras y mate en un balde lleno de páginas rotas de textos de Borges, Ricardo Güiraldes y Juan José Saer. Su autor, Diego S. Lombardi, es argentino y se nota. Pues como los grandes maestros de esta literatura, transforma las digresiones en argumentos centrales de la obra, cualquier reflexión sin importancia en un drama trascendental y las notas a pie de página en imperdibles páginas novelescas. Algo que provoca un sugerente caos ideal para sumergir (y confundir) al lector en la selva literaria que nos propone. La coronación de las plantas es la historia de una posesión. La transformación de un hombre en planta (o del lector en hierba y la literatura en bosque). Una sugerente mezcla entre un relato de Lovecraft y una novelita de Aira. Entre una novela de terror y uno de esos ensayos marcianos y metafísicos de Macedonio Fernández. Una Twin Peaks pampeana que conduce a sus personajes a otras dimensiones a través de una escritura sibilina, infecciosa, volátil, libre, anárquica y alargada que simula ser un brebaje. Un árbol contrahecho lleno de redondeces y pliegues que va poco a poco minando la voluntad del lector y acaba devorándolo. Situándolo en un paisaje alucinado donde se desconoce todo y las paradojas e interrogantes son las únicas afirmaciones contundentes.
La coronación de las plantas es un texto mórbido. Uno de esos que habrían hecho las delicias de los simbolistas franceses. Es una novela casi cabalística. Un mejunje de brujo lleno de pinceladas oníricas y orificios ocultistas. Casi un tarot con ilustraciones basadas en el mundo natural. Una invitación a viajar al país de las maravillas. Pero también una mirada corrosiva, casi una carcajada maléfica, sobre el legado ecológico. En esta improvisación jazzística no hay nostalgia. Probablemente porque no hay en ella ni pasado ni futuro. Es una novela llena de instantes. De presente absoluto. Una novela narrada por la naturaleza más que por un ser humano en la que el escritor cumple el papel de enloquecido jardinero. Intenta podar más que describir y aclarar parajes terrestres más que narrar. En realidad, La coronación de las plantas —fantástico título que remite a misteriosos lienzos barrocos— es una actualización de aquellos iracundos cuentos de Horacio Quiroga en los que los personajes eran doblegados y sometidos por una naturaleza cruel. Soberbia y terrorífica como la voz del dios Yahvé. Pero, obviamente, la mirada de Lombardi es más cínica. Más irónica, budista y transparente. Y en su novela la naturaleza es un ente sutil, silencioso y líquido. Un ser más parecido a un insecto que a ese indomable tigre que retrataba Quiroga. No es un huracán ni un monstruo, sino más bien una ciénaga llena de sombras y ramas partidas. Una rana muda cuyos ojos observan de manera penetrante y aguda a quien se aproxima a ella.
         Diego S. Lombardi ha sido capaz de describir con suma perspicacia la extrañeza que sienten los argentinos (esos europeos de América) frente a la naturaleza. Los escasos restos de presencia indígena que restan en el país. Recuerdo haber viajado a La Pampa y recorrer cientos de kilómetros para encontrar unas pinturas indígenas grabadas en una roca escondida. Haber escuchado con asombro en algún pueblo perdido de La Patagonia que por allí andaba una anciana centenaria que era la única persona que conservaba viva la sangre de los antiguos patagones. Y haber pernoctado una semana en la ciudad de Tigre en la que, tras varios días, parecía que iba a ser inoculado por la fastuosa naturaleza que me rodeaba. Los argentinos odian y aman los inmensos campos naturales que los cercan. Por un lado, los arbustos son símbolos de su destierro en América. Un signo de terror. Y por otro, son símbolos de su libertad. De lo nuevo y originario americano. Y eso está perfectamente expuesto en la novela de Lombardi que, además, acumula otro mérito. Es sabido que la literatura argentina se diferenció de gran parte la producida en las naciones hermanas por haber sustituido el realismo mágico por una extrema racionalidad. Pues bien, La coronación de las plantas obra el milagro de hacer llegar el realismo mágico de forma sumamente original a la narrativa argentina. Componiendo un fresco lleno de delirantes situaciones y personajes que recuerdan a muchas de las novelas oníricas hispanoamericanas: el viejo de las gallinas, el niño de los dientes picados, el Guriburi, la viuda de las Tartas, además de, por supuesto, el absorbente recuerdo del botánico nazi August von Franken y su mágico e inquietante herbario. Un jardín de las delicias austral.
Posiblemente La coronación de las plantas no sea una obra maestra. Lombardi fue podando y mejorando el relato con el paso de los años, pero supongo que se daría cuenta de que, como un frondoso bosque, era imposible controlar su crecimiento por completo. Y optó por no enloquecer y dejarlo libre. Con ese aspecto de mágico y silvestre campo con el que lo hemos conocido. Una sabia decisión que permite hacerse una idea cabal y alucinada de la relación entre los argentinos y el mundo natural. La cosmogonía americana. Un diálogo que raya por momentos en lo opaco y esotérico, tal y como reflejan con insólita maestría las ilustraciones de Claudio Romo. La guinda de una edición —otra más— que demuestra que Jekyll & Jill es, sin dudas, la cabeza de dragón de las editoriales independientes contemporáneas. Una editorial que no publica libro, sino cofres. Insólitos Anillos. Ramos de flores perversas y envenenadas.

Rafa Cervera y Lejos de todo en Cadena Ser Valencia


Arturo Blay entrevista a Rafa Cervera con motivo de la publicación de su primera  novela, Lejos de todo, en el programa Hoy por hoy, Locos por Valencia de Cadena SER:

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Lejos de todo: cuando Bowie vino a vivir a Valencia

En la primera novela de Rafa Cervera, la estrella del rock descubre la Valencia de los años 70 para superar una crisis artística

El periodista valenciano Rafa Cervera acaba de publicar su primera novela, Lejos de Todo. Ambientada en la Valencia de la segunda mitad de los años 70, la obra gira en torno a lo que pudo haber sido la estancia de David Bowie en nuestra ciudad, en un intento de buscar sosiego para superar la grave crisis artística y personal que el artista sufrió en aquellos años tras su irrupción como estrella del rock.

Lejos de Todo redescubre la Valencia histórica y monumental de los 70 a través de los ojos de Bowie y su voracidad cultural. Acompañado de Iggy Pop y su asistente personal, Coco, Bowie queda fascinado con la ciudad, con su casco antiguo, su Catedral, sus pintores, y su mar.

La historia se entrelaza con la de unos adolescentes que se conocen en El Saler, y para los que David Bowie es su gran ídolo.

Rafa Cervera ha estado en Hoy por Hoy Locos por Valencia para hablarnos de su primera obra de ficción.

VER aquí

Lejos de todo de Rafa Cervera en revista Détour


Rafa Cervera. Los días vividos, por Óscar Brox

Lejos de todo, de Rafa Cervera (Jekyll y Jill) | por Óscar Brox

Rafa Cervera | Lejos de todo

Cuenta Simon Critchley en su pequeño estudio sobre David Bowie que su primera aparición en Top of the Popssupuso un pequeño terremoto en el seno de la sociedad inglesa. Fascinante en su androginia, autosuficiente y sofisticado, Bowie representaba una tercera vía para un público acostumbrado a los Stones o a los Beatles. Un (necesario) cambio de ritmo que, aun en el pesimismo que latía en sus letras, invitaba a mover las caderas para rebelarse contra el rígido corsé normativo que imponían la sociedad y la época. Algo de esa anécdota permanece en las primeras páginas de Lejos de todo, aunque las protagonice una versión algo más madura de Bowie. De un Bowie al que su autor, Rafa Cervera, convierte más que nunca en aquel extraterrestre al que Walter Tevis hizo caer sobre la tierra. Solo que en esta novela, ese otro mundo es una Valencia en pleno proceso de apertura democrática. Con la costra franquista secándose al sol de la playa del Saler. Un perfecto enclave para narrar el despertar juvenil, el camino iniciático y la influencia en esos dos episodios vitales de la música y la cultura que prendía en las canciones de David Bowie.

Bowie perdido en las calles del centro de la ciudad. De un centro que en aquella época, tal vez, ni eran tan cosmopolita ni imaginaba la futura gentrificación del casco histórico. Que, en cierto modo, conservaba el gusto por sus ruinas y por aquellos barrios chinos que invitaban a cambiar de ruta. Cervera imagina en ellos, como decimos, a un Bowie taciturno, desgastado por el ruido del tiempo, que cambia de ciudad, de contexto, de cultura, tal vez en busca de nuevos estímulos. De la razón de ser, especialmente, cuando se es una estrella; un camaleón. Alguien acostumbrado a la reinvención estilística permanente. Tan moderno que, por fuerza, le ha ganado la carrera cuerpo a cuerpo a su época. De ahí, en definitiva, que Bowie solo pueda ser un extraterrestre o, como su personaje en El ansia, un vampiro. O, sencillamente, una figura inalcanzable que la versión adolescente de su autor cree intuir desde el otro lado de la ventana. En ese gesto tan típico de estupefacción, cada vez que nos decimos que es imposible que algo así suceda a un palmo de distancia.

Cervera deja que la acción transcurra entre la Valencia efervescente del centro de la ciudad y esa otra, de veraneo y periferia, que vive junto a la playa del Saler. Aislada. Con apenas contacto con la cultura (o la contracultura) que está abriendo una brecha en el establishment. Precisamente, la clase de espacio que define a su protagonista juvenil, encaprichado con la hermana de su mejor amigo y, al mismo tiempo, con el poderoso anhelo de un futuro escrito con las letras del rock’n’roll y narrado a 24 fotogramas por segundo. De ahí, en parte, ese sentimiento de falsa idealización con el que Cervera construye el decorado de su historia; los tropos habituales del género, el costumbrismo de una época de paréntesis en nuestra Historia y la euforia que bullía junto a las hormonas de los jóvenes. Por mucho que su autor, como en lo que explicaba Critchley, se esfuerce en separar el hedonismo tan característico de la idiosincrasia valenciana con lo que, pura y llanamente, es un despertar el universo de los adultos. Ese que, a toro pasado, siempre creemos que abarca lo que dura un verano. Que pensamos que llegará cuando termina cada uno de los veranos de nuestra adolescencia.

Para alguien con la cultura musical de su autor, no resulta aventurado creer que este Bowie está más cerca de Ashes to Ashes que de Life on Mars?; más cerca de aquel final de los 80 en el que la huella de Ziggy Stardust se había disuelto tras la enésima metamorfosis musical. No en vano, la languidez, la introspección que acompaña a su héroe por el periplo valenciano dibujan otro sentido para Bowie. La sensación de que, a cada salto, le resulta cada vez más difícil retomar la persona que ha sido. La persona que era. Marcado por una eterna carrera hacia delante. Por mucho contrapunto irónico que despierte la figura de Iggy Pop, fiel escudero en la travesía por Valencia. Porque, pensamos, Cervera es consciente de que su retrato es, también, el de una transición. Efímero, fugaz, lo que dura un verano o un silencio mientras cambia la canción. Lo que sucede cuando pasas, de golpe, de la infancia y la madurez te obliga, no te enseña, a mirar las cosas de otra manera.

Lejos de todo es una novela iniciática, sí, pero creo que es oportuno decir que se recrea poco en su nostalgia. Que, en su lugar, nos invita a reflexionar sobre lo que hacemos con nuestros recuerdos. El peso, o el legado, que les concedemos en nuestro presente. Es, asimismo, un retrato de Bowie, pero sabe cómo sacrificar todo el espíritu lúdico de su música para construir a un músico en busca de algo más. De otro lugar, de otra vida; de una vida extra que alargue decididamente ese tiempo que pasa a toda velocidad, con sus adicciones y caídas. Que termina cada vez que lleva a cabo su metamorfosis. En el que aquella Valencia que empezaba a desperezarse, que fue también caladero de la Movida, es el perfecto escenario mutante para reescribir al mito. Para reinventar al cantante. Para retomar las memorias de adolescencia. El tiempo que pasó, las heridas que quizá no se cerraron. Lo que se perdió y lo que se aprendió. Los días vividos.

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Maleza viva de Gemma Pellicer en Letras de Chile



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Diego Muñoz Valenzuela reseña Maleza viva, de Gemma Pellicer  en el blog literario Letras de Chile:

Las fortalezas de Gemma Pellicer se despliegan en un campo del microrrelato fronterizo con el aforismo, o derechamente en los territorios de éste, así como en el borde del poema en prosa. Puntos en común de todos los textos contenidos en este volumen: el lenguaje cuidado, el pensamiento profundo que subyace en cada tema, el penetrante bisturí que antecede a la mirada de la autora.

A veces cuesta distinguir la fina ironía del machetazo impío: queda de cuenta del lector asumir las consecuencias de lo que lee. Pellicer no hace concesiones al construir su propio reflejo de la realidad, captura imágenes de apariencia cotidiana e intrascendente en un cuadro mayor y las integra: nuestro trabajo es interpretar y descubrir. Para muestra, un botón:

COSTUMBRISMO ON THE ROAD

Una anciana cruza la calle sin mirar. El semáforo se ha puesto en rojo en ese instante. Al otro lado de la acera, una pareja ha empezado a desenamorarse a gran velocidad. Van a morir las seis de la tarde.

A Pellicer le agrada la experimentación y no se conforma con el aforismo y el poema en prosa, también camina hacia el micro-teatro: otro borde.

El propósito es común, al margen de los medios: explorar las interrogantes más profundas de la existencia humana, poniendo en tensión nuestra racionalidad y las bases de la sociedad. El tiempo, la vida cambiante, la incertidumbre, el ser son los protagonistas de sus microrrelatos de frontera.

Otros microrrelatos de este volumen:

HISTORIA DE FANTASMAS

Dicen que la oscuridad es el territorio de los fantasmas. Tú estás absolutamente convencido. Sin duda hay alguien en esa habitación que ahora ocupas sigiloso. Deben de ser las tres o las cuatro de la madrugada cuando ese rumor persistente, apenas audible al principio, empieza a crecer. Encima, hace frío y tienes mucho miedo.

Con los primeros rayos de sol, los ronquidos del durmiente se vuelven atronadores. Una vez más, te escurres por la chimenea.

ESFERA TREPIDANTE

Al niño se le escapa el globo en un descuido y, casi de inmediato, siente un pinchazo en el costado. Cae al suelo en una pirueta impropia de su edad justo en el momento en que ha empezado a faltarle el aire. Apenas alza su cabeza al cielo, logra atisbar el vuelo trepidante de la esfera, que sigue alejándose mientras su cuerpo poco a poco se deshincha. En el instante preciso en que se le cierren los ojos, desaparecerá la Tierra.

CONSUNCIÓN

Lo más pequeño asume lo más grande, hasta subsumirlo. Una vez incorporado, lo consume erre que erre hasta consumar con ello una bola cuadrada, con un dejo piramidal. Cuando esa enormidad sea regurgitada por aquel hombrecillo de la esquina en forma de rombo, el sol resplandecerá.

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La coronación de las plantas en Le Cool



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Juan Carlos Portero reseña en la revista Le Cool la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo:

El libro como objeto, como obra de arte, como puerta abierta al conocimiento, como camino de evasión a otra realidad. Un universo hipnótico en el que la realidad y la ficción se confunden. Cuesta al principio y enamora al final. Una obra compuesta de tres partes: la búsqueda, el herbario y el uso de las hierbas. Un viaje a la fantasía, a los misterios y a los deseos. Un libro de pólvora impresionista, donde la estética se construye a base de mundos oníricos. El libro exige una concentración enorme porque hay un síndrome de confusión latente, caracterizado por alucinaciones visuales, que pueden indicar una disolución parcial o completa con la conciencia o la realidad. El trompetista de jazz y su amiga en busca del misterio que encierra un extraño herbario, escrito por August Von Franken, un experto en botánica que trabajo para los nazis. Seres extraños les rodean, como el niño de los dientes picados, la viuda de las tartas, el viejo de las gallinas. Literatura, música, hierba, sexo, rituales que deforman pensamientos e ideales.

“A fin de cuentas, ¿qué importaba? Aquella sombra, tanto como yo, era un hombre que ya no es, somos otra cosa. somos más bien cajas de cartón flotando en el agua.”

Un libro exquisito, con una maquetación distinta, cuidada al máximo, y una tirada de 1000 ejemplares numerados. Mención aparte las ilustraciones del chileno Claudio Romo, responsable de un trabajo singular que empieza en la sobrecubierta y continua en el interior del libro. No lo piensen, llegarán tarde.

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ilustración de Claudio Romo para La coronación de las plantas
ilustración de Claudio Romo para La coronación de las plantas

Lejos de todo de Rafa Cervera en el programa de radio Nada especial



El nuevo podcast del programa de radio Nada Especial se llama «Banda sonora para Lejos de todo», y recoge algunas de las canciones que inspiraron a Rafa Cervera a la hora de escribir su novela.

Escuchar aquí

Nada especial

Tipo de programa: Musical. Dirige y presenta: Rafa Cervera Horario: Jueves 18.30-19.30 horas; Rep. Domingo 13-14.00 horas. Nada Especial es un programa musical que combina la actualidad con la no actualidad. Nada Especial es un programa de radio que a veces es monográfico y a veces no. Rock y pop, indie y no indie, canciones más o menos electrónicas y temas más o menos acústicos. Nada Especial es un programa de música donde siempre se escuchan artistas y canciones que quizá pero sólo quizá, tengan algo que le resulta especial al oyente. Un repertorio seleccionado y presentado por Rafa Cervera, periodista musical, colaborador en GQ, Rolling Stone, Primera Línea, Ruta 66, nodigasiconoporfavor.com y autor de Blog-o-Pop, el blog de música de MSN Entretenimiento.

Foto: © Fotolateras
Foto: © Fotolateras

La coronación de las plantas de Diego S. Lombardi en revista Détour



Francisca Pageo reseña la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, en Revista Détour.

Diego S. Lombardi. Una alquimia botánica, por Francisca Pageo

La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi. (Jekyll & Jill)  Ilustraciones de Claudio Romo | por Francisca Pageo

Diego S. Lombardi | La coronación de las plantas

El folklore siempre tiene algo inventado, algo que hacemos nosotros, que ponemos nosotros y modificamos con el tiempo. Es irremediable no relacionarlo con lo mágico, con lo misterioso, con lo que no podemos terminar de intuir. Algo parecido pasa con La coronación de las plantas del argentino Diego S. Lombardi. No sabemos muy bien dónde encajar el libro, pero sin duda es capaz de provocarnos una incertidumbre, una sensación ambivalente ante lo que la magia y la alquimia nos ofrecen.

El herbario del que se habla en la novela es aquí ilustrado (aunque no completamente) por Claudio Romo. Ilustrado con una estética siniestra pero bella y sublime, de un esteticismo desinteresado que intensifica la historia haciéndola más profunda y misteriosa. Estamos ante una novela puramente visual e, incluso, podríamos decir, olfativa. No podemos negar el hecho de que necesitamos visualizar todo lo que sale en ella. La ficción nos lleva por caminos de fantasía y surrealismo. Caminos que no todos somos capaces de imaginar pero que Diego hace muy bien.

A pesar de que la historia de este libro transcurre en la actualidad, hay algo que la hace atemporal, como si lo contado pudiera pertenecer a otro tiempo indeterminado. Las plantas aquí mostradas poseen cualidades psicoactivas, cualidades que alteran las funciones de la mente humana y que tienen efectos mágicos y ocultos en nosotros. Asimismo, los conjuros mostrados son excepcionales. No cabe duda de que Lombardi se ha adentrado fielmente en el mundo de la botánica. Lo ha descuartizado y se lo ha comido, lo ha triturado y mezclado dentro de sí para vomitarlo ante nosotros, haciendo así un collage único. Lleno de atributos que solo Lombardi ha podido darle.

Estamos ante un libro que no sabemos muy bien qué es, no sólo por la mezcla de estilos y elementos, pero que embellece la parte oscura de nuestra alma, la sombra; además de lo que la naturaleza nos ofrece y sus propiedades misteriosas.

«En el margen de la laguna yacían árboles derrotados, podridos, de donde pendían unas florecillas blancas como jóvenes bailarinas de ballet que se acomodaban sobre las rodillas de un viejo empresario. El denso olor del nigredo que el fango despedía, lejos de disgustarme, me recordó al aliento que recorría el pasillo y llegaba a la sala desde la siempre oscura habitación de mis abuelos, aliento agravado aún más por las flores mustias que quedaban en el florero por largos periodos de tiempo antes de que alguien se decidiera a cambiarlas».

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La coronación de las plantas de Diego S. Lombardi en Filmtropia


La web de difusión cultural Filmtropia dedica una entrada a La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, novela ilustrada por Claudio Romo.

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La Coronación de las Plantas, de Diego S. Lombardi

Editorial: Jekyll&Jill.
 
Este tipo de libros, con propuestas tan arriesgadas, difícilmente verían la luz de no ser por el esfuerzo de pequeñas editoriales como Jekyll&Jill.
 
Sinopsis:
El tiempo pierde su aparente linealidad y los contornos de la razón se vuelven difusos, casi indistinguibles, cuando un trompetista de jazz —armado con un instrumento lovecraftiano que, quizás, en una vida pasada, fue el que le arrancó la cabeza a la flauta de Hamelin— encuentra unas polaroids en las que una curia alza cabezas humanas en sacrificio a lo que parece un hombre-árbol. Los dientes picados de un niño que vive en el monte, una traductora que si fuese prudente daría media vuelta, un inquietante teatro de pollos y la estela de un excéntrico botánico alemán relacionado con los nazis componen las pistas hacia el terrible descubrimiento de un doble fondo en la realidad consensuada, donde voluntades cósmicas, plagadas de intenciones que parecen estar muy lejos de todo lo humano, encuentran en las plantas un medio propicio para su manifestación.
 
Puedes leer una entrevista a Diego S. Lombardi aquí.

Conferencia de Paco Inclán en el CENDEAC, Murcia



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El artista valenciano Paco Inclán vive desde hace días en un postmoderno contenedor instalado al lado de un tradicional hórreo en la parroquia de Valladares. // J. Lores. El Faro de Vigo (3-8-2017)

 

El próximo martes, 28 de noviembre, Paco Inclán impartirá una conferencia sobre su libro  Incertidumbre en el CENDEAC (Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo) de Murcia, dentro del ciclo-club de lectura Un otoño de libros. Será a las 19:30 horas y la asistencia al acto es libre, hasta completar aforo. No pueden faltar.

Entre otras cosas, Paco Inclán hablará sobre su estancia en la Parroquia de Valladares, experiencia artística psicogeográfica que dio como fruto el cuaderno de campo Hacia una psicogeografía de lo rural, que los lectores encontrarán al final de su libro de relatos de viaje Incertidumbre. Aquí la noticia de agosto de 2011 en El Faro de Vigo:

Valladares presta campo para sembrar arte

CENDEAC
Pabellón 5. Antiguo Cuartel de Artillería
C/ Madre Elisea Oliver Molina, s/n. Murcia

Lejos de todo de Rafa Cervera en Ruta 66



Héctor G. Barnés reseña Lejos de todo de Rafa Cervera, en el último número de la revista Ruta 66:

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«Toda relación de amor entre un adolescente y el rock comienza en un dormitorio con la puerta cerrada, lejos del mundo: solo con sus discos, sus miedos, sus esperanzas, quizá un fiel colega y una chica deseada. Es en este contexto, en una casi postapocalíptica playa de El Saler, donde el crítico musical y veterano colaborador de esta revista, el valenciano Rafa Cervera, sitúa a su protagonista, sosias del propio autor.

Al otro lado del espejo del deseo (literario, pero también mítico), un David Bowie post Station to Station acompañado por sus propios amigos y amantes (Iggy Pop, Corinne Schweb) que permite al autor soñar ante la posibilidad de que Low fuese concebido en la ciudad del Turia. Dos historias de redescubrimiento —Cervera eliminó una tercera– que funcionan como variaciones que se retroalimentan, recordándonos que, en última instancia, el rock tan solo existe en el corazón del oyente y la cabeza del intérprete. A la manera de Manuel Vilas en Lou Reed era español, Cervera utiliza al mito muerto para reescribir su propia biografía, rendir homenaje a los caídos y entender aquella balbuceante España democrática. Teñida por una serena melancolía y una sincera mitomanía, pocas novelas han conseguido captar como esta el papel del rock como fantasía íntima adolescente, en la que Ignacio Pinazo es Andy Warhol y el Duque Blanco, un joven valenciano arrojado a un mundo que le resulta tan ajeno como al Thomas Jerome Newton de El hombre que cayó a la tierra

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La coronación de las plantas en Artes y Letras



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Íñigo Linaje dedica una excelente reseña a La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, publicada ayer en la página 2 del suplemento Artes y Letras de Heraldo de Aragón:

Narrativa sudamericana
Diego S. Lombardi y su escritura transversal

EL SURREALISMO POP

NARRATIVA ARGENTINA
La coronación de las plantas

Diego S. Lombardi. Jekyll & Jill, Zaragoza, 2012, 179 pp.

El malogrado Jaume Vallcorba (responsable y fundador de Acantilado) decía que una editorial es un espacio en el que dialogan armónicamente escritores y libros. El sello aragonés Jekyll & Jill, que dirige desde hace siete años Víctor Gomollón, parece seguir esta premisa a pies juntillas, ya que está construyendo un catálogo de autores —con marchamo de raros— más que interesante. Entre sus novedades recientes hay que destacar (además de ‘Saturno’, ya reseñada en estas páginas) ‘Teoría del ascensor’ de Sergio Chejfec, un texto misceláneo que merecería una columna aparte. El libro —un extraordinario mosaico de notas personales y— resulta prodigioso por su minuciosidad narrativa y su escrupuloso detallismo (propio de un cirujano de la palabra) e híbrida con habilidad un sinfín de géneros escriturales: ensayo, memorias, relato y autobiografía.
Ahora, a los nombres de Sergio Chejfec, Eduardo Halfon u Ortiz Albero (garantes todos ellos de una literatura no fácil pero exquisita; esa que exige una atención total del lector porque su andamiaje estructural está sujeto a detalles nimios y que, a la postre, es más disfrutable y enriquecedora que otras propuestas comerciales) hay que añadir al argentino Diego S. Lombardi, bonaerense del 81. Su segunda entrega novelística, ‘La coronación de las plantas?’ (magníficamente ilustrada por Claudio Romo, que se encarga también de los dibujos interiores) es una narración con guiños al Cortázar más experimental, cuyo hilo conductor es el mundo de las flores.
Y es que cada tramo de la obra comienza con la definición científica de una planta que, a su vez, conecta sus propiedades con el propio relato. Este no deja de ser un viaje alucinante que abunda en situaciones cómicas y cierto humor naif, como por ejemplo, cuando se alude al encuentro de los dos protagonistas: «Apoyé un vaso en la pared; parecía magnficar el sonido de la cama sacudiéndose. En varias ocasiones la escuché emitir y prolongar, durante un par de segundos y en un tono grave, el sonido de la primera vocal. Tuve que masturbarme para conciliar el sueño».
La historia ofrece viñetas disparatadas: una obra de teatro protagonizada por animales, dos jóvenes perdidos en la selva, un hombre misterioso que se dedica a la botánica… Hay un diario adolescente, diálogos delirantes, notas de jazz, poemas dadaístas.
Sin ser del todo una novela ni un relato fantástico, al referirnos a ‘La coronación de las plantas’ podriamos hablar de escritura transversal, surrealismo, sensibilidad pop… Estamos ante una novedad felizmente rara, amén de tentadora. Jekyll & Jill nos regala, una vez más, un libro delicadísimamente editado, una joya para bibliófilos modernos.

ÍÑIGO LINAJE

Lejos de todo de Rafa Cervera en Efe Eme


La novela Lejos de todo, de Rafa Cervera, en la revista Efe Eme:

El periodista Rafa Cervera debuta con la obra de ficción Lejos de todo

Autor:

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El próximo días 26 de octubre, y coincidiendo con su llegada a las librerías, se presenta en Valencia Lejos de todo, primera obra de ficción de Rafa Cervera, firma de referencia en el periodismo musical español y colaborador habitual de “Cuadernos Efe Eme”. Se trata de una novela corta ambientada en Valencia a mediados de los años 1970, formada por dos historias cuya narración se entrelaza. Tres adolescentes protagonizan una de ellas. David Bowie es el personaje central de la segunda. “La prosa de ‘Lejos de todo’ le roba información a la realidad para construir una ficción”, dice su autor. “La muerte de Bowie me hizo volver a un manuscrito que llevaba años olvidado. Fue cuando descubrí que allí seguía habiendo una historia que lo único que necesitaba era ser perfeccionada, destilada y reescrita”, ha explicado Cervera.

“Lejos de todo” aparece en Jekyll & Jill, editorial zaragozana que ha publicado obras de Rubén Martín Giraldez, Eduardo Halfon, Julio Fuertes Tarín, Paco Inclán o Sergio Chejfec. Como el resto de referencias en el catálogo de Jekyll & Jill, este libro se presenta con una cuidada edición a cargo de Víctor Gomollón. La portada es obra de la artista plástica Roberta Marrero, creada exclusivamente para la novela. Domina la ilustración una imagen del David Bowie de 1976, el que protagonizó la película “The man who fell to Earth” y a continuación grabó “Low”. “Que la música se filtrara de uno u otro modo en la novela era inevitable”, comenta Cervera. “Es una de mis pasiones y también el motor de mi trabajo. Los libros me empujaron a querer escribir, pero mis discos favoritos y los artistas que los grabaron me han proporcionado la confianza y la energía para atreverme a hacerlo. La musicalidad del texto procede de tantos y tantos discos escuchados sin tregua a lo largo de mi vida. Pero su ambición está relacionada con la absurda idea de leer a grandes escritores y querer ser como ellos. Evidentemente, nunca eres como ellos y probablemente no lo serás jamás, pero sí que es muy probable que acabes siendo tú. Esa es una ley aplicable a la música pop y yo me he acogido a ella de una forma inconsciente al escribir”.
Presentación en Valencia:

La presentación de “Lejos de todo” tendrá lugar en la Librería Bartleby, calle Cádiz 50, Valencia, el 26 de octubre. Los periodistas Rafa Rodríguez (“Verlanga”) y Eugenio Viñas (“Valencia Plaza”) acompañarán al autor. A finales de noviembre tendrá lugar la puesta de largo del libro en Madrid, en la librería La Buena Vida con el escritor Luisgé Martín, la periodista María Jesús Espinosa de los Monteros y Roberta Marrero. Una aproximación a una obra con un guiño musical muy especial, revela su autor: “De alguna manera, “Lejos de todo” tiene un pequeño truco. Bowie es uno de los personajes protagonistas e inevitablemente se convierte en reclamo de la narración y del libro en sí. No pueden separarse una de otra porque ambas historias se dan sentido mutuamente. Pero, si se me permite, me gustaría apuntar que es la de los tres adolescentes la que más sorpresas depara”.

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La coronación de las plantas en La opinión de Murcia


Ruby Fernández reseña La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, en La Opinión de Murcia (21-10-2017)

Venenos

Tomen nota: consistencia de película noruega con clara obsesión por las cosas viscosas y conjurables. ¿En qué consiste este libro? ¿qué sentido tiene? Es una estupidez preguntar el sentido del placer, diremos que La coronación de las plantas de Diego S. Lombardi publicado por el incansable Víctor Gomollón y Rubén Martín Giráldez en Jekyll & Jill que alterna pasajes novelescos con descripciones de botánica, animales vegetales fantásticos (ilustrados por Claudio Romo), incluso podemos hablar de sonido en estas páginas, ya que rápidamente se pasa de escuchar ruido y naturaleza a la estridencia sorda de una trompeta de jazz y es que esta música junto a la clásica y la electrónica son las que, como las hierbas, nos trasladan a  estadíos superiores.
Como es frecuente en Jekyll, se alternan textos de diferente calado: textos periodísticos, novela corta, ilustraciones, herbarium, técnico, pocas veces cabe tanto en menos de un cuarto de quilo de libro. Podemos decir que dentro de este hay en verdad tres o cuatro, divididos en fascículos inarrancables, no ordenables, por eso de la integridad material del volumen. Libro de pinceladas impresionistas en donde juega un papel importante la estética, más en forma que en fondo y es que una gallina nunca da dos pasos iguales sobre un escenario.
Setecientos pesos de herbarium, cuasi medieval por lo sonoro de sus conjuros, que alteran lo que puede ser la descripción canónica de este, pero es que Diego S. Lombardi parece ser que no gusta de seguir normas ni tramos indicados. Saltando de rama en rama tirando piedras  en forma de ideas a los que encuentra a su paso, su intención es abrir cabezas para hacer brotar ideas o abrir camino para sembrar las suyas propias en omisiones ajenas.
Extraña maquetación y alternancia de narradores. Un Sísifo ciclotímico rodeado de excrementos, naturaleza y mal olor hará acto de presencia entre estos matorrales calcinados al  estilo Wurlitzer. Si, por extraño que parezca, a veces, algo parecido al germen estilístico Wurlitzeriano  acaba materializándose para unirse tal vez a  lo surrealista de los cuentos de Gass. Y es que a ratos se respira el mismo calor, el mismo polvo y casi podemos llegar a masticar lo espeso de NOG(Underwood) o Del chico de Pedersen (La navaja suiza).
Poco a poco vamos deshaciendo conjeturas previas proferidas por el ansia por entender el por qué de la forma de un libro. Casi todo parte de fragmentos surrealistas e inéditos escritos a dos manos y sendos personajes a los que buscar. Que nadie te eche de menos en diez años es una putada, Von Franken. No estamos ante una novela de frases destacables, pero si reseñables que ‘ayudan al protagonista a alcanzar su identidad de forma gradual’ como bien dice el autor.
Color blanco como gran vacío, siendo este la suma de un todo que termina siendo un puente colgante. Lenguaje y la ausencia de este hablado unida a la certeza de que el ritmo y la musicalidad del mismo podrán soportar la estructura que desaparece al cerrar la boca. siempre es bueno dejar espacio para un poco de Holocausto y la confusión.
Pollos como metáfora de todo
 
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Foto de Ruby Fernández
 

La coronación de las plantas en revista La Ignorancia



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La revista La ignorancia dedica una reseña de página entera a la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, con ilustraciones de Claudio Romo:

«Por esta vez voy a comenzar hablando de un libro por el continente. La nueva apuesta literaria de Jekyll & Jill está presentada de forma magistral. Es uno de los libros de literatura más bonitos que pueden verse ahora mismo en los estantes, en cuanto a su portada, sus ilustraciones, su cubierta en oro y marrón, el tono de sus páginas, la composición de las mismas… Da gusto leerlo y, ya solo por eso, merece la pena este libro, editado en una pequeña tirada de 1.000 ejemplares numerados.
Aunque no solo de envolturas Vive la literatura. Es preciso que un continente amable y realizado con mimo, como se nota que ha sido hecho este, incluya un contenido acorde con su presentación para que no quede en solo un espectáculo vacío. Pues bien, La coronación de las plantas, que así se llama el libro, es un original viaje por la fantasía, por los deseos y por los misterios. El escritor argentino Diego S. Lombardi se proyecta en el protagonista, un trompetista de jazz (como el mismo autor), que parte hacia un pequeño pueblo en compañía de Paula, su vecina de piso, una traductora inquieta y algo irreflexiva. Van allí para descubrir el misterio que encierra un extraño e inquietante herbario antiguo, realizado por August von Franken, un botánico relacionado con los nazis que se refugio en esa pequeña villa, y unas viejas polaroids que le ha entregado un amigo de una tienda de viejo, unas fotos manoseadas, que son, precisamente, las que les remiten a ese lugar apartado (…)»

Pueden seguir leyendo la reseña (página 101) y toda la revista bajándola gratuitamente en este ENLACE

 

Saturno

Saturno de Eduardo Halfon en Lecturas subnormales


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Nueva reseña para Saturno, de Eduardo Halfon, en el blog del club de lectura Lecturas Subnormales.

Saturno, de Eduardo Halfon (Jekyll & Jill, 2017)

“… El padre es un nombre, creo escuchar. Pero no hay nadie, padre. Estoy solo.*

Qué complicado sostener la mirada ante la herida, ¿no? Pero en Jekyll & Jill lo han vuelto a hacer; más bien, Halfon. Pero que el soporte material del relato adquiera el valor que le pertenece: que se vea, que se toque. El afecto correspondiente a sus editores, porque este libro es un regalo en todos los sentidos.

Si por algo se caracteriza la voz de Eduardo Halfon es por su musicalidad. El leitmotiv reiterado, no así paliza de la figura del padre surge ante el lector como un canto antiguo; una salmodia en yiddish. Tanto en Duelo (Los libros del Asteroide, 2017), como en Saturno (Jekyll & Jill, 2017), nuestro autor reflexiona en torno a la búsqueda de una genealogía familiar, capaz de configurar una identidad verdadera. En esta ocasión, el lenguaje íntimo viaja hacia el lugar donde reposan otras narraciones para confundirse con ellas en el devenir del río heraclitiano. ¿Puede nuestro dolor aspirar a ser singular?

El pretexto de la conversación casi imposible entre padres e hijos es un motivo que atraviesa la Literatura Universal, desde Trackl hasta Celan, pasando por Woolf y Plath. Sorprendemente, también el del suicidio. Ambos discursos, aquí hermanados conscientemente por  Halfon, permiten al escritor insertar su pesquisa personal en dicho fluir, dejando al lector al borde del llanto. Pero como la música latente en su prosa, se trata de un canto leve, no general; una réplica o una salvación. Un puente lingüístico sobre el que quizá podamos caminar. Porque la salvación no viene del cielo, sino de la lengua o la tierra propia: el corazón.

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La coronación de las plantas en La Nueva España



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Eugenio Fuentes reseña la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrada por Claudio Romo, en su sección La Brújula del suplemento cultural de La Nueva España:

Una aventura iniciática para una conspiración vegetal

Tras contemplar con atención la fascinante cubierta de La coronación de las plantas, y luego recrearse en cualquiera de las once ilustraciones del chileno Claudio Romo que enriquecen el volumen, sólo cabe zambullirse en sus páginas para atrapar las promesas que se alojan en sus líneas. Y es ahí cuando el lector, que habrá de estar diplomado en la batalla literaria, empezará a felicitarse. Porque acompañará a un héroe en el cumplimiento de su misión. Un trompetista de jazz, un puñado de polaroids, un buen surtido de plantas mágicas, con descripción y recomendaciones de uso, es todo lo que el argentino Lombardi necesita para poner en marcha un penetrante relato iniciático. El camino hacia el descubrimiento de una realidad subyacente, imposible de imaginar desde el romo más acá, que encuentra sus vías de revelación en el mundo vegetal. El otro lado del espejo era, sobre todo, verde.

La coronación de las plantas en El Periódico Mediterráneo



 

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Eric Gras reseña la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, en Quaderns, el suplemento cultural de El Periódico del Mediterráneo (Domingo, 15-10-2017)

Cosmología botánica que nos conduce a la sinrazón

En la industria del libro son muchos los detalles que hacen de gancho para el público lector. Desde la cuidada edición y maquetación al tipo de papel y de tipografía, todo suma. Si la obra cuenta con ilustraciones resulta mucho más atractiva visualmente, claro. Si el título de la obra es impactante o sugerente, las trompetas celestiales del éxito ya pueden sonar y sonar. Y si su contenido es tan bueno como su continente, bienvenidos sean los ángeles de la gloria.
La coronación de las plantas (Jekyll & Jill), de Diego S. Lombardi —no confundir con ‘La humildad coronada de las plantas’ de Calderón de la Barca—, es un libro fascinante a nivel estético gracias a la portada que firma Claudio Romo, una ilustración que dice mucho sobre el contenido mismo del libro que el lector tiene en sus manos, un libro que, ya lo avanzo, es extraño, muy extraño, y tremendamente imaginativo, muy imaginativo.
De forma un tanto simple, diríamos que este es un libro protagonizado por un chico que conoce a una chica, que se enamora de ella y la convence para ir en busca de un botánico alemán con pasado nazi. Hasta aquí, todo correcto, ¿no? Es una historia que podría narrarse a modo de aventuras o tratarla como si fuera un thriller, pero Lombardi no es de esos escritores que se conforman, Lombardi es un autor que hace valer su ingenio y fantasía para plagar esta historia de personajes variopintos, algunos de ellos grotescos, escenarios un tanto tétricos y actitudes que no sabemos muy bien cómo interpretar.
Diríase que la novela plantea una especie de rompecabezas que el protagonista, ese joven trompetista de jazz y aficionado al mundo floral, debe ir recomponiendo, ordenando, para desvelar el misterio de ese excéntrico científico nazi que emigró al sur del continente americano para emprender una nueva vida, una vida dedicada a lo herbáreo. Cuál es nuestra sorpresa al comprobar cómo el mismo relato parece ocultar cada vez más cosas en vez de revelarlas, todo parece cada vez más confuso, misterioso, estrafalario. Esto es así, en parte, por la presentación intercalada, a modo de fichas, de una serie de plantas como la mandrágora, la cicuta, la belladona, la hiedra, la datura… Estas fichas provocan la perplejidad y acrecentan el desasosiego del lector, pues en ellas se describen propiedades extravagentes y hasta cierto punto tenebrosas, además de una especie de extrañísimos conjuros que completan esa narración que parece impregnada de ciertas sustancias estupefacientes.
Con todo, Lombardi logra recrear un ambiente cercano a ese terror cósmico de otros autores ilustres, desorientando a sus personajes y a nosotros mismos hasta el punto de confundir realidad y ficción. En esta novela de nada sirve la razón, y mejor así, mejor dejarse llevar por esa atmósfera de lo raro, abandonando por completo todo lo que nos define como humanos.

LA CORONACIÓN DE LAS PLANTAS
de Diego S. Lombardi.
Ilustración: Claudio Romo
Editorial: Jekyll & Jill
Zaragoza, 2017 | Páginas 184

La coronación de las plantas en El Boomeran(g)



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La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, en El Boomeran(g).

El tiempo pierde su aparente linealidad y los contornos de la razón se vuelven difusos, casi indistinguibles, cuando un trompetista de jazz -armado con un instrumento lovecraftiano que, quizás, en una vida pasada, fue el que le arrancó la cabeza a la flauta de Hamelin- encuentra unas polaroids en las que una curia alza cabezas humanas en sacrificio a lo que parece un hombre-árbol. Los dientes picados de un niño que vive en el monte, una traductora que si fuese prudente daría media vuelta, un inquietante teatro de pollos y la estela de un excéntrico botánico alemán relacionado con los nazis componen las pistas hacia el terrible descubrimiento de un doble fondo en la realidad consensuada, donde voluntades cósmicas, plagadas de intenciones que parecen estar muy lejos de todo lo humano, encuentran en las plantas un medio propicio para su manifestación.

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La coronación de las plantas en El Receptor



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La novela La coronación de las plantas de Diego S. Lombardi, ilustrado por Claudio Romo, en el artículo ¡Libros que llegan! de El Receptor:
«Dioses antiguos vegetales, macabras pistas que conforman un rastro hacia una realidad y un músico con la poca cabeza de no huir mientras tuvo la oportunidad. Todo esto compone este acercamiento al terror insondable —quizá incluso cósmico— desde lo costumbrista que nos trae el autor argentino.»

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Saturno de Eduardo Halfon en Relatos en construcción



Patricia Millán recomienda Saturno, de Eduardo Halfon, en su blog Relatos en construcción (10-10-2017):

SATURNO: LA ELEGÍA A LOS ESCRITORES MUERTOS

En 1919 Franz Kafka escribió Brief an den Vater (Carta al padre), una misiva de más de cien páginas dirigida a su padre Hermann, con la que pretendía criticar su actitud emocionalmente abusiva y las razones que la soportaban. No se publicaría sin embargo hasta 1952, tras su muerte, como buena parte de su obra literaria. En esa carta llegaba a expresar sentimientos tan duros como “No he conocido el sentimiento de familia”.

Eduardo Halfon (Guatemala, 1975) toma como referencia ese documento para escribir Saturno, obra que me llega por cortesía de la editorial Jekyll & Jill —aunque ya le tenía el ojo echado, razón por la que el regalo me ha hecho el doble de ilusión— y que he devorado con ansia, un ansia que sabe a poco por su reducida extensión. A pesar de su juventud, Halfón tiene una obra bastante extensa ya publicada que está llegando a nuestro país gracias a editoriales como Jekyll & Jill, Libros del asteroide, Pre-textos o Fulgencio Pimentel y que le está situando en la vanguardia de la literatura latinoamericana. Si el resto de sus obras se asemejan a Saturno, está claro el por qué.

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Eduardo Halfon

Saturno es, siguiendo la línea de Kafka, un grito desgarrado hacia un padre ausente en el plano emocional, que reduce su actuación paternal a mantener económicamente a su hijo mientras descuida lo que éste más ansía, el contacto, el abrazo, una palabra de cariño que nunca llega. “Yo estaba lejos en la universidad, pero usted estaba aún más lejos de mí“. Con estas palabras, dirigidas desde un usted que aquí ya resuena arcaico, la educación debida a los mayores aunque estos no demuestren con sus actos que sí, que es debida y obligada, Halfon separa el plano físico, el de la distancia, del emocional, que se hace eterno, se estira por la falta de acción del padre para con su hijo, por el sentimiento de vacío que éste ha acumulado a lo largo de su vida.

Pero junto con la voz del hijo, Saturno entremezcla otras voces, susurros individuales al principio que se convierten, poco a poco, en gritos colectivos que colapsan la propia voz del narrador, la oprimen y la desplazan hasta hacer suya la obra: son las voces de escritores que, a lo largo de la historia, han sucumbido a la necesidad de una muerte inmediata, se han suicidado. Así, Halfon establece una extraña conexión entre la relación del artista con su padre y la relación que mantiene con el propio proceso creativo, como si ambos fueran dos caras de la misma moneda. Y demuestra la suficiente pericia para conseguir que el lector identifique cada frase con su emisor, con el escritor que busca gritar por encima de los otros, que trata de que su obra llegue, como es menester, al mayor numero de lectores posibles, aunque para ello precise aplastar la voz original, que es a la vez la suya propia.

Desde Hart Crane a Henry James. Desde Ernest Hemingway hasta David Foster Wallace. De Virginia Woolf a Sylvia Plath. Muchos de ellos compartieron esa sensación de amor incompleto, de vida que es, más que un regalo, un pesar que llevar a cuestas al que no pudieron vencer. Todos estos, y muchos más nombres, algunos muy conocidos, otros no tanto, que salpican las páginas de Saturno nos hacen pensar en el ejercicio de la creación como algo que consume, que agota, que vuelca al exterior el alma del artista y la reparte, quedándose vacío y sin fuerzas. Al mismo tiempo, es una invitación a conocer a todos estos escritores que, en palabras de Halfon, se tornan deseables, apetecibles.

Saturno es, en palabras de Alejandro Hermosilla, “una batalla a muerte contra la escritura“. Pero lo es del modo en que unos padres luchan para que su hijo salga adelante. La escritura es, a la vez, causa de desvelo y de placer, de dolor y de amor. La extensión de la obra de Halfon no debe tomarse como referente: Saturno es una obra que cristaliza el sentimiento global hacia la creación y que se hace imperecedera. Una vía abierta a explorar el resto de la obra del autor.

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La coronación de las plantas en Valencia Plaza

Eduardo Almiñana reseña la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, ilustrada por Claudio Romo, en Valencia Plaza. 2/10/2017

‘La coronación de las plantas’ de Diego S. Lombardi, intoxicación por literatura psicoactiva

El escritor argentino es el responsable de esta novela que combina lo botánico con lo mágico, la cábala con el amor incipiente, el jazz con los sonidos de la noche rural, la ignorancia con la omnisciencia

VALÈNCIA. Si se piensa detenidamente, la historia que sucede entre los primeros recolectores y nuestros modernos supermercados a rebosar de alimentos está sembrada de muertes, de indigestiones y de malos viajes. Ahora resulta bastante evidente que no es recomendable llevarse a la boca frutos verdes de cicuta, prepararse unas Amanitas phalloides a la plancha, aderezar una ensalada con semilla de ricino o merendar un smoothie de adelfa, pero no siempre fue así. Hasta llegar a las precauciones actuales, el método del ensayo y el error ha ido dejando por el camino a un buen número de foodies curiosos. La naturaleza es bastante traicionera en lo referente a los venenos; a pesar de todo eso de los colores amarillos y negros, rojos o verdes que nos enseñaron en la escuela, la verdad es que la mayoría de vegetales letales no solo pasan perfectamente por comestibles, sino que de hecho, a simple vista, pueden resultar muy apetecibles. Dilucidar qué oscuras tendencias de la evolución han llevado a esta circunstancia puede llevarnos a una serie de conclusiones que no siempre resultarán halagüeñas para nuestra especie: ¿son esos colores llamativos y esas formas esponjosas o turgentes un cebo? En caso afirmativo, ¿por qué? ¿Qué podría desear un árbol repleto de neurotoxinas como el cinamomo -muy común en nuestras ciudades- de nuestro cadáver?

Nutrientes. Es una idea. O bien algo más elevado, restablecer un orden, un estado inicial más justo en el que los Homo sapiens no gozábamos de tanto protagonismo en la roca que habitamos todos -de momento-. Por suerte para nosotros, la vegetación con la que convivimos no es capaz de agredirnos como sí lo hacían los trífidos alienígenas de la novela del británico John Wyndham, que allá por mil novecientos cincuenta y uno concedió una victoria simbólica, literaria, al mundo vegetal en su novela El día de los trífidos. Quizás llegue un día en que El incidente de Shyamalan se haga realidad, pero no parece probable. Pero, ¿y si hubiésemos infravalorado históricamente a todas esas especies que a día de hoy empleamos con fines alimenticios u ornamentales, y si la lavanda o el tomillo fuesen simples máscaras tras las que se ocultasen poderes fuera de nuestra comprensión? Algo así nos plantea el bonaerense Diego S. Lombardi en su alucinógena novela La coronación de las plantas, que acaba de publicar el sello Jekyll & Jill, que por cierto, se pone cada día el listón más arriba en lo que a editar de maravilla se refiere. A la historia de Lombardi le acompañan las ilustraciones del chileno Claudio Romo, responsable de un trabajo excepcional que empieza en la sobrecubierta y sigue en el interior del libro.

Que lo dicho anteriormente no condicione la lectura de esta sorprendente novela, que deambula entre lo costumbrista y lo cósmico, que se sumerge en el abismo entre lo uno y lo otro. Precisamente ese lo que sea que pueda ser que pudiera existir al margen de las dualidades tiene un papel fundamental en los hechos que se narran a veces de soslayo, mientras se sugiere que puede estar sucediendo algo más grave, de mayor entidad que lo que se cuenta. Porque lo que se cuenta empieza siendo lo que ahora llamamos una escapada rural; una estancia en pareja en un pequeño pueblo, un amorío en su primera fase vivido por dos vecinos que casi no se conocen pero que se atraen lo suficiente como para tolerarse las rarezas que chisporrotean y prenden a veces entre sexo y sexo, entre conversación y silencio, entre paseo y cumplimiento de las obligaciones que uno se impone incluso de vacaciones, como ensayar con la trompeta, en el caso del protagonista. En ocasiones Lombardi nos quiere hacer creer que todo va a seguir así, que lo inquietante es un pretexto para hablar de lo mundano, del hastío, de los cambios, de los pronósticos funestos elucubrados en los días brillantes en que nada debería quitarnos el sueño.

Pero otras veces reaparece lo extraño, en forma de esas fichas de plantas cabalísticas que nos describen sus misteriosas propiedades de las que antaño hacíamos uso pero que ahora hemos olvidado, así como los rituales que podemos llevar a cabo con ellas; encantamientos arcaicos y modernos, embrujos para adquirir alas en la espalda, para escuchar los pasos del enemigo, para presenciar el origen de la cultura, para ver al hombrecillo de pan. Lo incognoscible irrumpe también en la propia estructura del relato, en sus aliteraciones burbujeantes de pócima en preparación -Uriburu, Guriburi-, en sus caligramas, en sus omisiones explícitas, en sus poemas humorísticos y trágicos, en sus rupturas, en sus saltos de narrador en narrador. Lombardi se regodea en las descripciones musicales y en la música de las palabras que arroja: “El berrinche de semicorcheas, plagado de cromatismos, y aquel tritono que cubría el pasaje de una lobreguez extravagante fueron dibujando un rostro, difuminando una nota para crear un sombreado o dándole vigor al ataque para resaltar los trazos más representativos. La escala magiar tocada con staccato y descendiendo en terceras menores trabajaba más allá de las paredes de la cabaña”.

La prosa de Lombardi actúa sobre el cerebro como un hongo seco que cuesta tragar al principio, pero que garantiza viajes fabulosos una vez se empieza a digerir. La estimulación llega a niveles psicotrópicos, los protagonistas se funden con lo que pasa al otro lado del telón de fondo, el pueblo cae y nos desorientamos, ellos y nosotros, y seguimos leyendo creyendo que ahora llegará la gran revelación, que llegar llega, en forma de bug que recuerda a la Ciclonopedia del iraní Reza Negarestani; aquí y allá asociaciones estridentes, antiintuitivas, poéticas, absurdas, cibernéticas. Llegamos al final con una intoxicación lombardiana galopante, en estado crítico, pidiendo oxígeno, donuts y un refresco. Al borde de dar por concluida la última página, la historia se vuelve caleidoscópica en la memoria reciente -porque este libro es aconsejable leerlo de una sola dosis-, y al cerrarlo, con la mente abotargada, pensamos: ¿qué ha pasado? ¿Qué me ha pasado? Me han echado algo en el libro. Y entonces nos acordamos de los rostros de las plantas maléficas, y nos preguntamos si no habremos sido víctimas capítulo a capítulo de su terrible influjo de seres preternaturales y antiguos.

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Rafa Cervera y Lejos de todo en Valencia Plaza

Rafa Cervera escribe sobre el génesis de su novela Lejos de todo. Publicado el 1/10/2017 en Valencia Plaza.

LOS RECUERDOS NO PUEDEN ESPERAR

Cómo escribí ‘Lejos de todo’

VALÈNCIA. Mi primera novela llegará a las librerías con el título de Lejos de todo, el resultado de un largo proceso de escritura que finaliza mi primera novela. Se materializará con una portada maravillosa a cargo de Roberta Marrero (siempre imaginé este libro ilustrado por una obra suya) y lo hará en Jekyll&Jill, la editorial con la que soñaba estar desde que la descubrí por culpa de los libros de mi admirado Paco Inclán. Lo que viene a continuación son algunos apuntes sobre cómo la escribí.

Una mañana de otoño, hace algo más de 10 años, me encontraba junto a las Torres de Serranos, monumento que antaño fue una puerta a la València antigua. Era la fiesta de Todos los Santos. Noviembre acababa de hacer acto de presencia pero aquel fue un día casi primaveral. Sentado frente al volante de mi coche, esperaba a unos amigos para irnos a comer a El Palmar. Así que allí estaba yo, distrayéndome con la estampa festiva que ofrecía la calle en una mañana tan pura. Los días de fiesta alegres y soleados hacen que me sienta como un forastero en el mundo. Un desconocido se acercó a la ventanilla. Era un hombre mayor que yo, el pelo y la barba casi blancos. Su rostro tenía una expresión bondadosa, pero transmitía algo más profundo y complejo. Bajé el cristal como si le conociera de siempre y a continuación le oí decir: «¿es usted Miguel Genovés? «La pregunta me desconcertó. Respondí que no, que yo no era esa persona a la que él esperaba. Asintió algo desencantado. Lo cierto es que mí también me decepcionó no poder serle de más ayuda. El hombre del pelo blanco se despidió educadamente. Lo vi regresar al borde de la acera y siguió atento a los coches que circulaban frente a las Torres de Serranos. Estuve unos minutos observándole pero él ya me había olvidado. De repente aparecieron mis amigos y poco después estábamos saliendo de la ciudad. Pasamos la tarde en L’Albufera, rodeados por un paisaje perfecto. En otoño, las luces del lago imponen sus propias leyes. En medio de aquel estado de placidez, paseando y hablando con quienes estaban conmigo, no pude dejar de imaginar cosas acerca de aquel desconocido. El hombre que hizo que sintiera no haber sido la persona a la que esperaba.

El hombre que cayó sobre València

Usé aquel episodio para escribir uno de los ejercicios del taller de escritura al que asistí en Madrid durante años. En menos de cuatro folios logré atrapar la sensación de aquel breve encuentro. Fue como extirpar un cuerpo extraño y colocarlo ante mí para poder examinarlo. Una vez escribo sobre algo que me perturba, la obsesión se transforma, y pasa a ejercer una pulsión diferente sobre mí. Así fue también en esta ocasión. Poco después opté por cambiar al personaje del relato que está sentado al volante. El protagonista pasó a ser David Bowie. No logro recordar cuál fue el motivo, aunque estoy seguro de que se me ocurrió escuchando Low. El David Bowie que, con todo mi atrevimiento, situé como una figurita imaginaria en las Torres de Serranos, es mi bowie favorito. Es el David Bowie del periodo 1976, el ser saliente de la piel del personaje del Thin White Duke. Es también el artista a punto de marcharse a Berlín y grabar el disco que le permitiría sumergirse en terrenos musicales más abstractos, los del mencionado álbum Low. De este modo supe que lo que había creado era, más que un cuento corto, el fragmento de la novela que a continuación tenía que escribir. Me olvidé del presente y de la realidad. Situé la acción en 1976 y seguí escribiendo. El mundo imaginario que durante años he ido elaborando está a punto de emerger a la superficie. Dentro de poco dejará de ser mío y pertenecerá a cada lector que se acerque a él.

Velocidad de la vida

Al principio, en la novela sólo estaba David Bowie con su atuendo habitual de la etapa de 1976 –pelo entre rojo y rubio, delgadez extrema, vestido de hombre europeo, con sombrero Fedora- sumergido en esa València que le era ajena. Entonces -y de nuevo sigo san saber ni cuándo ni por qué-, me di cuenta de que había otra narración posible que podía discurrir junto a la anterior. Rescaté a unos adolescentes de un viejo relato, los situé en El Saler, y a partir de ellos fabulé con el que fue el verano de 1977, un episodio clave en mi vida. Inicialmente, ese otro relato y el de Bowie discurrían paralelos. En una primera versión llegó a haber una tercera historia. Finalmente, y después de dársela a leer a muchos amigos que aguantaron pacientemente mis neurosis creativas, la novela se quedó reposando en un disco duro. No había ninguna editorial interesada en sacarla. Era muy posible que lo que creía haber hecho y lo que finalmente hice no fuese en absoluto la misma cosa. La realidad de la crisis económica impuso sus prioridades y, por cansancio y por inercia, fui olvidándome del manuscrito.

Resurrección y muerte de David Bowie

El trauma de la inesperada muerte de Bowie en enero de 2016 me hizo volver al texto casi sin darme cuenta. Publiqué uno de los capítulos de la novela en CulturPlaza (tres años antes ese mismo capítulo había aparecido también en Verlanga), acompañando el obituario que escribí sobre el artista. A partir de ahí, revisé el texto. Le quité más de 150 páginas y eliminé la tercera historia, que lastraba lo demás. Crucé las otras dos y de nuevo comencé a reescribir. Considero que la literatura, en la mayoría de las ocasiones, es una venganza contra la realidad. En este caso ya lo era antes del 11 de enero de 2016, pero después de ese día, lo fue más aún. Seguí escribiendo y reescribiendo. Y llegó un momento en el que comenzaron a suceder pequeños acontecimientos, cosas que hacen que ficción y realidad se fundan. Una energía con sus propias leyes, como las luces de L’Albufera que cada tanto aparecen en la narración.

Cosas extrañas que suceden en El Saler

En enero de este mismo año, Roberta Marrero vino a València para formar parte de un coloquio sobre Bowie en el IVAM. Ese día pude darle una versión cerrada del texto. Empezó a leerlo en un hotel junto a las Torres de Serranos. Cuando la terminó en Madrid me escribió para contarme sus impresiones y reiterar su disposición para ilustrar la portada cuando llegara el momento. También destacó algunos aspectos del texto que yo no había visto y que tampoco diré aquí para no condicionar a posibles lectores. Sí diré, porque estoy convencido de que son cosas que seguramente pasarán inadvertidas para quien lo lea (este tipo de asuntos sólo suelen ser importantes para el que escribe), que de una manera espontánea, ciertos detalles de la historia se repiten dos veces como un reflejo. Quiero pensar que El Saler es un personaje más en la historia. Un espacio abierto del que los adolescentes que lo habitan durante el citado verano, no pueden salir. Pienso en los secretos de esta novela que durante tanto tiempo me ha pertenecido exclusivamente a mí. Pienso en David Bowie contemplando las gárgolas de La Lonja. Imagino que hablaré de todas estas cosas durante las próximas semanas. Pero hay un ciclo que concluye aquí. El otro día vi un poste metálico, cerca de la playa, temblando sin ninguna explicación aparente. Los próximos meses los pasaré dando vueltas alrededor de él mientras voy escribiendo en mi cuaderno.

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Entrevista a Claudio Romo en Revista PenúltiMa



CLAUDIO-ROMOc

Paco Inclán entrevista a Claudio Romo, autor de las ilustraciones de la novela La coronación de las plantas, de Diego S. Lombardi, en Revista PenúltiMa.

El ilustrador chileno Claudio Romo es el autor de la portada y las ilustraciones de interior que acompañan a la novela La coronación de las plantas de Diego Lombardi. Después de publicar en Chile, México e Italia, la obra de Romo llega por primera vez a España de la mano de la editorial Jekyll&Jill.

 

Tus ilustraciones en La coronación de las plantas pueden verse como una atractiva baraja de naipes. Nos introducen de manera muy gráfica en la desconcertante magia de la novela de Lombardi. ¿Cómo fue la conexión creativa con el texto? ¿Lo visualizaste rápido?

Fue muy rápido. Víctor Gomollón, el editor de Jekyll&Jill, me sugirió un estilo xilográfico y visualicé la serie a la manera del grabado popular decimonónico, con cortes duros de alto contraste, dibujo primitivo.

¿Podrías hablarnos de la lira popular chilena y la influencia en tu obra de aquellos grabados decimonónicos? Pienso que es interesante ubicar al lector español en la tradición del grabado y la xilografía en Chile.

La lira popular tuvo su desarrollo entre las últimas tres décadas del siglo XIX  y las dos primeras del siglo XX. Eran periódicos de tamaño de un pliego escritos por poetas populares e impresos en talleres tipográficos. Se colgaban en las plazas de los pueblos y las ciudades para comunicar los sucesos acaecidos en Chile y el mundo. Estaban escritos en octavas e ilustrados con xilografías y clichés tipográficos importados de Europa. A diferencia de los poetas, los xilógrafos eran anónimos, no existe registro de sus nombres; lo más seguro es que fueran obreros tipográficos que participaban en las ediciones y terminaban ilustrándolas como parte del servicio. Los temas eran variados: política, temas sociales, hechos sobrenaturales, eventos patrióticos  pero todos  con la particularidad de ser vistos desde la perspectiva del pueblo. En las colecciones que han sobrevivido se pueden apreciar hechos portentosos, como la aparición de un culebrón demoniaco que se comió a una niña o las señales del fin del mundo presagiadas por la aparición de poderosos cometas. También eran frecuentes las protestas en contra de las injusticias, como las matanzas obreras, la pena de muerte para los pobres o los abusos de las clases dominantes.

Cuéntanos cómo fue el proceso creativo de la ilustración de portada… esos pezones tirando leche azul celeste.

Víctor me sugirió una portada muy vegetal, semejante a un grimorio. Entonces pensé en un personaje, una personificación de las plantas, un Señor del Veneno, a la manera de una deidad pagana, indígena, que operara como un lugar de culto. Respecto a la leche celeste turquesa, la imagen la saqué de una litografía que dibujé hace años en México. Formaba parte de una serie de grabados llamada Láminas de anatomía apócrifa, una versión pagana de San Lorenzo personificado como luchador de lucha libre que expulsaba de sus pezones una leche negra mientras era asado por un fuego azul.

Un escritor argentino, un ilustrador chileno y un editor español dan como resultado un excelente libro transoceánico. ¿Cómo valoras tu primera participación como ilustrador en una editorial española?

En lo personal es un gran placer presentar mi trabajo por primera vez en España en una editorial como Jekyll&Jill. Comparto la mirada estética de sus ediciones, su visión del arte, la tipografía y el diseño del libro; la concepción del libro como un objeto cultural depositario de variados flujos de producción artística.

En tu libro El álbum de la flora imprudente (Lom, 2007) también trabajas un herbario que defines como «un bestiario vegetal, un catálogo de plantas ficticias». Podríamos hablar de casualidad, aunque Jekyll&Jill haya hecho de intermediario. Aunque se traten de dos herbarios con perspectivas diferentes, ¿ves alguna conexión entre ambas obras?

Es una bonita casualidad. Las descripciones botánicas de Diego fueron sugerentes, las imágenes fueron saliendo fácilmente. Sentí una conexión con su mirada a la naturaleza, una naturaleza psicoactiva, como un ser caleidoscópico, mutante y vinculado a mitos vernáculos.

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