«Curieses se mueve entre la poesía y la prosa, entre el aforismo y el ensayo –al estilo de una edición crítica, con notas a pie de página–, entre la ficción y la autobiografía; siempre en la frontera, nunca en el lugar común, de un campo creativo fecundo y mágico donde puede mezclar el matiz de un color con la rotundidad de ciertas palabras, la carnalidad del movimiento con la fijación de lo pensado. De esta manera, Hombre en azul, en su hibridación de estilos, géneros e, incluso, materias, se nos presenta como la exploración que el autor realiza para conseguir la transustanciación de su obra en vida –-a imagen y semejanza de lo que el propio Bacon quería hacer con sus pinturas–; ampliando su yo gracias a la posibilidad de transformarse, de travestirse, de ampliar su identidad, o de ser poseído por otro. Así, el nombre del autor del libro únicamente aparece en la portada, desaparece en su interior, o más que desaparecer se representa bajo la máscara de diferentes conciencias creativas: la del pintor maduro que recuerda, sueña, reflexiona y escribe, la del editor de los textos, la del entendido en Arte que escribe un prólogo, y la del traductor al castellano. Podríamos decir que Curieses interpreta todos esos papeles en esta obra, jugando no a confundir, sino a sorprender al lector e interesar desde la complejidad.»
Agustín Calvo Galán reseña el libro Hombre en azul, de Óscar Curieses, en la Revista de Literatura Quimera (julio-agosto, 2014).