Lejos de todo de Rafa Cervera en Revista Shangay con Roberta Marrero



Agustín Gómez Cascales entrevista a Rafa Cervera y a Roberta Marrero con motivo de la publicación de la novela Lejos de todo en la revista Shangay:

Rafa Cervera y Roberta Marrero, unidxs por Bowie


Fotos: Miguel Ángel Fernández

 

Rafa Cervera es uno de los grandes periodistas musicales de nuestro país, experto en contar historias que tienen que ver con la realidad de muchos artistas –sirva como ejemplo su libro Alaska y otras historias de la movida. Con Lejos de todo, su primera novela se revela como un gran fabulador, y con la manera en que fusiona realidad y ficción atrapará tanto a quienes conocen su trabajo como a quienes se dejen atrapar vírgenes por su propuesta. En ella, Cervera cuenta dos historias paralelas que se entrecruzan: una la protagonizan adolescentes en pleno proceso de dejar atrás la inocencia en la Albufera valenciana; la otra refleja un momento clave en la trayectoria de David Bowie, que arranca, de modo misterioso, en Valencia. Es una novela breve, con un aire melancólico y sugerente, en que Cervera demuestra que, con una enorme economía de recursos expresivos, se puede contar mucho. Es además una muestra de la devoción por uno de sus grandes iconos, y también una carta de amor a su pasado teen. Aunque nunca tienes del todo claro qué es real y qué no en lo que cuenta.

La crisis de los 40 de Rafa supuso el punto de partida de esta novela, la primera que ha escrito, “que empezó siendo un cuento y se fue haciendo largo”. Pero no es una novela esencialmente autobiográfica como cabría imaginar, dado que una de las historias que cuenta es la de un adolescente que se enfrenta a ciertos ritos de iniciación sexual y emocional. Uno, de primeras, piensa, que es Rafa contando su historia, pero no. “Hay detalles autobiográficos, pero son como agua subterránea”, apunta. Y no están donde uno iría a buscarlos, sino en la otra historia que vertebra Lejos de todo, protagonizada nada menos que por David Bowie, y en Valencia, ni menos ni más. “Se me ocurrió durante una crisis existencial, y decidí transferirle a Bowie mis angustias (la necesidad de buscar soluciones, de intentar averiguar quién eres y qué haces aquí), que coinciden en cierto modo con las que tenía él en el año 76”, que es donde ha situado la acción.


«LA NOVELA SE ME OCURRIÓ DURANTE UNA CRISIS EXISTENCIAL, Y DECIDÍ TRANSFERIRLE AL PERSONAJE DE BOWIE MIS ANGUSTIAS» (RAFA CERVERA)


Lo que Bowie ha unido, que no lo separe nadie. De ahí que tenga todo el sentido que sean dos los protagonistas de este reportaje. Cervera y la artista Roberta Marrero, autora del reciente libro El bebé verde –en que relata cómo ha vivido su transexualidad desde pequeña–, son amigos desde hace años, y comparten la pasión por el desaparecido icono. Rafa la conoció cuando ella llegó a Madrid a principios de los 00. “Me encantaban sus discos y sus vídeos, como me sucede con su obra plástica. Qué bien poder ser amigo de alguien con tanto talento”. Tuvo claro, incluso antes de proponérselo, que Roberta tenía que ilustrar la portada (“antes de acabarlo, o incluso de tener editorial, ya pensaba que la portada sería perfecta si la hacía Roberta”).

En un viaje que hizo Roberta Marrero a Valencia –precisamente a participar en una charla sobre Bowie–, su amigo Rafa le dio el manuscrito de la novela para que la leyera. Y le atrapó: “Me gustó que, con imposible que es lo que cuenta, lo de imaginarse a Bowie en Valencia, Rafa logra que resulte supercreíble y que fluya con naturalidad. También me gustó ese tono melancólico relacionado con la adolescencia, que tiene que ver con ese deseo de estar en otro sitio o ser otra persona. Y es que en ese sentido los creadores siempre estamos haciendo un autorretrato, al hablar no solo de las cosas que nos han pasado, también de las que nos gustaría que nos pasaran”. Inspirarse en Bowie no era algo nuevo para ella. “Le he usado hasta la saciedad en mi trabajo, me fascina su imagen. Y nunca lo he hecho por dibujarle, sino para hablar de otras cosas; incluso, siendo muy atrevida, me he hecho autorretratos como David Bowie, porque me gusta utilizar a personas que admiro como máscara”.


«SI ME LLAMARAN PARA ILUSTRAR LA PORTADA DE UNA BIOGRAFÍA DE RAJOY, DIRÍA QUE NO… HOMBRE, ¡SALVO QUE FUESE PARA PONERLE A CAER DE UN BURRO!» (ROBERTA MARRERO)


Hasta aquí, todo idílico, porque ambos muestran su admiración por el trabajo de su amigx en esta novela. Pero ¿qué hubiese sucedido si a Roberta, que fue de las primeras en leerla, no le hubiese gustado? ¿O si a Rafa no le hubiese convencido la ilustración de Roberta para la portada? Con ambos cara a cara, era el momento perfecto de plantear la hipótesis, una de esas que puede dar al traste con una amistad si no existe la suficiente confianza entre dos personas. Roberta se arranca diciendo: “Yo soy superrespetuosa con el trabajo de los demás. Y si la novela no me hubiese gustado, jamás se lo habría dicho”, confiesa. “No me vería con la autoridad moral de decirle eso a nadie. Pero la novela me gustó; normalmente, mis amigos hacen cosas que me interesan”.

A la hora de trabajar en la portada, Marrero se lo tomó como lo que es: un encargo. “Tenía claro que mi trabajo iba a estar sujeto a su criterio”. También tenía claro que iba a hacerlo porque, sí, le gustó la novela, y afirma que solo se implica en proyectos que le interesen. “Si me llamaran para hacer la portada de una biografía de Rajoy, diría que no… Hombre, ¡salvo que fuese para ponerle a caer de un burro!”. A Rafa le encantó la propuesta de portada que le envió Roberta, estaba muy tranquilo en ese sentido. Le preocupaba más la opinión de Roberta sobre la novela, porque además sabía que si no le gustaba, lo podría intuir. “Es prudente y diplomática… pero hasta cierto punto”, y ambos se echan a reír. “Su respuesta entusiasta me dejó tranquilo, porque era de las personas a las que quería que le gustara”. Final feliz pues.

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