«Es curioso que el ambicioso profesor Victor Frankenstein considere bello el compuesto de cadáveres que tiene sobre la mesa. De pronto, en un momento insospechado, gracias a sus experimentos galvánicos (el eco de Prometeo está aquí: quien toma el fuego del Olimpo, por cierto, del carro de Helios, dios Sol; en el caso de Frankenstein tenemos un descenso fallido, una katábasis demoníaca, el descenso fallido del fuego de los hombres) cuando el monstruo cobra vida. Entre dos frases, de hecho. El milagro, el gran milagro, sucede en la cesura de la letra de su autora (siempre hay cesura entre lo yuxtapuesto). Sólo entonces, Frankenstein lo considera el engendro más repugnante de la creación. Ni un trozo de sol consigue alumbrar belleza si es tratado por los hombres.»
Álvaro Cortina Urdampilleta, escribe «Más allá del silencio de Ión», un amplio e interesantísimo artículo sobre su novela Deshielo y ascensión en el número 15/2014 de la revista La Torre del Virrey, Revista de estudios culturales.
(Pulse sobre las imágenes para ampliar)