Etiqueta: Santi Fernández Patón

NOLA de Antonio Jiménez Morato en El Diario

Santi Fernández Patón reseña NOLA, de Antonio Jiménez Morato, en El Diario:

Nola, de Antonio Jiménez Morato: escribir desde la Second Line

«Antonio Jiménez Mnolaorato ha construido de manera explícita su último libro (editado por Jekyll and Jill) como una buena jam de jazz: «[…] una línea melódica cambiante, que se va apoyando en los refuerzos que cada uno de los instrumentos traza en sus variaciones sobre el motivo, y permite así al solista liberarse en cada momento de la carga de la melodía principal» (p. 383). No podía ser de otro modo en un libro que lleva por título Nola, como popularmente se conoce a Nueva Orleans, ciudad que al autor visitó unos pocos días para, por distintos avatares, tiempo después acabar residiendo en ella durante algunos años.

Nueva Orleans es, por tanto, solo la excusa para poner a bailar la Second Line, toda esa gente que sigue a los músicos de la primera sección de los desfiles, que los sigue en segunda línea. Es ahí donde está la verdadera diversión, el ritmo, la cadencia propia de la ciudad. Es ahí donde se trazan esas variaciones sobre el motivo principal. Y es ahí en lo que Nola se convierte en la Second Line, en todos esos meandros que se bifurcan desde su corriente principal hasta formar un delta de veinticuatro capítulos y más de cuatrocientas páginas, un Misisipi donde el lector encontrará disquisiciones sobre la amistad, la literatura, la música, la arquitectura, la fotografía, el racismo, la violencia, la educación universitaria en Estados Unidos… Todo ello, como no puede ser de otro modo, en largos fraseos, o en bruscos cambios de ritmo, en solos intimistas o compases corales.»

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Santi Fernández Patón reseña La canción de NOF4

Santi Fernández Patón reseña La canción de NOF4, de Raúl Quinto, en Revista PenúltiMa:

La canción de NOF4, de Raúl Quinto, leída por Santi Fernández Patón

El libro que Raúl Quinto le ha dedicado a la figura y particular caso de Fernando Oreste Nannetti se ha convertido en uno de esos libros que ha ido conquistando a crítica y lectores poco a poco, mediante el boca a boca y la lectura reposada. O sea, solo por el modo en que se ha ido propagando la nueva de su existencia ya da a entender que es un buen libro. Santi Fernández Patón, uno de nuestros cómplices malagueños, se ha aproximado a este libro que no cesa de ampliar su comunidad de lectores que, a través de él, van descubrielacanciondenof4ndo la singularida
d de Nannetti y la metáfora sobre la escritura que subyace en su obra.
Si la locura es la herida por la que se desangra el discurso ordenado sobre el mundo, quizás la escritura se defina como esa otra hendidura, esa incisión, que araña una superficie ―hueso, piedra, arcilla, cera, arena― para dotarla de sentido. No hay delirio del todo inaprensible desde el momento en que las propias palabras constituyen un sistema pautado, un modo de expresión cuya gramática, vale, tal vez se nos escape a quienes no hemos dado el paso definitivo hacia el abismo. Locura y escritura, más allá de cualquier romanticismo, configuran así, en ocasiones, parte del poliedro de las conciencias desquiciadas. Quizás por ello narrar ese vórtice exija una voz acostumbrada a los meandros del lenguaje, una voz que no tema a la fuga, a la experimentación, a exprimir todas las posibilidades del idioma. Una voz, en definitiva, tallada en la forma poética. Raúl Quinto, poeta y narrador singular, cumple esos requisitos, de modo que ya podemos afirmar que La canción de NOF4 es un libro tan bello, además de exquisitamente editado por Jekill & Jill, como delicado en el trato a sus protagonistas.

NOF4 es una de las múltiples firmas que tuvo Fernando Oreste Nannetti (1927-1994), oficialmente un loco recluido hasta el año 1979 en un manicomio de la provincia de Pisa gracias a  la pervivencia de las leyes fascistas durante las primeras décadas de la democracia italiana. Su obra:  setenta metros de muro en el patio del manicomio escritos día tras día con la hebilla de su chaleco de «contención». Setenta metros de metáfora: el muro de su prisión sanitaria convertido en el lienzo donde grabar lo único que le liberaba, ese flujo de palabras, de incisiones. SEGUIR LEYENDO