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«Del enebro» en librerías El Péndulo (México D.F.)


Foto: Jesús Quintero

Del enebro en la librería El Péndulo de sucursal Polanco (Alejandro Dumas, 81) de México D.F.

Del enebro, cuento de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado con los collages de Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción del texto original en Plattdeutsch por Jessica Aliaga Lavrijsen.

Del enebro Alejandra Acosta Hermanos Grimm

Del enebro, ilustrado por Alejandra Acosta, en la Feria de Librerías de Arcadia, Bogotá


El libro Del enebro uno de los protagonistas del vídeo sobre el Festival de Librerías de Arcadia, Bogotá.

Del enebro, cuento de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado con los collages de Alejandra Acosta y prologado Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción del texto original en Plattdeutsch por Jessica Aliaga Lavrijsen.

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Del enebro Alejandra Acosta Hermanos Grimm

«Del enebro», ilustrado por Alejandra Acosta, cuarta edición


 
Por petición de los lectores y libreros, esta semana entrará en las librerías la cuarta edición de Del enebro.
Del enebro, cuento de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado con los collages de Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción del texto original en Plattdeutsch por Jessica Aliaga Lavrijsen.
 

Del enebro, ilustrado por Alejandra Acosta, en Libros y Literatura


Del enebro Hermanos Grimm ilustrado por Alejandra Acosta

Del enebro de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado con collages de Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen (Jekyll & Jill, 2012). Reseña de El niño vampiro en el blog literario Libros y Literatura.

«Hace muchos, muchos años… Bueno, quizá no tantos… Hace algunos años, había un apuesto y valeroso joven al que le atraían mucho los cuentos folklóricos. Un día este joven conoció a una hermosa doncella venida de tierras germánicas. Los dos se enamoraron, y el chico decidió estudiar la lengua de su amada. Tras aprobar primero de alemán en la EOI, nuestro héroe, que era muy osado, entró en una tienda y, con gran donaire, le dijo al tendero: dadme ese libro tan gordo de los hermanos Grimm en alemán.

El cuento acababa así: tras un arriesgado viaje por el mundo de los Grimm, nuestro héroe descubría un par de cosas. Una, que con pasión, cierta facilidad para las lenguas, y la ayuda de su enamorada, bien pronto aprendió el vocabulario básico (bruja, lobo, pozo, castillo, rana, sangre, Virgen…) y fue capaz de entender la mayor parte de los cuentos. Y dos, que lo que se consideraban cuentos infantiles, en su versión original desbordaban crueldad a raudales. Por el contrario, la versión conocida en su reino había sufrido una operación de cirugía plástica que los había vuelto irreconocibles, y los había hecho aptos para el público… adulto. A menudo oímos decir que los cuentos tradicionales que conocen hoy nuestros hijos han sido edulcorados por generaciones de mojigatos (con Disney como máximo representante) con el fin de hacerlos más indicados para el público infantil. Así, por ejemplo, la Cenicienta de la pantalla perdió gran parte de su brutalidad original: ni las hermanastras se cortaban partes del pie para lograr ponerse el zapatito, ni los pájaros les arrancaban luego los ojos en castigo por su maldad. Achacamos esta edulcoración a la fiebre de lo políticamente correcto, e incluso auguramos prDel enebro Alejandra Acosta Hermanos Grimmoblemas psicológicos para las generaciones futuras, al someter a los niños de hoy a una sobreprotección, al tiempo que les privamos de las lecciones morales y el conocimiento de la vida que las versiones más genuinas y brutales de estos cuentos les aportaban. Por ello resulta muy interesante, como nos indica Francisco Ferrer Lerín en su interesante y original prólogo al libro que nos ocupa, constatar que la sociedad burguesa de la época de los hermanos Grimm ya se quejaba de la brutalidad de dichos cuentos, y cuestionaba su idoneidad para los niños. Los Grimm se defendían alegando que los cuentos no estaban dirigidos al público infantil, aunque sí suavizaron los aspectos sexuales más “inapropiados” de los relatos …seguir leyendo