Los hombres de Rusia de Reinaldo Laddaga en Letras en vena



Rubén Olivares reseña Los hombres de Rusia, de Reinaldo Laddaga, en Letras en vena:

Tendemos a pensar que los fenómenos políticos, la emergencia de nuevas ideas y los movimientos reaccionarios que creíamos olvidados y amenazan con socavar la estructura de los cimientos de nuestra sociedad tienen un origen en los problemas del ahora, en el coro de voces apocalípticas que nos anuncian la caída de nuestra sociedad, al tiempo que nos ofrece la salvación eterna si les damos el poder, sin ser capaz de ver que estas voces nos han acompañado desde el origen de la historia y que van cambiando sus disfraces a medida que la sociedad evoluciona.

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Por fortuna, en toda época acaban surgiendo voces contrarias a este coro reaccionario que nos advierten sobre los cantos de sirenas de estos corifeos mesiánicos. Obras como “Los hombres de Rusia” surgen como una radiografía del mundo actual que nos advierten sobre las carencias del mismo, gobernado por bufones henchidos de hiperliderazgo, megalomanía y egolatría que identifican su discurso y su persona con el de la nación y el pueblo que gobiernan, lanzando discursos de trazo grueso plagado de astracanadas que buscan reafirmar su poder. La alegoría de Laddaga nos hace reflexionar sobre el hecho de si el mundo no será un teatro en el que estos líderes realizan su representación y son juzgados por el público como aptos o no aptos para su ascenso al poder, donde la comedia se convierte en tragedia cuando estos imponen su programa ideológico. Para entender como estos personajes llegan al poder nos basta con seguir la trayectoria de aquellos aspirantes que no llegan a alzarse con el poder, aquellos desquiciados, tristes marionetas que componen los personajes de este libro.

Haciendo uso de la documentación-ficción, Laddaga nos presenta el libro como el resultado de una traducción del inglés de un documento verídico que, casualmente, halló indagando en los foros de ultraderecha de Internet que alimentaron la base de apoyo de Trump durante su campaña electoral. En dicho texto, convertido en libro, su autor original – un adolescente del cual desconocemos su nombre, pero podemos adivinar su edad aproximada al saber que nació durante la década de los noventa – nos narra cómo cambió su vida tras la irrupción de un estrafalario grupo de guerrilleros de ultraderecha, adictos a la metanfetamina y otras drogas alucinógenas que trafican con inmigrantes, mujeres y drogas para financiar su organización, en el zoológico inundado que sus padres gestionan en el estado de Florida. El origen de este inquietante grupo se esconde tras la figura de un enigmático líder, que se ha aupado hasta el poder gracias al apoyo de sus lugartenientes, el Encargado, el Amigo y el Candidato. La misión de este extraño grupo, con ínfulas mesiánicas, es tratar de reinstalar un ficticio orden mundial que nunca existió que se fundamenta en una ideología de extrema derecha sustentada en las proclamas utópicas de D’Annunzio, la teoría de la tierra hueca de Cyrus Teed, la exaltación de la virilidad guerrera de los vikingos y una estrafalaria reinterpretación de la obra de Michael Crichton (autor de bestsellers como Parque Jurásico, Esfera, Congo o La amenaza Andrómeda, entre otros libros).

Lo mejor del libro es, en sí, el estilo narrativo de Laddaga, convulso, disruptivo y explosivo. El libro es el resultado de mezclar la escritura de un diario íntimo con la biografía y el saber enciclopédico del supuesto traductor. Que Laddaga es un escritor con muchos libros leídos detrás se nota en el inicio de la obra, un homenaje al inicio de Pedro Páramo, que acaba adentrándose en un relato de confrontación entre el pasado mitificado en el que se sustenta la extrema derecha y el amargo presente. El grupo o secta de Laddaga busca recrear el pasado de los antiguos Rus, llegando a recrear una ceremonia de sacrificio en honor de los líderes caídos, revestida con una macabra belleza y robustez de la que sus seguidores carecen y que acaban convirtiéndose en una horrible parodia. El siglo XXI no parece ser el escenario adecuado para estas empresas, y el hombre blanco, mitificado como el dirigente del resto de pueblos, no parece estar, hoy en día, a la altura de estas empresas.

Laddaga nos deja como mensaje final de su obra que el supremacismo que impera entre los líderes conservadores de nuestro día, está lleno de horrores que beben sus fuentes en el pasado, y que la verdadera cara del poder siempre está manchada por un oscuro centro que todo lo absorbe y que trata de acaparar para sí todo el poder.

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