5, de Sergio Chejfec, Libro de la Semana en el suplemento cultural Cuadernos de El Periódico Mediterráneo, por Eric Gras:
Chejfec explora y actualiza su propia memoria narrativa
«La literatura es tiempo», me dijo una vez Sergio Chejfec a raíz de una charla que mantuvimos con motivo de la publicación de su breve y exquisito ensayo ‘Últimas noticias de la escritura’ (Jekyll & Jill). Pocos autores actuales personifican a la perfección esa afirmación como el autor argentino. La literatura de Chejfec requiere su tiempo, para ser leída, valorada, experimentada… Su escritura precisa de una lectura pausada, de a pocos, para poder ver y saber valorar en su totalidad la maestría que reside en ella. Esto es algo que he podido comprobar a lo largo de los últimos años en varias de sus obras, y tras la entrevista que me concedió quedó patente, en mi caso, que su modo de entender la literatura tiene mucho que ver con armar una memoria o con llevar a cabo un ejercicio de actualización de una memoria, idea que vuelvo a encontrarme en ‘5’ (Cinco y nota), obra que aparece nuevamente en el sello zaragozano que dirige Víctor Gomollón.
Este libro, como podrá comprobar el lector que se acerque a él, contiene dos partes, diferenciadas pero que están íntimamente ligadas. Por un lado, y en primera instancia, nos encontramos con ‘Cinco’, compendio de breves relatos —o, mejor dicho, un relato entrecortado, fragmentado— en los que Chejfec nos presenta a un singular personaje que deambula por una ciudad desconocida para él y en la que se va encontrando con otros individuos un tanto extraños, configurando así una atmósfera chocante en la que se suceden acciones variopintas y, por qué no decirlo, irracionales.
Al parecer, este texto fue escrito por Chejfec hace años, y ahora añade otro texto, que titula ‘Notas’ y con el que pretende, en cierto modo, explicar el proceso de escritura de ‘Cinco’. Aquí juega un papel de vital importancia ese «talismán equívoco», como él lo denomina, su ya célebre cuaderno verde —protagonista de Últimas noticias de la escritura— en el que resalta el valor de la escritura manual, así como el poder, la nostalgia o el olvido de la palabra. Y es, precisamente aquí, en ‘Notas’, cuando volvemos a asombrarnos —al menos yo me asombré— de esa facilidad que el argentino tiene para crear una historia a partir del desarrollo mismo de esa misma historia. Dicho de otro modo, volvemos a esa idea de memoria o desmemoria, de reajuste de la memoria, de una interpretación de la memoria.
Chejfec recuerda con su particular estilo armonioso, con su enriquecido y depurado lenguaje, la estancia en una de esas típicas residencias de escritores a principios de la década de los 90. Como el propio autor remarca, siempre quiso reescribir la historia que cobró vida durante ese periodo —‘Cinco’—, pero en lugar de eso, optó por reflexionar sobre aquellos días, dando pie a una nueva narración mucho más compleja, más atractiva a mi parecer por la tensión que se genera en torno al recuerdo —en el prólogo ya nos dice que «no se puede saber si es verdad»—, el pensamiento y la dimensión propia de un libro que, con el tiempo, se ha transformado o mutado en un número conclusivo. Una vez más, Chejfec me cautiva.