Primeras páginas del libro Por qué la literatura experimental amenaza con destruir la edición, a Jonathan Franzen y la vida tal y como la conocemos, de Ben Marcus, con unos pinitos en pedantería a cargo de Rubén Martín Giráldez, en revista PenúltiMa.
Este ensayo breve de Ben Marcus se publicó como respuesta a la modificación alarmante del término «elitismo» que elaboraba Jonathan Franzen en un artículo sobre William Gaddis titulado «Mr. Difficult». Donde Franzen ve soberbia estéril, Marcus ve una apuesta por burlar el automatismo: «Hay ciertos libros que requieren que seamos lectores, que nos piden que dediquemos un tiempo a frases de todo tipo, y que dan por sentada una avidez de nueva lengua que podría hacer que la noción de “esfuerzo” en la lectura deje de tener sentido.» Completa este discurso el artículo «He escrito un libro malo» aparecido en la revista McSweeney’s el mismo día que su novela Notable American Women, donde el autor hace un cuco acto de contrición por lo conceptuoso de su propuesta, o lo que podríamos denominar «excesos de escuela». Se incluye, emparedado entre los dos textos de Marcus, un intersuelto a cargo de Rubén Martín Giráldez que pretende contextualizar —sin vocación exhaustiva ni academicista— el caso español de la querella entre el fablar oscuro y los supuestos beneficios resultantes de borrar el estilo. Guiado, quizás, por propósitos más mezquinos de los que es capaz de disimular, el intersueltista introduce un calzo entre William H. Gass y Rafael Sánchez Ferlosio: «¿De dónde sale esta asunción nuestra de un Deber Gratuito, un Cometido Mágico confundido a veces con un oficio, la dedicación absoluta a lo irrepresentable?» En librerías el 5 de noviembre.