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Fábula de Isidoro de Julio Fuerte Tarín

Julio Fontán Jr. reseña Fábula de Isidoro de Julio Fuertes Tarín



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Julio Fontán Jr. dedica una excelente reseña a Fábula de Isidoro, de Julio Fuertes Tarín, en Goodreads:

Fábula de Isidoro de Julio Fuerte Tarín
«Como un chamán, Julio Fuertes grita, danza y patalea alrededor de una hoguera contándote esta historia histérica, caótica y autoconsciente, cogiéndote a menudo del pelo gritándote, como si fuera el propio Isidoro, «¡¿Lo pillas?! ¡Escucha esto, joder, es importante!», y, mientras lo escuchas, hace aspavientos mostrándote el panorama. Te enseña las ruinas de la humanidad y te explica cómo la nueva humanidad se construye sobre esas mismas ruinas. Te enseña dónde has crecido para explicarte por qué morirás.
La fábula es totalmente autoconsciente, pero no metanarrativa, lo cual era difícil de evitar al depender tanto de que el lector entre en el juego de su falta de lógica interna (la cual constituye, a su manera, su propia lógica interna (planes dentro de planes dentro de planes)), porque la posibilidad de evidenciar una serie de reglas para que fueran asumidas desde un principio estaba ahi, pero Fuertes pasa del camino fácil.
Rodeado de esos personajes excesivos y maniacos, liderados por el maravilloso Isidoro, un Max Estrella mefistofélico (¿veis cómo aquí yo sí he tirado por el camino fácil?), el lector se engancha al cinturón de Wynston para vivir esa odisea enloquecida por las calles de ESPAÑA (las mayúsculas son necesarias: ESPAÑA es la fábula y la fábula es ESPAÑA), por donde todas las posibles agarraderas le son negadas. O entras o sales, pero no hagas tapón. Y es una gozada dejarse llevar por esos ríos mientras la fábula te señala con dedo acusador las ruedas de molino con las que comulgas a diario, mucho mas difíciles de digerir (y con más gluten) que las hostias que te da la misma novela. Te coge del pelo y te grita: «¡¿PERO TÚ SABES QUIÉN ES TU PADRE?!», pero nunca te lo dice. Porque tampoco tiene ninguna intención. A la fábula se viene a jugar. Y joder, amigo, qué juego.»