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Incertidumbre

Incertidumbre de Paco Inclán en Lecturafilic


IncertidumbreAlejandro F. Orradre reseña Incertidumbre, de Paco Inclán, en Lecturafilic:
Título: Incertidumbre
Título original: Incertidumbre
Autor: Paco Inclán
Editorial: Jekyll & Jill
Número de páginas: 211
El autor de Tantas mentiras se sumerge de nuevo en escenarios para ahondar en las contradicciones de la condición humana, especialmente las suyas. Es así como sufre el conflicto norirlandés en sus carnes, se integra en un grupo de cruising de visita en Formentera, sale en atropellada búsqueda del brazo derecho de san Vicente Mártir, se cita con el ganador del concurso de letras para el himno de España o pone en riesgo su vida, amenazada por la ancestral generosidad que le brindan los habitantes de una isla del Pacífico. Situaciones que generan un estado de incertidumbre: ¿esto está pasando? Y si es así, ¿por qué demonios?
 
Sin rodeos: Incertidumbre es de los libros más raros que se han escrito en la literatura contemporánea española de los últimos veinte años. Tal cual. La sentencia puede parecer exagerada, una frase que iría en las fajas que adornan la portada de cualquier superventas. Pero resulta que es verdad, y lo mejor de todo es que por si fuera poco se trata de un libro extraordinariamente adictivo, divertido y hipnótico.
Paco Inclán nos regala en su segundo trabajo literario una hilarante sucesión de relatos que, narrados desde una vertiente periodística y escrita a forma de diario de viajes personal, nos meten de lleno en historias tan rocambolescas como sórdidas y que se pueden encontrar en las páginas de sucesos de cualquier periódico: son esas pequeñas tonterías a las que no les prestamos ninguna atención. En Incertidumbre se convierten en protagonistas, de ahí la genialidad de unas temáticas tan absurdas que mutan en morbosa curiosidad a medida que son explicadas. ¿Qué interés puede suscitar la historia que hay detrás del último intento por dar letra al himno español? ¿O el cruising en Formentera? ¿O eructar en África? Lo interesante de este ejercicio de «autoficción metaliteraria» -perdón por ese palabro-, es que logra en todo momento que no sepamos si lo que se narra es real o no; ante esa duda se produce en el lector una curiosidad que le empuja a seguir leyendo. Cuando quiere darse cuenta ya ha terminado.
Los textos siempre conservan la forma didáctica, pretendiendo enseñar de una forma erudita las vivencias -o no- del autor en sus periplos como periodista alrededor del mundo; viajamos a Islandia, Chile, Guinea Ecuatorial, Formentera… y siempre flota la sensación de que la locura es de muy difícil esquive, siempre acechando y poblando las mentes de los seres humanos. Asistimos a escenas que como si fueran sacadas de una película de García Berlanga nos recuerda la infinita variedad de historias que permanecen ocultas a nuestros ojos. Antropología surrealista.
A toro pasado -pues cuando estás inmerso en su lectura te atrapa por completo- se puede decir que es también un sano ejercicio de satírica periodística, sobre todo la segunda parte del libro, titulado Diario de campo de un proyecto de psicogeografía rural y que ya deja entrever el tono del texto, es una mirada cómica al mundo del arte y todo lo que la rodea: esa cutrez que se intenta enmascarar mediante discursos grandilocuentes e intentos de trascendencia artística. El tono de la narración es hilarante, pues el protagonista -de nuevo ese ejercicio de autoficción difusa- intenta por todos los medios magnificar un proyecto que termina por revelarse una extravagancia más, quizás incomprendida, del mundo del arte. Vivir en un contenedor, no entenderse con la gente del campo porque habla de un modo que ni siquiera en la ciudad se le entiende… la modernidad cutre.
En todos los relatos existe esa sencillez cutre, un halo de naturalidad con más defectos que virtudes, una desmitificación de los viajes alrededor del mundo, de lo exótico, de las aventuras. Inclán parece querer mostrarnos que como en nuestro barrio, en el bar de la esquina, en el supermercado… como en nuestros lugares comunes, a miles de kilómetros suceden las mismas cosas. No hay mística del viajero, ni épica del trotador de mundos: sólo las mismas miserias humanas, los mismos chascarrillos y temas mundanos que preocupan al de Murcia o al de Burkina Faso.
Incertidumbre se convierte por méritos propios en uno de los libros más interesantes e imprescindibles de esta década, y sin lugar a dudas merece que todos y todas os sumerjáis en sus páginas. Os convertiréis, como un servidor, en seguidores acérrimos de Paco Inclán al instante.