Mario Aznar reseña La canción de NOF4 en Lector Salteado:
Fernando Oreste Nannetti pasó más de veinte años de su vida encerrado en el pabellón penitenciario del manicomio de Volterra, en Italia, donde escribió una obra extraña y fascinante sobre un muro de más de setenta metros de largo. Escribía o inscribía —pues el resultado está muy cerca del grafiti y es considerado muestra emblemática de Art Brut— con la hebilla metálica del chaleco o cinturón —según la versión— de su uniforme, realizando esforzadas hendiduras en la superficie poco cómplice de la pared.
Este es el material principal del que se alimenta la singular novela de Raúl Quinto, La canción de NOF4, editada este año por Jekyll & Jill con una fabulosa ilustración de cubierta, obra de Alejandra Acosta. Aunque fuera apócrifo, el material de partida es indudablemente bueno, hay que admitirlo, y la imagen que proyecta es de una potencia obnubilante. Por eso en estos casos el riesgo es exponencialmente mayor. ¿Cómo no desbaratar una historia ya de por sí subyugante y atractiva? Es un caramelo envenenado. Un caballo de Troya que el poeta Raúl Quinto se propone y logra capear con éxito aplastante.
Quinto ha abierto las puertas de la enorme trampa de madera, ha saludado al enemigo y lo ha sentado a su mesa. El resultado es una narración hipnótica con vocación fabulística, pulso de ensayo y raigambre poética. SEGUIR LEYENDO