Etiqueta: Antón Castro

Saturno

Saturno de Eduardo Halfon en Artes & Letras de Heraldo de Aragón



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Saturno, de Eduardo Halfon, en el suplemento cultural Artes & Letras de Heraldo de Aragón, página 9, artículo «Autores e instantes», de Antón Castro, junto a Juan Rulfo, García Márquez, Miguel Hernández…

EDUARDO HALFON
«»Sus cartas, padre, me llegaban un par de veces cada año. Yo estaba lejos en la universidad, pero usted estaba aún más lejos de mí. Al inicio,
ingenuo, yo abría el sobre con una emoción contenida». Así empieza el libro ‘Saturno’ del narrador Eduardo Halfon que acaba de publicar la zaragozana Jekyll  & Jill en una edición pequeña y primorosa de un texto intenso, que es un homenaje a la ‘Carta al padre’ de Franz Kafka. Es un libro revelador, de búsquedas, de lecturas, de sombras, de citas de escritores y de continuo desconcierto existencial. «Yo también, padre, pienso continuamente en el suicidio». En el libro, de apenas 60 páginas pequeñas, abunda el dramatismo, el desamparo y la vecindad de la muerte.»

Incertidumbre

Incertidumbre de Paco Inclán en Artes y Letras

Paco Inclán

Reseña-entrevista de Antón Castro con motivo de la publicación de Incertidumbre, de Paco Inclán, en el suplemento Artes y Letras de Heraldo de Aragón (26-1-2017).

«Jekyll & Jill publica un sorprendente y brillante libro de Paco Inclán

De cómo la verdad se vuelve ficción

Paco Inclán (Valencia, 1975) ya había dado muestra de su talento en ‘Tantas mentiras’, que publicó Jekyll & Jill. Era un libro abierto y miscelánea donde cabía casi todo: la travesía, el reportaje, la experimentación y diversos usos de la imaginación. Cuenta el autor que hacia 2002 o 2003 empezó un libro eminentemente periodístico que quería explorar diversos aspectos de la realidad. Dice Inclán «Una veces busco; otras, encuentro». Así ha surgido un volumen sorprendente que tiene mucho denarración de viaje y también de reportaje clásico, en el que la realidad supera a la fantasía. O la realidad resulta tan inverosímil que parece que Inclán esté fabulando.
Sucede casi todo el tiempo. Da igual el asunto que aborde y vaya donde vaya: en ‘Dar la cara por Irlanda’, la obcecación y el odio supera cualquier atisbo de sensatez y tanto el cronista como la joven Sarah pasan verdadero peligro en Irlanda. Inclán resuelve su relato con humor, amor y una efectividad casi novelesca y romántica.
Una de las piezas más logradas del libro es ‘Relecturas de Julio Verne. Formentera’. Inclán se ríe de si mismo durante su trabajo, es cualquier cosa menos un periodista infalible y arrogante, parece dispuesto a aceptar el no literalmente, el fracaso. Así por azar, se entera de que un grupo de homosexuales se citan ante una estatua de Julio Verne; a esa reunión un poco a ciegas se le llama ‘cruising’. Dice un paisano, ante la palabreja: «Yo de eso no entiendo. Hay varias zonas de esas en la isla, en verano se buscan entre ellos». Y a partir de allí Paco Inclán, que es el protagonista de casi todos los textos —o al menos, el coprotagonista, a la manera de Tom Wolfe, Gay Talesen de aquel Martin Girard, seudónimo de Gonzalo Suárez— inicia una curiosa pesquisa que adquiere, como sucede con otros textos, un carácter casi de ficción.
Si ‘El otro brazo de san Vicente’ podría aproximarse a las desaforadas vidas de santos, el autor busca los restos de su brazo derecho en Braga, ‘El tal Snorri (crónicas que no serán)’ es casi una ficción culta que recuerda a Snorri Sturluson, un personaje muy admirado por Jorge Luis Borges. Arranca así: «Paso mi último día en Islandia interesado en la figura de un tal Snorri, «el escritor irlandés más popular’»,y en su investigación se encontrará con un poeta gallego llamado Elías Portela. Nada menos.

Incertidumbre

Con todo, el texto más sorprendente, el más paradójico, es ‘El hombre que pudo ser Paulino Cubero’, el fascinante y dramático relato del poeta popular que escribió una letra para el himno español y pasó, poco después, a ser vapuleado, humillado y ofendido. Cuenta Inclán que ese reportaje lo hizo en 2015 y que le sorprendió Ia dignidad de Cubero. Un texto como este, que habla de la violencia gratuita, de la práctica arbitraria y del vértigo de pasar de la vida cotidiana a la gloria y de ahí a desplomarse hacia la nada en segundos, hace pensar en ‘Relato de un náufrago’ de García Márquez. «Me interesa la realidad y establezco un pacto con ella, pero a veces dejo que se incorpore la ficción. Lo que me interesa es lo que esta detrás, lo que apenas se ve, el destino de los antihéroes», declara el autor.
‘Incertidumbre’ incorpora su cuaderno de campo ‘Hacia una psicogeografía de lo rural; que nació de una beca del Centro de Arte Reina Sofia. Inclán vivió en Valladares (Vigo), en un contenedor, y cuenta cómo se percibía su presencia de andariego y vincula el espacio físico con la emoción y la actitud de la gente. El texto es de una gran sutileza y tiene, como todo el conjunto, humor, ingenio ironía, erudición y esa sencillez que también es humanidad, ternura y sabiduría.»

 

Entrevista de Antón Castro a Francisco Ferrer Lerín con motivo de la publicación del libro «Mansa chatarra»


Foto: Fran Ferrer

Una versión reducida aparece publicada en la página 54 de Heraldo de Aragón (22-05-14)

-Dices: “Ferrer Lerín cree que sueña”. ¿Sueñas o no sueñas?

Sueño mucho, quiero decir que recuerdo muchos sueños porque me despierto muchas veces durante la noche, y es sabido que lo que llamamos “sueños” no son más que la memoria de los mismos. En cuanto a si creo que sueño despierto, cada vez menos. Y en cuanto a si los sueños, la memoria de los sueños, es un sueño, es la vigilia o es la realidad desde la que ahora escribo, tengo dudas.

-¿Qué sucede en tus sueños y qué no te pasa nunca?

Sucede lo que sucede en la parte de la vida que no consideramos sueños; los sueños son la vida misma, con algunas pequeñas ventajas como el don de lenguas, la capacidad de volar braceando y la extrema velocidad en el cálculo aritmético.

-Si les tuvieras que poner adjetivos, ¿qué dirías? Son atroces, eróticos, mortales, inquietantes, líquidos…

Hay de todo, como en la vida misma, como ya he dicho antes. La atrocidad se ejemplifica en la búsqueda despiadada del coche aparcado ya no sé dónde en la ciudad extraña. El erotismo, mejor la sexualidad, aflora cuando se acumula demasiada esperma. ¿Mortales?; no sé en qué sentido va la pregunta, quizá si se trata de contabilizar muertes sí se podría hablar de sueños ampliamente mortíferos, ese placer por aligerar el planeta. Inquietantes, muchos mucho. Líquidos, ¿qué es esto?; desde luego nunca he soñado con el mar, ese medio extraño; me reconozco como terrestre, eso sí con agua limpia para beber y lavarme ya que soy abstemio y de esmerada higiene.

-¿Qué diferencia hay para ti, y en tus textos, entre sueño y ensoñación?

Los sueños ya los he definido. La ensoñación suena a arrobamiento, a embobamiento; por ahí no van mis tiros.

-¿Qué te ocurre con las palabras: qué te dan, qué les das, qué puedes hacer con ellas?

Las palabras son la razón por la cual sigo vivo, me refiero a vivo pensante. Con ellas intento construir mi universo y construir mis poemas, que no son otra cosa que la nueva colocación de las palabras, que la doma del lenguaje hasta sus últimas consecuencias.

-¿Qué es lo más bello y lo más terrible de un sueño?

Siempre el despertar, ya que permite recordarlo (la memoria del sueño que es el sueño) y al mismo conduce a perderlo.

-¿Qué lugar ocupan el amor, la voluptuosidad y el deseo en tus cuentos, oníricos o no?

Estamos hablando de Mansa chatarra un libro en el que la selección de los textos se hace siguiendo un criterio; que tengan como denominador común su carácter onírico. Dicho esto, el porcentaje de pasión amorosa será el mismo que el que aparece en mis sueños; va menguando con el paso de los años dando el relevo a otras pasiones menos apreciadas en la sección de Sociedad de la Hoja Diocesana.

-¿Es el sueño el lugar ideal para seducir a una cuñada, por ejemplo?

La seducción o el intento de seducción de una cuñada en sueños es una actividad que fue relativamente frecuente hace unos años y que me ha dado después, al trasladarla al papel, algunos quebraderos de cabeza ya que para mí quedaba claro qué cuñada era la de los sueños pero resulta que fueron varias las cuñadas (me di cuenta que no sólo contaban las cuñadas sino también las concuñadas) que creyeron reconocerse en los diversos lances.

-¿En qué se diferencia la espalda de una mujer casada de una soltera?

La espalda de una mujer (joven) casada es más sabia, flexible y risueña que la de una mujer (joven) soltera. Aunque esta aseveración tiene lugar en un relato escrito hace cincuenta años, cuando las espaldas marcaban el rumbo de las relaciones internacionales.

-Insistes varias veces en la mujer que amas. O la que aman algunos de tus personajes. ¿Qué debe tener, cómo debe ser, existe o es una quimera?

Los personajes no son tales sino que son simples apariencias del autor. O sea que soy yo siempre el que realiza estas declaraciones de principios. Serían cosas de la infancia y adolescencia, de cuando uno se enamoraba y olvidaba con suma facilidad; aquello tan cursi de amar el amor.

-Repites al menos dos veces: “Debí equivocarme a menudo”. ¿Es retórica o tienes esa sensación?

Así como en la pregunta anterior me olvidé de añadir que la formulación también podía ser meramente retórica, aquí el equivocarme a menudo es una constatación firme; nada de lo que me rodea es unívocamente cierto, en los sueños y fuera de ellos.

-¿Desde cuándo te inquietan o te apasionan los monstruos?

Quizá desde la infancia he tenido afición por estas simpáticas criaturas. Los libros sobre teratología humana de la biblioteca de mi abuelo Ivo contribuyeron sin duda a forjar esta tendencia. En la entomología, además, surgen formas poco acordes con nuestra manera convencional de tratar el canon de belleza; y yo amo los insectos.

-¿Cómo son, qué hacen, de dónde vienen? [Los tuyos, claro]

Los monstruos, por regla general, los llevamos en la sangre y si se me apura, en la cabeza. Claro, las personas atentas y educadas tenemos más posibilidades de descubrirlos y, si la curiosidad es mutua, podemos convivir con ellos abriendo líneas de negocio que nos lleven a la concupiscencia.

-¿Has conocido alguna vez cabras que atormentan a los mineros?

Pasé largas temporadas en Mequinenza. Allí conocí a un profesor de la universidad de Lovaina dedicado al amaestramiento de cabras hechiceras, útiles semovientes que ayudaban en la extracción del carbón emitiendo raros balidos que quebraban la roca; otra cosa es que esa actitud, más propia de las sirenas, engatusara a algunos obreros que dejaron hogar y faena huyendo con las cabras hacia comarcas catalanas.

-¿Cuál es la clave de tus cuentos o microrrelatos: el extrañamiento, el estupor, la facultad de saltar al más allá, la inclinación a “despertar en cama extraña”?

Descubrir la clave es labor de exegetas. Yo puedo decir que el modelo de mis textos en prosa más recientes es el que sintetiza mi escritura: carencia de aditivos, brevedad, ritmo nervioso. Que se sustente en el mundo de los sueños permite, desde luego, dar esos saltos y sorprenderme a mí mismo con ellos.

-¿Cómo conviven la realidad y la ficción, la erudición y la cotidianidad, el amor y el horror? ¿Usas una fórmula secreta?
Tiendo últimamente a no dar nombres, a no acudir a las citas pero es inevitable reconocer que Jorge Luis Borges ha sido el mejor en esos campos. Nadie como él ha mezclado erudición con ficción de modo que no sólo no resultara excesivo sino que resultara necesario. Mi fórmula la desconozco; como tantas cosas, brota al ponerme a escribir, no necesitando para arrancar más que una leve historia soñada u oída en el tranvía, incluso a veces vale un palabra aislada pronunciada fuera de contexto por algún devoto.

-¿Tienes la sensación de que el escritor oculto Ferrer Lerín ya no existe?

No sé qué quiere decir exactamente “escritor oculto”; ¿el que no publica, el que publica poco y mal, el que publica pero no participa de la liturgia literaria? En los dos primeros apartados ya no consto, en el tercero consto a medias.

-¿En qué sigues siendo transgresor?
Antes ya he comentado cómo creo que ha de producirse el hecho poético; mediante la ilación forzada de palabras y sintagmas, mediante la obtención de resultados sorprendentes surgidos de la experimentación en el laboratorio lingüístico; no sé si todo ello es un trabajo transgresor, lo que sí sé es que sus frutos son bastante diferentes a los que se obtienen con los métodos de toda la vida.

-Kafka, Tomeo, Borges, Perucho, Perec, Cristóbal Serra. ¿Te sientes cercano a alguno?

Borges, ante todo; después Kafka.

-¿Tienes la sensación de que este es un libro nuevo, con su propio empaque y personalidad, o un libro de retazos, una antología?
Es un libro nuevo no sólo por el enfoque que le ha dado el profesor de la universidad de Valencia José Luis Falcó al seleccionar textos de marcado carácter onírico, no diferenciando, además, lo que tradicionalmente se conoce como prosa y verso, sino que muchos de los textos éditos recogidos actúan de hecho como inéditos, dado el tiempo transcurrido desde que fueron publicados, en ediciones hoy inencontrables.

-¿Crees que tus libros pueden leerse en clave contemporánea, que sirven para explicar la crisis, los problemas de identidad, el desconcierto existencial?
No creo. Contemporáneos está claro que sí son. Ahora si alguien busca resolver esos trillados dilemas hará bien en buscar otro tipo de géneros literarios como los manuales de autoestima y las tertulias televisivas.

-Última cuestión: ¿cómo te llevas con los géneros, dónde te sientes más cómodo: prosa poética, poema en prosa, microcuento, relato clásico, poema…?
Me siento cómodo escribiendo poemas paleográficos de señalado aspecto experimental y, desde que comencé a utilizar mi blog como mesa de operaciones (2019), me siento cómodo redactando informes y sentidas historias, oníricas o no, de breve extensión y bonita sintaxis.

Entrevista de Antón Castro a Francisco Ferrer Lerín con motivo de la publicación del libro «Mansa chatarra»


Foto: Fran Ferrer

Una versión reducida aparece publicada en la página 54 de Heraldo de Aragón (22-05-14)

-Dices: “Ferrer Lerín cree que sueña”. ¿Sueñas o no sueñas?

Sueño mucho, quiero decir que recuerdo muchos sueños porque me despierto muchas veces durante la noche, y es sabido que lo que llamamos “sueños” no son más que la memoria de los mismos. En cuanto a si creo que sueño despierto, cada vez menos. Y en cuanto a si los sueños, la memoria de los sueños, es un sueño, es la vigilia o es la realidad desde la que ahora escribo, tengo dudas.

-¿Qué sucede en tus sueños y qué no te pasa nunca?

Sucede lo que sucede en la parte de la vida que no consideramos sueños; los sueños son la vida misma, con algunas pequeñas ventajas como el don de lenguas, la capacidad de volar braceando y la extrema velocidad en el cálculo aritmético.

-Si les tuvieras que poner adjetivos, ¿qué dirías? Son atroces, eróticos, mortales, inquietantes, líquidos…

Hay de todo, como en la vida misma, como ya he dicho antes. La atrocidad se ejemplifica en la búsqueda despiadada del coche aparcado ya no sé dónde en la ciudad extraña. El erotismo, mejor la sexualidad, aflora cuando se acumula demasiada esperma. ¿Mortales?; no sé en qué sentido va la pregunta, quizá si se trata de contabilizar muertes sí se podría hablar de sueños ampliamente mortíferos, ese placer por aligerar el planeta. Inquietantes, muchos mucho. Líquidos, ¿qué es esto?; desde luego nunca he soñado con el mar, ese medio extraño; me reconozco como terrestre, eso sí con agua limpia para beber y lavarme ya que soy abstemio y de esmerada higiene.

-¿Qué diferencia hay para ti, y en tus textos, entre sueño y ensoñación?

Los sueños ya los he definido. La ensoñación suena a arrobamiento, a embobamiento; por ahí no van mis tiros.

-¿Qué te ocurre con las palabras: qué te dan, qué les das, qué puedes hacer con ellas?

Las palabras son la razón por la cual sigo vivo, me refiero a vivo pensante. Con ellas intento construir mi universo y construir mis poemas, que no son otra cosa que la nueva colocación de las palabras, que la doma del lenguaje hasta sus últimas consecuencias.

-¿Qué es lo más bello y lo más terrible de un sueño?

Siempre el despertar, ya que permite recordarlo (la memoria del sueño que es el sueño) y al mismo conduce a perderlo.

-¿Qué lugar ocupan el amor, la voluptuosidad y el deseo en tus cuentos, oníricos o no?

Estamos hablando de Mansa chatarra un libro en el que la selección de los textos se hace siguiendo un criterio; que tengan como denominador común su carácter onírico. Dicho esto, el porcentaje de pasión amorosa será el mismo que el que aparece en mis sueños; va menguando con el paso de los años dando el relevo a otras pasiones menos apreciadas en la sección de Sociedad de la Hoja Diocesana.

-¿Es el sueño el lugar ideal para seducir a una cuñada, por ejemplo?

La seducción o el intento de seducción de una cuñada en sueños es una actividad que fue relativamente frecuente hace unos años y que me ha dado después, al trasladarla al papel, algunos quebraderos de cabeza ya que para mí quedaba claro qué cuñada era la de los sueños pero resulta que fueron varias las cuñadas (me di cuenta que no sólo contaban las cuñadas sino también las concuñadas) que creyeron reconocerse en los diversos lances.

-¿En qué se diferencia la espalda de una mujer casada de una soltera?

La espalda de una mujer (joven) casada es más sabia, flexible y risueña que la de una mujer (joven) soltera. Aunque esta aseveración tiene lugar en un relato escrito hace cincuenta años, cuando las espaldas marcaban el rumbo de las relaciones internacionales.

-Insistes varias veces en la mujer que amas. O la que aman algunos de tus personajes. ¿Qué debe tener, cómo debe ser, existe o es una quimera?

Los personajes no son tales sino que son simples apariencias del autor. O sea que soy yo siempre el que realiza estas declaraciones de principios. Serían cosas de la infancia y adolescencia, de cuando uno se enamoraba y olvidaba con suma facilidad; aquello tan cursi de amar el amor.

-Repites al menos dos veces: “Debí equivocarme a menudo”. ¿Es retórica o tienes esa sensación?

Así como en la pregunta anterior me olvidé de añadir que la formulación también podía ser meramente retórica, aquí el equivocarme a menudo es una constatación firme; nada de lo que me rodea es unívocamente cierto, en los sueños y fuera de ellos.

-¿Desde cuándo te inquietan o te apasionan los monstruos?

Quizá desde la infancia he tenido afición por estas simpáticas criaturas. Los libros sobre teratología humana de la biblioteca de mi abuelo Ivo contribuyeron sin duda a forjar esta tendencia. En la entomología, además, surgen formas poco acordes con nuestra manera convencional de tratar el canon de belleza; y yo amo los insectos.

-¿Cómo son, qué hacen, de dónde vienen? [Los tuyos, claro]

Los monstruos, por regla general, los llevamos en la sangre y si se me apura, en la cabeza. Claro, las personas atentas y educadas tenemos más posibilidades de descubrirlos y, si la curiosidad es mutua, podemos convivir con ellos abriendo líneas de negocio que nos lleven a la concupiscencia.

-¿Has conocido alguna vez cabras que atormentan a los mineros?

Pasé largas temporadas en Mequinenza. Allí conocí a un profesor de la universidad de Lovaina dedicado al amaestramiento de cabras hechiceras, útiles semovientes que ayudaban en la extracción del carbón emitiendo raros balidos que quebraban la roca; otra cosa es que esa actitud, más propia de las sirenas, engatusara a algunos obreros que dejaron hogar y faena huyendo con las cabras hacia comarcas catalanas.

-¿Cuál es la clave de tus cuentos o microrrelatos: el extrañamiento, el estupor, la facultad de saltar al más allá, la inclinación a “despertar en cama extraña”?

Descubrir la clave es labor de exegetas. Yo puedo decir que el modelo de mis textos en prosa más recientes es el que sintetiza mi escritura: carencia de aditivos, brevedad, ritmo nervioso. Que se sustente en el mundo de los sueños permite, desde luego, dar esos saltos y sorprenderme a mí mismo con ellos.

-¿Cómo conviven la realidad y la ficción, la erudición y la cotidianidad, el amor y el horror? ¿Usas una fórmula secreta?
Tiendo últimamente a no dar nombres, a no acudir a las citas pero es inevitable reconocer que Jorge Luis Borges ha sido el mejor en esos campos. Nadie como él ha mezclado erudición con ficción de modo que no sólo no resultara excesivo sino que resultara necesario. Mi fórmula la desconozco; como tantas cosas, brota al ponerme a escribir, no necesitando para arrancar más que una leve historia soñada u oída en el tranvía, incluso a veces vale un palabra aislada pronunciada fuera de contexto por algún devoto.

-¿Tienes la sensación de que el escritor oculto Ferrer Lerín ya no existe?

No sé qué quiere decir exactamente “escritor oculto”; ¿el que no publica, el que publica poco y mal, el que publica pero no participa de la liturgia literaria? En los dos primeros apartados ya no consto, en el tercero consto a medias.

-¿En qué sigues siendo transgresor?
Antes ya he comentado cómo creo que ha de producirse el hecho poético; mediante la ilación forzada de palabras y sintagmas, mediante la obtención de resultados sorprendentes surgidos de la experimentación en el laboratorio lingüístico; no sé si todo ello es un trabajo transgresor, lo que sí sé es que sus frutos son bastante diferentes a los que se obtienen con los métodos de toda la vida.

-Kafka, Tomeo, Borges, Perucho, Perec, Cristóbal Serra. ¿Te sientes cercano a alguno?

Borges, ante todo; después Kafka.

-¿Tienes la sensación de que este es un libro nuevo, con su propio empaque y personalidad, o un libro de retazos, una antología?
Es un libro nuevo no sólo por el enfoque que le ha dado el profesor de la universidad de Valencia José Luis Falcó al seleccionar textos de marcado carácter onírico, no diferenciando, además, lo que tradicionalmente se conoce como prosa y verso, sino que muchos de los textos éditos recogidos actúan de hecho como inéditos, dado el tiempo transcurrido desde que fueron publicados, en ediciones hoy inencontrables.

-¿Crees que tus libros pueden leerse en clave contemporánea, que sirven para explicar la crisis, los problemas de identidad, el desconcierto existencial?
No creo. Contemporáneos está claro que sí son. Ahora si alguien busca resolver esos trillados dilemas hará bien en buscar otro tipo de géneros literarios como los manuales de autoestima y las tertulias televisivas.

-Última cuestión: ¿cómo te llevas con los géneros, dónde te sientes más cómodo: prosa poética, poema en prosa, microcuento, relato clásico, poema…?
Me siento cómodo escribiendo poemas paleográficos de señalado aspecto experimental y, desde que comencé a utilizar mi blog como mesa de operaciones (2019), me siento cómodo redactando informes y sentidas historias, oníricas o no, de breve extensión y bonita sintaxis.

Álvaro Cortina Urdampilleta y su novela «Deshielo y Ascensión» en Artes y Letras de Heraldo de Aragón (19-12-2013)



Antón Castro entrevista al escritor Álvaro Cortina Urdampilleta con motivo de la publicación de su novela Deshielo y Ascensión (Jekyll & Jill, 2013) en el suplemento cultural Artes & Letras del diario Heraldo de Aragón.

Álvaro Cortina Urdampilleta y su novela «Deshielo y Ascensión» en Artes y Letras de Heraldo de Aragón (19-12-2013)



Antón Castro entrevista al escritor Álvaro Cortina Urdampilleta con motivo de la publicación de su novela Deshielo y Ascensión (Jekyll & Jill, 2013) en el suplemento cultural Artes & Letras del diario Heraldo de Aragón.

Entrevista a Jekyll & Jill en Artes & Letras de Heraldo de Aragón (9-5-2013)


Antón Castro nos entrevista en Artes & Letras, el suplemento cultural de Heraldo de Aragón, con motivo del Premio al Libro Mejor Editado en Aragón 2012, Del enebro.

Del enebro de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado por Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen (Jekyll & Jill, 2012). 

Entrevista a Jekyll & Jill en Artes & Letras de Heraldo de Aragón (9-5-2013)


Antón Castro nos entrevista en Artes & Letras, el suplemento cultural de Heraldo de Aragón, con motivo del Premio al Libro Mejor Editado en Aragón 2012, Del enebro.

Del enebro de Jacob Ludwig y Wilhelm Karl Grimm, ilustrado por Alejandra Acosta y prologado por Francisco Ferrer Lerín. Edición bilingüe. Traducción de Jessica Aliaga Lavrijsen (Jekyll & Jill, 2012). 

Entrevista a Rubén Martín Giráldez en el suplemento Artes y Letras de Heraldo de Aragón (28-2-2013)


Entrevista a Rubén Martín Giráldez con motivo de la publicación de la novela Menos Joven (Jekyll & Jill, 2012) en el suplemento «Artes & Letras» del diario Heraldo de Aragón, por Antón Castro.

Pueden leer la entrevista ampliada AQUÍ, en el blog de Antón Castro.