El blog literario Ni un día sin libro reseña Incertidumbre, de Paco Inclán:
En uno de esos instantes únicos, luminosos, en los que llega a tus manos un libro como Incertidumbre, el mundo se detiene, y todos los libros anteriores – los que escriben la historia de nuestra relación con la literatura – dejan de tener sentido sin la suma de este.
Son esos instantes los que hacen que todo esto merezca la pena (leer, reseñar, descubrir). Hallar un libro como Incertidumbre me ha hecho querer recomendarle su lectura a todo aquel con el que me he cruzado desde que lo leí. Impulso natural cuando algo que has descubierto te entusiasma y que reconsideras tras una mínima reflexión: efectivamente, Incertidumbre no es un libro para cualquier lector. Incertidumbre te elige a ti.
¿Qué es Incertidumbre? Pues es un libro de viajes atípico, un recorrido personal del autor a lo largo del mundo buscando, explorando algunas de sus inquietudes vitales, crónica de reportajes dignos atemporales, lejanos a cualquier atisbo de actualidad. Es todo eso y mucho más. Para que os hagáis una idea, cada uno de los capítulos de Incertidumbre podría ser en reportaje digno de ser publicado en Panenka o Jot Down, con un toque disparatado, surrealista, ajeno a cualquier tipo de moda, cuyo interés reside paradójicamente en su en principio absoluta falta de interés.
Las historias de Incertidumbre llevan al autor a los puntos más dispares del planeta (y del ser humano) para: conocer el conflicto norirlandés de cerca a través de la experiencia de un partido de fútbol gaélico en un pub, explorar una suerte de encuentro a medio camino entre la literatura y el cruising en Formentera, vivir una experiencia surrealista en el Sahara con un eructo como protagonista, buscar en Islandia al escritor ¿vivo? más importante de la historia de la isla, entrevistarse con el ganador del concurso para ponerle letra al himno de España hace unos años y descubrir que hasta en las historias mínimas uno es capaz de encontrar la grandeza, o descubrir la azarosa vida de un español – una suerte de Coronel Kurtz – en Guinea Ecuatorial en un ejemplo que supone una patada en la entrepierna al choque intercultural entre pueblos.
En definitiva, pequeñas historias, gran literatura intergénero, pura magia.
Para terminar, el libro incluye un capítulo más amplio que los anteriores, Hacia una ppsicogeografía de lo rural, el testimonio escrito de un experimento sociocultural que el autor llevó a cabo en una aldea cercana a Vigo. Una deliciosa rareza única y difícil de describir en unas pocas líneas. Un regalo eque sirve de epílogo perfecto para este libro extraordinario.
Leyendo Incertidumbre he disfrutado como cuando comes con las manos tu comida favorita, relamiéndote los dedos, masticando con la boca abierta porque nadie te ve. He reído a carcajadas, ante la mirada sorprendida de mi compañera de cama, con la que he compartido en alto párrafos enteros de estas historias de la vida dignas de toda enciclopedia apócrifa que presuma de serlo.
Mención especial merece la edición de Jekyll&Jill. La editorial de nuevo marca distancias en el panorama editorial concibiendo cada libro como pieza única, obra artística que enriquece la experiencia lectora y puede enloquecer al enamorado del libro como objeto básico sin el que no se concibe esta adicción. Con Incertidumbre lo han bordado. Han creado un clásico en forma y fondo, una preciosidad cuya mejor explicación es verlo y tocarlo. Víctor, nunca dejes esto por favor.
Os advierto, ha nacido un clásico que no te debes perder.